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Internacionales

A un mes de las elecciones: Debate en la izquierda brasilera

31 de agosto 2006

El Manifiesto del Frente de Izquierda contiene algunos puntos que serían la base para conformar un frente electoral que exprese mínimamente los intereses de los trabajadores, como la reestatización de las empresas privatizadas, la lucha contra las reformas del gobierno de Lula, el retiro inmediato de las tropas brasileras de Haití, apoyo a la nacionalización del gas en Bolivia (aunque sin decir que debe ser bajo el control de los trabajadores). Sin embargo, una cosa es un bloque electoral con organizaciones pequeñoburguesas alrededor de cuestiones puntuales y otra firmar un documento programático con organizaciones de este carácter. Aún con un acuerdo puntual no podríamos dejar de luchar por la hegemonía del programa clasista frente a tendencias de conciliación de clases en el Frente de Izquierda, lo que sería imposible sin criticar abiertamente a las direcciones pequeñoburguesas del PSOL y el PCB.
En adelante damos continuidad al debate que abrimos en el último periódico Palavra Operária, en el cual hacemos un llamado al PSTU a que luchemos juntos por la conformación de un ala clasista en el Frente de Izquierda.

Sólo la clase trabajadora puede conquistar una verdadera soberanía nacional
En el artículo de Eduardo Almeida, “El debate programático en el frente: una polémica necesaria”, el dirigente nacional del PSTU, en polémica con César Benjamin, vice de Heloísa Helena, afirma que “no estamos [PSTU] apuntando a un desarrollo capitalista sustentado, en alianza con algún sector de la burguesía. Defendemos la ruptura con el imperialismo y el capitalismo, y un nuevo poder de los trabajadores”. Heloísa Helena, a su vez, así como Benjamin, ya dio muestras suficientes de apostar a conquistar una “soberanía nacional” en alianza con sectores burgueses descontentos con el neoliberalismo.
¿Qué es el “nuevo proyecto alternativo económico y social” que el Manifiesto propone como solución para “conquistar la verdadera soberanía e independencia nacional, rompiendo con el imperialismo y el capital financiero”? Para Heloísa Helena el proyecto es: reducir las tasas de interés, una reforma tributaria que deje exentos a “los menos favorecidos” (entre ellos el “sector productivo”, es decir, ¡la burguesía industrial!) y renegociar la deuda pública.
El Manifiesto adopta un programa pseudonacionalista al no definir claramente que la emancipación del país de la opresión imperialista sólo puede ser conquistada por una alianza con los campesinos y el pueblo pobre, encabezada por la clase obrera, mientras deja la puerta abierta para una alianza con sectores de la burguesía descontentos con el neoliberalismo. Es imposible luchar contra el imperialismo sin combatir a todos los sectores de la burguesía brasilera descontentos o no, ya que esta depende del imperialismo para sostener su explotación sobre los trabajadores. Por eso cualquier militante que se reivindique revolucionario no podría firmar un Manifiesto como este.
Más escandaloso aún es que el Manifiesto no diga una sola palabra sobre la masacre de Israel contra el pueblo libanés y palestino, y de EEUU contra el pueblo iraquí y afgano. Es imposible hoy levantar una política consecuentemente antiimperialista sin luchar por la derrota de la ocupación militar del imperialismo en Irak y en Afganistán, y contra la ofensiva militar del Estado de Israel contra el pueblo árabe.

Un acuerdo electoral que contiene la estrategia de poder del PSOL
El Manifiesto defiende la necesidad de “democratizar radicalmente el poder, alterando su contenido de clase”. Esa estrategia genera la ilusión de que a través del control democrático será posible alterar el contenido de clase del Estado burgués. Esta estrategia reformista plantea que sería posible para los trabajadores tomar el poder actuando por adentro de las instituciones del régimen democrático burgués1 .
Estas formulaciones expresadas en el Manifiesto son la concreción en Brasil de las posiciones defendidas por la corriente internacional (SU – Secretariado Unificado) del cual es parte Heloísa Helena y su organización “Enlace”. Para el SU la revolución es una “lucha por la democracia hasta el final”. Esa estrategia significa una forma de adaptación a la democracia burguesa en detrimento de la lucha por una república obrera basada en la democracia de los consejos obreros y populares.

