La fábrica se cobró otra víctima. Diego hacía mantenimiento de grúas en Acindar (Villa Constitución); laburaba como contratado de Abad Servicios. Era baterista de dos bandas y la semana pasada sobre su ataúd estaban sus palillos. Lo mandaron a Bragado -lejos de su casa- y allá perdió la vida. Lo mandaron, porque un contratado no puede discutir si quiere seguir laburando. La patronal dice que no usó el cinto y la linga; que fue un “error humano”. Siempre que muere un obrero es por un “error humano”. Pero lo que mató a Diego fueron las condiciones de trabajo, porque él tenía en la cabeza –como todos- saber si llegaba a la quincena, si no lo echaban, si no lo apretaban... Para nosotros, la mayoría de los puestos nuevos son en negro, flexibilizados, temporales. Hay que hacer varias tareas. Para ellos somos sólo un número más, otra materia prima que si se arruina y no se puede seguir usando, se pone un poco de plata y se compra otra nueva.

F, Contratado metalúrgico