El domingo 26 se cumplieron 3 años de la masacre del Puente Pueyrredon. Allí fueron asesinados Maxi y Darío y allí volvimos este domingo a exigir castigo a los autores materiales, políticos e ideológicos de la masacre de Avellaneda. La columna del PTS fue parte de los más de 15 mil compañeros de las organizaciones piqueteras combativas y la izquierda, que, desde la estación de Avellaneda, marchamos bajo la consigna “Sigue la impunidad, sigue la lucha” hasta el Puente donde, luego de decenas de adhesiones, se leyó el documento consensuado por las organizaciones que convocamos al acto. Allí estaban en primera línea, Alberto, el padre de Darío y los principales referentes piqueteros y de la izquierda. Estaban también las delegaciones obreras de Zanon, Brukman, Aerolíneas, Lafsa, Parmalat. Junto a ellos, Nora Cortiñas de Madres Línea Fundadora, los compañeros Ex detenidos desaparecidos, el CeProDH.
Este 26 de junio tuvo dos particularidades. La primera es que se está llevando adelante el juicio contra –solamente- seis de los policías que reprimieron y asesinaron a Maxi y Darío. Los días 7 y 11 de julio Atanasof y Duhalde están citados a declarar como testigos (léase, no como imputados) y ya se está convocando a movilizarnos para repudiar a dos de los principales responsables de la masacre.
La segunda, que dos días antes, el viernes 24, en Pico Truncado, en la Santa Cruz de Kirchner, seis dirigentes de ATE eran encarcelados luego de firmar un acuerdo de aumento salarial con el intendente y 60 órdenes de detención pesan son los trabajadores que en esa ciudad salieron a pelear. Se da, por lo tanto, en el marco de un endurecimiento de las medidas represivas contra los que luchan –recordemos que hace poco más de 10 días les fue negada la excarcelación a los presos de la Legislatura- y en el marco de un juicio que, como bien decía el documento leído en el puente, “está condenado, por la disposición de una justicia cómplice y dependiente, a sostener esa impunidad para los terroristas de Estado de la democracia que ordenaron, diseñaron, ejecutaron y supervisaron el plan represivo que llenó de sangre las calles de Avellaneda en veinte cuadras a la redonda. (...) El gobierno de Néstor Kirchner viene cumpliendo un papel central en el sostenimiento de la impunidad para quienes nunca dejaron de ser sus aliados: Duhalde, Felipe Solá, Juan José ˜álvarez, Alfredo Atanasof, Aníbal Fernández, Jorge Matzkin, Jorge Vanossi, Carlos Soria, Oscar Rodríguez y Luis Genoud, entre otros. El mismo presidente que se vanagloria por la nulidad de las leyes de punto final y obediencia debida, las leyes de impunidad para los terroristas de Estado de los años ’70 y ’80, es el que protege a los terroristas de Estado de estos tiempos”.