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Brukman

A un año de la represión en Brukman se estrenó La Toma

30 de abril 2004


El 21 de abril se cumplió un año de la feroz represión que el Gobierno y la policía desataron sobre las obreras de Brukman y los miles de trabajadores, piqueteros y estudiantes que las estaban apoyando. Fue la última escena del capítulo del desalojo que había comenzado el 18 de abril, con la irrupción de un grupo comando que golpeó a las obreras que custodiaban su fábrica. Fue también la primer escena de un nuevo capítulo, el de la resistencia.
Fueron ocho meses y medio de una pelea que atravesó las cuatro estaciones. No fue una película, fue la cruda realidad de una lucha consciente y decidida que escribió una de las páginas más importantes de la historia de nuestra clase.
Por todo esto el 21 de abril volvió a juntarse mucha gente en la puerta de la fábrica. Era el estreno mundial de "La Toma" y a pesar de un día horrible que hacía recordar a la semana santa del desalojo, fueron llegando amigos y compañeros que fueron parte de la lucha. Compañeros de cooperativas como Almirante Brown, la Medrano, Ghelco, Forja y Sasetru estuvieron en la primera fila. Un grupo de las obreras sin patrón, las que están orgullosas de la lucha que llevaron adelante, oficiaron de anfitrionas. Poco antes de empezar llegó, agitando bajo la lluvia, la delegación de más de 50 obreros de Zanon, que habían viajado 1500 kilómetros para dar otra batalla ante la justicia pero también para ser parte del estreno. Los que nunca llegaron fueron algunos conocidos burócratas, los que se empeñaron en estos años en dividir el movimiento y maniatarlo al Estado.
Naomí Klein, una de las más conocidas difusoras y colaboradoras de los movimientos antiglobal y autonomistas en Europa y los EE.UU., tuvo la posibilidad de estar en abril del 2003 en la Argentina. Así se impresionó ante el fenómeno de la toma de fábricas. La periodista tuvo la oportunidad de ver la jornada del 8 de abril en Zanon, con el impresionante paro y concentración frente a la fábrica, y la represión de semana santa en Brukman.
Vale decir que Klein, producto de su concepción política, no ve o no quiere mostrar las diferencias entre las distintas experiencias, y el significado más profundo de la toma de fábricas como cuestionamiento no sólo a la propiedad privada sino como germen de otro tipo de relaciones sociales. Aún así, la película muestra las ocupaciones como una de las respuestas más avanzadas que ha dado la clase obrera a la debacle capitalista. Y la muestra a través de la experiencia concreta de dirigentes de nuestra clase como los que protagonizan La Toma. Godoy de Zanon, Celia de Brukman y la joven Mati del MTD de Neuquén muestran su sensibilidad, pero también su claridad sobre la perspectiva que defienden.
Por eso, la difusión de la película será importante para que miles de trabajadores y jóvenes de todas partes del mundo conozcan parte de esta historia.
Quizás Klein no confía en que la clase obrera además de dirigir una fábrica puede dirigir un país, como dijo una de las trabajadoras. Pero las ocupaciones y el control obrero que "La Toma" cuenta muestran en pequeño lo que los trabajadores podemos hacer en grande. Y en última instancia, lo más importante de la historia no es la convicción de quien la cuenta, sino la de quien la hace. Por eso, cuando se apagó la pantalla, Celia Martínez le entregó a Raúl Godoy su guardapolvo curtido, el mismo que vistió en tantos años de trabajo, el mismo que vistió esa tarde que tiró las vallas junto a sus compañeras.

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