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En la Argentina de Kirchner

6 PREKARIZADOS CADA 10 TRABAJADORES

29 de junio 2006

La flexibilizacion laboral, el trabajo en negro, son resabios de los ’90, donde se desarrollaron, pero hoy se han incrementado. Por ejemplo, durante 2003-2005, con crecimiento económico de tasas del 9% anual, se crearon más de 2.500.000 puestos de trabajo, de los cuales 1.750.000 fueron a salariados en negro, es decir, el 70% de los puestos de trabajo creados. La burguesía salió de la crisis del 2001 licuando el salario con la devaluación y el dólar a $3 y con la flexibilidad laboral de Lavagna y Kirchner. O sea, el crecimiento conseguido fue sobre nuestras espaldas. En el sector público el 24% del personal no está registrado, unos 600.000 trabajadores están en una relación clandestina con un patrón que a su vez es el responsable de controlar este tipo de prácticas.
Esta forma de contratar trabajadores de segunda significa para la patronal una rebaja de los costos salariales. Si en los ’90 presionaban a la baja del salario con la alta desocupación, hoy (aún con gran desocupación) la clave es el trabajo precario.
Pero el efecto más venenoso que produce es la división de las filas obreras. Por ejemplo, si hay un paro de los efectivos, se hace más difícil que los precarizados se plieguen ya que corren más riesgos y quizá no ganen nada. Los efectivos sienten que la patronal no dará grandes aumentos salariales cuando los precarios ganan mucho menos, y temen a su vez que usen a estos trabajadores para reemplazarlos. Por esto la unidad de las filas obreras se torna indispensable.

Las lecciones de las luchas de los precarizados
La precariedad laboral es un fenómeno mundial. Las masas latinas en EE.UU., con apoyo de algunos sindicatos, salieron a las calles este 1° de mayo contra la discriminación laboral, los estudiantes y trabajadores franceses con marchas de cientos de miles derrotaron el siniestro CPE, que pretendía precarizar aún más el trabajo juvenil. 
En las recientes paritarias, donde la burocracia sindical aceptó el techo del 19% que impuso el gobierno, sólo se reajustó el salario de los trabajadores en blanco. Eso aumentó la bronca de los precarizados y al haber más trabajo hay menos temor a reclamar y en el último tiempo hemos visto luchas de este sector.
La dura huelga de los petroleros de Las Heras encuadrados bajo convenio de la construcción, durante la cual murió el policía Sayago mostró con crudeza la desigualdad laboral en nuestro país. Y paradójicamente ellos consiguieron un gran triunfo para los trabajadores mejores pagos del país, al lograr el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias.
Esa huelga también mostró el rol que juega el Estado al mantener esta situación.
 “Kichner sigue firmando acuerdos con las privatizadas, YPF, Telefónica y otras, no teniendo en cuenta el fraude con el país y los trabajadores, el trabajo en negro que generan para llevarse las riquezas, dejándonos hambre, miseria, desigualdad laboral. También es claro que Kirchner no está con los trabajadores ni con los terciarizados. Pone al servicio de las empresas la policía y la gendarmería para reprimir como pasó en Santa Cruz, en el edificio de Atento en Telefónica o en el subte”, decía Raúl, telefónico de contratista, en estas páginas. 
Los de Catering Word, de limpieza del Ferrocarril Roca debieron luchar solos, y ante el carneraje de su gremio y de la Unión Ferroviaria debieron lanzarse a las vías para ser reconocidos por la empresa. Entre las tercerizadas del Subte, los trabajadores de limpieza de TAYM nunca contaron con el apoyo de la UTA para pasar al convenio de Metrovías-UTA. A diferencia, el Cuerpo de Delegados de Metrovías apoyó activamente su lucha por el pase a convenio el año pasado y ganaron. Sin embargo este año, los de Metropolitana y de las otras contratistas cansados de negociaciones debieron lanzarse a las vías y paralizar el subte, con el apoyo en ese momento de sólo un puñado de delegados.
Los trabajadores de Atento tuvieron que ocupar el edificio durante 3 días para conseguir que fueran reincorporados los despedidos. La firme decisión de las dos alas del edificio de Barracas derrotó el plan patronal.
Los trabajadores de la construcción en Siderar hicieron paros y grandes marchas, la patronal del grupo Techint, mimado de Kirchner y Lavagna, respondió con dureza y los despidió, la UOCRA se negó a apoyarlos y la UOM miró para otro lado. La nueva dirección de los tercerizados pretendió apoyarse en un ala del PJ local. La patronal de Techint “compró” a los dirigentes y fue una dura derrota con cientos de despidos. Ahora está el conflicto de Cargo.
De estos conflictos se desprende que los precarizados para ganar deben llevar adelante duras luchas y que deben hacerlo con una política independiente. Para esto es fundamental la organización, hasta conseguir ser reconocidos o legalizados, ésta debe ser clandestina, para evitar la represalia patronal y porque, en la mayoría de los casos, la burocracia sindical juega de “buchona”. La primer tarea es buscar la unidad con los efectivos y el apoyo de otros sectores solidarios como hicieron los de Cargo Córdoba, los de Atento y los trabajadores de contratistas de las telefónicas y los tercerizados del subte, etc.
Las organizaciones combativas y clasistas del movimiento obrero debemos impulsar una gran campaña y movimiento de apoyo a los tercerizados y precarizados en todo el país. Lo que no hacen los sindicatos oficiales debemos ayudar a organizarlo nosotros. Así como una década atrás surgieron los movimientos de desocupados para luchar por trabajo genuino y subsidios, y la izquierda colaboró en la formación y surgimiento de muchos de esos agrupamientos, hoy debemos impulsar (esta vez sin sectarismos ni corralitos), la organización de los trabajadores tercerizados en forma democrática y unitaria, no para separarlos de los trabajadores en blanco y de los sindicatos sino con un objetivo y un programa para pelear por la efectiva unidad de la clase obrera.

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