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El Líbano bajo tensión
30 Nov 2006 |

Medio Oriente es una de las zonas más calientes del planeta. Después de 4 meses de finalizada la guerra, el Líbano está atravesado por un horizonte de profunda inestabilidad e incertidumbre. El reciente asesinato del ministro de Industria, el cristiano maronita Pierre Gemayel, generó una nueva crisis que sacudió el escenario político nacional. Más de 800.000 personas se congregaron en el entierro y acusaron a Siria y a Hezbollah de cometer el homicidio, aunque los dirigentes del movimiento islámico lo hayan repudiado públicamente. El primer ministro Fouad Siniora adjudicó el móvil del homicidio a la decisión adoptada por el ejecutivo libanés de juzgar a los sospechosos sirios del asesinato del ex premier Rafik Hariri, apelando a un tribunal internacional bajo el dominio del Consejo de Seguridad de la ONU. Dicha determinación condujo al abandono del gabinete de los 7 ministros del bloque shiita, 3 de ellos militantes de Hezbollah, 3 de Amal1 y un griego ortodoxo vinculado al presidente Emile Lahoud, poniendo así en peligro el quorum mínimo exigido por la Constitución para el funcionamiento del gobierno2. El jeque Nasrallah y la dirección de Hezbollah convocaron a crear un “movimiento de desobediencia civil no violento” para reclamar la formación de un nuevo gobierno de unidad nacional y para enfrentar “las maniobras prooccidentales de Siniora”3. Tras el estallido de la guerra, la relación de fuerzas entre los distintos sectores sociales cambió a favor de Hezbollah, quien ganó prestigio entre las grandes masas por haber provocado el fracaso militar de las tropas sionistas. Sin embargo, el gobierno permanece con la misma representación de antes de la guerra, desconociendo esta nueva realidad. Siniora no sólo rechazó los planteos de Hezbollah, sino que redobló la apuesta sumando el asesinato de Gemayel junto al de Hariri para ser juzgado por la ONU, más allá del rechazo del presidente Lahoud. Como condimento, el general Michel Aoun y su partido católico, la Corriente Patriótica, se aliaron a los shiitas de Hezbollah, dividiendo el tradicional bloque cristiano antisirio. Como observan destacados analistas, la tensión entre los distintos sectores sociales proyecta en perspectiva la potencial hipótesis de una guerra civil y el desarrollo de tendencias centrífugas que desintegren el Estado nacional entre una zona norte, dominada por cristianos y sunitas, y una zona sur, bajo control shiita4. La falta de una política exterior clara por parte del imperialismo norteamericano desde la derrota de Bush en las elecciones legislativas5, el precario acuerdo entre Olmert y la Autoridad Nacional Palestina6 y la nueva ubicación del clero iraní llamando a una cumbre tripartita junto a Irak y Siria7, reflejan nuevos elementos que a mediano plazo determinarán las líneas directrices de la región, marcada por potentes tensiones geopolíticas.

Luchar contra el imperialismo
Saad Hariri, hijo del ex premier asesinado en febrero de 2005, declaró que los miles de asistentes al entierro de Pierre Gemayel expresaban la “lealtad con el gobierno y con los mártires que cayeron por la libertad y la independencia”8. Semejante hipocresía pretende abroquelar a la población contra Siria y ocultar el rol decididamente proimperialista del gobierno de Siniora. Durante los 34 días de guerra, las tropas del Estado de Israel descargaron una masacre y destruyeron los principales resortes de la infraestructura. Sin embargo, el gobierno de Siniora impidió la entrada en combate del Ejército Libanés mientras millones de civiles huían de los misiles y las bombas de racimo y fósforo blanco9, amén de la destacada resistencia entablada por Hezbollah. El historia del clan Gemayel, una de las familias más acaudaladas de la burguesía libanesa, desmiente toda demagogia independentista: fundadores del Partido Falangista cristiano y sus kataeb (milicias), comandaron numerosos crímenes de guerra y establecieron una alianza con el Estado de Israel durante la primera invasión al Líbano en 1982, que llevó a la presidencia a Bashir Gemayel y a participar de la matanza de miles de refugiados palestinos de los campos de Sabra y Shatilla10. Por otro lado, los dirigentes de Hezbollah ahora se mostraron dispuestos a aceptar la formación de un tribunal de la ONU que investigue el asesinato de Hariri, en tanto el mismo contemple la integración de los ministros shiitas. Este curso constituye una concesión a la política del imperialismo por parte de un movimiento como Hezbollah que se reivindica nacionalista, sobre todo después del establecimiento de las tropas multinacionales de ocupación sobre la zona sur, a partir de la resolución 1701 dictada por la misma ONU, mientras continúan los vuelos rasantes de los bombarderos F-16 israelíes sobre cielo libanés. El dominio imperialista, abrazado por el gobierno de Siniora, condena al Líbano a continuar con los padecimientos de millones de personas que deben pagar los costos de la guerra habitando viviendas precarias, una desocupación que supera el 45% y la migración de los jóvenes en busca de una mejor suerte. Son los trabajadores y los campesinos de la región, aquellos que sufrieron en carne propia los embates de la guerra, los llamados a luchar contra el imperialismo, expulsando a las tropas de ocupación y postulando una salida alternativa al gobierno entreguista.
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1 Partido shiita conducido por Nabih Berri, presidente del parlamento y aliado de Hezbollah.
2 El gabinete quedó con 17 de los 24 ministros, apenas 1 más del número establecido para lograr quorum. 
3 Michel Hagi Georgiou. El asesinato de Pierre Gemayel: ¿cui bono? www.webislam.com.
4 La población cristiana y musulmana sunita habita al norte del río Litani, mientras los shiitas habitan la región sur y el Valle de la Bekaa.
5 Mientras los sectores más rapaces de los neoconservadores desean restablecer la hegemonía norteamericana desestabilizando el régimen iraní, haciendo pie en las zonas pobres de Azerbaiyán, Sistan-Baluchestan y Juzestan, otros sectores de republicanos y demócratas postulan la necesidad de abrir negociaciones con Irán y Siria. Más allá de quién sea responsable del asesinato de Gemayel, este hecho produce fricciones para establecer negociaciones con Siria.
6 Después de la masacre de Beit Janún, donde las tropas sionistas asesinaron 19 civiles desarmados que estaban durmiendo en sus viviendas, Olmert anunció una serie de concesiones bajo la condición de que los palestinos formaran un gobierno de unidad nacional y reconozcan el Estado de Israel. Sin embargo, el pasado lunes las tropas sionistas asesinaron a dos militantes palestinos en Cisjordania.
7 Esta nueva situación está dada por las negociaciones entre Irán y el gobierno pronorteamericano de Irak y las nuevas relaciones diplomáticas entre Siria e Irak, interrumpidas durante los últimos 25 años.
8 Clarín, 23/11/06.
9 Armas químicas letales prohibidas por la Convención de Ginebra.
10 Los falangistas cristianos actuaron bajo órdenes directas de Ariel Sharon, en ese entonces ministro de Defensa, y del primer ministro Menahem Beguin.

 

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