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Universidad

Crisis política en la Universidad de Buenos Aires

Algo más que la elección de un rector

20 de abril 2006

El martes 18, por tercera vez, fracasó la sesión de la “Asamblea Universitaria” de la UBA. Contra lo que puede sugerir el sentido común de todo trabajador o estudiante que fue parte de una asamblea democrática, en esta “asamblea” rigen criterios oligárquicos, que “coronan” a una pequeña casta de profesores que maneja a voluntad el poder (y el dinero) de la universidad más importante del país. Antes de meternos en esta cuestión haremos una mención: recientemente los estudiantes y los trabajadores de Francia asestaron una derrota al gobierno de Chirac-De Villepin al tirar abajo el Contrato Primer Empleo, que pretendía precarizar el trabajo juvenil. El rector de la Universidad de la Sorbone, se refirió al movimiento de los millones de estudiantes y trabajadores movilizados como “vagos” y “arqueomarxistas”. Mucho tenemos que aprender nosotros de los jóvenes franceses. “Nuestros” profesores, evidentemente, ya tienen en común con este pequeño rector la defensa de mezquinos intereses.
La UBA no tuvo su 19 y 20. La crisis política en la UBA emerge porque 131 de los 236 “asambleístas” proponen como candidato a Atilio Alterini, quien fue juez de la dictadura hasta 1977 y procurador de la ciudad con Cacciatore y el Proceso. Todo dicho. Que esta candidatura sea propuesta a días de la marcha de 100.000 personas a 30 años del golpe, huele a provocación. Pero, ¿porqué un procesista puede ser elegido rector? Luego del 20 de Diciembre de 2001, el séquito de radicales de la UBA aceptó al “independiente” Jaim Etcheverry como rector, y se refugió en las facultades para evitar que el odio popular contra de la Rúa y los políticos del “que se vayan todos”, se oriente contra ellos. Así, mientras que el radicalismo estudiantil retrocedió notablemente1, los profesores radicales se mantuvieron en los órganos de gobierno de la UBA. Esto pudieron hacerlo por los criterios oligárquicos de los mismos: un puñado de profesores titulares (unos 2.000 en toda la UBA) dominan, frente a casi 320.000 estudiantes, 20.000 docentes, y los no docentes, que no tienen representación, siendo más de 10.000. Ahora, amparados en la expropiación kirchnerista del 19 y 20, vuelven para imponer a Alterini. Por eso no se trata solo de la candidatura inaceptable de un hombre del proceso, sino de la crisis de la asamblea que puede permitir su asunción. Esto es lo que no quieren ver quienes reducen la crisis a que no se pueda sesionar por el bloqueo de la FUBA y los centros y agrupaciones combativas.
La (falsa) opción progresista. Un sector de profesores y decanos kirchneristas y centroizquierdistas, hablan de “democratizar” la Asamblea Universitaria y se presentan como “alternativa” al radicalismo, mientras legitiman esta asamblea ilegítima. Ni Kornblihtt ni Schuster (los “candidateables” de este espacio) son una opción. Hablan de democratización, pero se oponen a la elección directa “una persona, un voto”, están dispuestos a sesionar con Alterini y acuerdan en mantener el peso aplastante de las minorías de profesores. Sin ir más lejos, Schuster aceptó la intervención de la carrera de Sociología luego de que la mayoría de los estudiantes y docentes eligieron con el voto directo a Christian Castillo como director en el 2002. Además, han permitido el avance de la Ley de Educación Superior y sus postgrados pagos, pasantías con grandes empresas, planes de estudio digitados por las multinacionales, restricción del ingreso, salarios de pobreza, miles de docentes ad honorem y miseria presupuestaria. Esta realidad los docentes la enfrentan con el paro de CONADU y CONADU (h); esta es la ley menemista que rige bajo el kirchnerismo y estos “progresistas” aplican2.
Una salida. Lo que está planteado es imponer, frente a la crisis de esta “asamblea”, un verdadero Congreso Universitario Constituyente, donde los estudiantes, que somos mayoría, tengamos representación mayoritaria, con claustro único docente (y no segregando a los despreciativamente llamados “auxiliares”) y donde la considerada “plebe” de no docentes tenga voz y voto. Solamente así se puede refundar la universidad sobre nuevas bases sociales y políticas. Para la elección del rector, proponemos la elección directa, una persona, un voto y sin calificación de ningún tipo, acabando con el oscurantista voto indirecto. Desde En Clave ROJA creemos que esta es la alternativa por la que debe luchar el movimiento estudiantil. No se trata solamente de candidatos: la discusión de fondo es qué universidad hace falta construir. Los que defienden a esta Asamblea Universitaria, apoyan a Alterini o a los candidatos del gobierno, son quienes sostienen una universidad en decadencia, aislada de los intereses de la clase trabajadora. Como en el Mayo Francés y el Cordobazo, ayer, y como empiezan a demostrar los estudiantes franceses, hoy, los que luchamos por la democratización de la UBA, lo hacemos en la perspectiva de construir una universidad al servicio de los trabajadores y el pueblo.
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1 Desde fines del 2001, la Franja Morada perdió 6 de los 13 centros de estudiantes de la UBA (Filo, lo había perdido años antes), además de la conducción de la FUBA.
2 En este sentido, cuestionamos la adhesión de Néstor Correa, docente del PO y otros sectores de la Mesa Directiva de la AGD a la candidatura de Kornblihtt aparecida en la página web de la facultad de Filosofía y Letras.
 

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