Motomel es una fábrica de motos que queda en La Emilia, cerca de San Nicolás.
La empresa viene apretando a los trabajadores cada vez más. Para el día del metalúrgico, aprovechando el feriado, inició junto con la policía una requisa de cofres que duró una semana, argumentando que había que reorganizar los cofres de los obreros. La realidad era que estaban revisando los casilleros con la excusa de robo de piezas para meternos miedo. ¡Desde la dictadura que no se veía esto!
La cosa sigue: en la fábrica se empezó a discutir aumento de salario, ya que ganamos menos de $1000 por mes. Se realizó una primer asamblea donde se acordó seguir adelante con el reclamo, parando la fábrica si la patronal se niega y, en caso de que haya despidos, defenderlos con el paro. Frente a esta decisión bajó la burocracia de la UOM y armó una nueva asamblea donde nos bajaron la caña de una. Plantearon que no es el momento de pedir aumento (...) y amenazaron con que si hacemos un conflicto, la empresa levanta campamento y se va. “Muchachos no pidan nada y agachen la cabeza hasta fin de año”, dijo el burócrata. Algunos piensan que es mentira, pero muchos se fueron a sus casas bajoneados. Ahora, por si fuera poco, hay rumores de despidos masivos.
Luego de tener que blanquear a los que estaban en negro, la empresa quiere retomar la ofensiva. Pero a la empresa le va bien: fábrica unas 400 motos por día y exporta a Latinoamérica. Lo único que le molesta es que los trabajadores no nos quedamos callados frente a las presiones de la patronal para aumentar la producción. ¡Entre todos tenemos la fuerza para parar estas amenazas! ¡Basta de persecución!