Como comentábamos en el anterior LVO, la lucha de los obreros de Parmalat sigue digitada por la burocracia de ATILRA (Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina). Se dilata la solución al conflicto y los trabajadores están en una tensa espera. El activismo impulsó hace 20 días el memorable corte en la ruta 2. Pero después… como dice la canción “¿ATILRA dónde está?”. Porque Ponce (Sec. General) y cía no aparecieron más por la fábrica. Todo se pacta entre la patronal y los abogados de ATILRA en los pasillos del Ministerio. ¿Por qué? Es llamativo como se suceden las cosas. La patronal al no acatar la conciliación obligatoria se burla de todos. Paga los salarios adeudados como y cuando se le antoja. Nunca se presentó un plan de pagos en asamblea que los trabajadores hayan aceptado. NO.
Es humillante y da bronca como están jugando con la necesidad de los trabajadores mientras el vaciador profesional Taselli, con la anuencia de este triángulo que son gobierno, burocracia y corrupción, hace creer que tiene un proyecto de reactivación y se prepara para llevar este conflicto a límites impensados: corta un poco el yuyal que cubre la planta y presenta una lista de 80 personas (casi todos jefes y supervisores) que pondrían operable las instalaciones. El resto (casi todos) se irían a sus casas con licencias pagas por 2 meses y medio. Esto resulta sospechoso y tramposo. Encima la patronal y los delegados adoptan una medida más perversa: que sean los trabajadores mismos los que “elijan” quienes son los asignados para quedarse en la planta. En una asamblea los delegados tiraron la propuesta de la patronal, presentándola como suya (mmm…). Hubo rechazos y otras mociones, pero con sus maniobras, la burocracia hizo votar el plan de Taselli como el más viable. Se forma una comisión de trabajadores para hacer la lista y todo terminó así: lamentablemente algunos activistas reunidos con la burocracia diciendo aquél sí, éste no. Dirán que se votó en asamblea, pero fue tendenciosa.
Esta es la política vaciadora de Taselli quién está privando a los obreros de una vida digna y se está haciendo archi millonario a costillas de los obreros. Han llevado el conflicto a un terreno repugnante: enfrentar trabajador contra trabajador. Los hechos tienen que volver a su curso. Los obreros de Pilar no deben olvidarse de los de Chascomús. Hay versiones de que quieren alquilar la planta de Gándara a otro empresario. ¿Pero bajo qué términos? Según lo que pase, quizás los obreros retomen medidas como la jornada heroica de la ruta 2 que inquietó al gobierno y fue un ejemplo de lucha. La traición y la corrupción van de la mano. Los obreros tienen el poder para enfrentarlos, manteniendo la unión, impidiendo el divisionismo y la traición.
¡Viva la lucha de los obreros de Parmalat!