Electoralismo o actuación revolucionaria en las elecciones
La patronal aprovecha que toda la atención está puesta en la campaña electoral para avanzar en enormes ataques contra el empleo y el salario de los trabajadores. En el Manifiesto no encontramos una sola palabra sobre los despidos en Volkswagen y General Motors, ni tampoco sobre la “reestructuración” de Varig que implica el despido de más de cinco mil trabajadores.
Levantar una política clasista significa utilizar la “tribuna electoral” para impulsar una verdadera guerra contra la patronal de la Volkswagen, General Motors, Varig y de todas las empresas que despidan. Heloísa Helena y los demás candidatos deberían poner en el centro de su propaganda electoral esta lucha.

Llamado al PSTU: Por un ala clasista en el Frente de Izquierda
El mismo Almeida admite en el artículo ya citado que el documento no tiene nada de clasismo: “El manifiesto del Frente de Izquierda, por tratarse de una postura conjunta, no agota el conjunto de discusiones y polémicas entre los tres partidos. (…) Como todos saben, el PSTU defendía un frente clasista, y este carácter terminó no siendo aceptado por PSOL y PCB”. El recién publicado Manifiesto del Frente de Izquierda, lejos de constituir un bloque progresivo para unificar a la izquierda alrededor de acuerdos puntuales para combatir a la burguesía, subordina a la izquierda al programa reformista y pequeñoburgués del PSOL y del PCB.
No podemos repetir como farsa la tragedia que significó la experiencia con el PT. La “izquierda petista” reivindica como una “conquista” los programas electorales votados en las convenciones partidarias durante toda la trayectoria del PT, en los cuales algunas reivindicaciones justas de las masas eran distorsionadas e insertas en un programa de conciliación con la burguesía. Para mantener la “unidad” dentro del PT aceptaban la censura previa que la dirección del partido les imponía. Mientras tanto, Lula se proyectaba como gran líder ante las masas. No podemos contribuir al fortalecimiento de Heloísa Helena y del PSOL repitiendo los mismos errores que fueron cometidos en relación a Lula y el PT.
Reiteramos nuestro llamado al PSTU a que revea su actual política e impulse un ala clasista dentro del Frente de Izquierda, con un perfil propio ante la vanguardia y las masas, abriendo el camino para que se exprese una política de independencia de clase en estas elecciones. El PSTU debe criticar no sólo a César Benjamim, sino principalmente a Heloísa Helena, que es la principal figura del Frente ante las masas. Eso significa buscar por todos los medios posibles propagandizar entre los trabajadores esta política de independencia de clase.

1 Esas elaboraciones significan un giro pronunciado en dirección al reformismo del Secretariado Unificado (SU), corriente construida por Ernest Mandel, cuyo referente actual más importante es la Liga Comunista Revolucionaria de Francia. Para ver más sobre nuestra posición respecto a estas elaboraciones de la LCR ver “Trotsky y la democracia soviética: más allá de la democracia liberal y del totalitarismo” de Claudia Cinatti y Emilio Albamonte en la revista Estrategia Internacional n° 21 en www.ft-ci.org.
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Las perlitas de Heloísa Helena

• Heloísa Helena afirmó en una entrevista que sólo el capital financiero debería temer a un gobierno suyo y que los empresarios, trabajadores y campesinos serían favorecidos, mientras no dice una palabra sobre los despidos en Volkswagen, General Motors y Varig.
• Promete una reforma agraria pero sin salirse de los marcos de la constitución de 1988, que ofrece todas las garantías para los grandes terratenientes.
• Ante los atentados y rebeliones en las cárceles, atribuidos al llamado “Primer Comando de la Capital” (PCC) en San Pablo, se sumó a las declaraciones de ex torturadores pidiendo más dinero para la “seguridad pública”.
• Frente a la ocupación del Congreso por el MLST (Movimiento de Liberación de los Sin Tierra) el PSOL, junto a la burguesía y el gobierno de Lula exigió castigo a los responsables “conforme manda la ley”.
• En un debate en el Senado se pronunció contra el derecho al aborto señalando que “no hay nada más primitivo que el aborto”. Haciendo gala de este “progresismo” en 1996, cuando competía por el gobierno de la capital de Maceió, acusó a la ex-prefecta (lesbiana declarada), de tener “una vida sexual atípica”.

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