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BRETTON WOODS
El sello de nacimiento de la hegemonía norteamericana
Por: Paula Bach

17 Jul 2014 |

Desde hace algunos años y tras la crisis económica mundial que estalló con la bancarrota del banco de inversión Lehman Brothers en Estados Unidos, el nombre Bretton Woods volvió a sonar reiteradamente y hoy se escucha una vez más frente a la conferencia de los BRICS (ver artículo). Pero ¿Qué sucedió en Bretton Woods?

En 1944, hace exactamente 70 años y poco antes de la culminación de la Segunda Guerra Mundial, representantes de 45 países del bando “aliado” se reunían en el complejo hotelero denominado Bretton Woods en el Estado norteamericano de New Hampshire. En ese lujoso complejo se producirían intensas discusiones protagonizadas fundamentalmente por los representantes del imperialismo inglés, Jonh Maynard Keynes y del imperialismo norteamericano, Dexter White. Lo que allí estaba en juego era el nacimiento de un nuevo orden monetario internacional que con la supremacía de la moneda norteamericana, el dólar, completaría y consolidaría la hegemonía económica, política y militar norteamericana que no obstante tuvo su broche de oro al año siguiente con las criminales bombas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. En Bretton Woods, 44 países más Inglaterra finalmente, reconocían el poderío político norteamericano y sellaban el acta de defunción de la hegemonía británica.

El derrumbe del patrón oro

La crisis más profunda del sistema monetario internacional capitalista se produjo en 1914 con el resquebrajamiento del “patrón oro” sobre el que se sustentaba el poder de la libra esterlina (moneda británica) y con él la hegemonía del imperio británico. En 1813 Inglaterra había establecido el patrón oro que instauraba la convertibilidad de la libra en oro y hacia 1880 el patrón se generalizó al resto de los países. Bajo este sistema cuyo trasfondo era el liberalismo económico que comenzó a principios del siglo XIX, todas las monedas eran convertibles en oro manteniendo una paridad fija. La crisis del patrón oro y de la libra que expresaban la decadencia del imperio inglés y el comienzo de la lucha internacional de las potencias imperialistas por la redistribución del mundo, abrieron la época más convulsiva del capitalismo internacional en la cuál se inscribe tanto el triunfo de la Revolución Rusa de Octubre de 1917, como el estallido de las dos grandes guerras mundiales y el crítico período de entreguerras, incluida la Gran Depresión de los años ‘30. La crisis económica mundial de 1929 puso en escena la quiebra del sistema de comercio internacional y de pagos y develó la vulnerabilidad del esquema del libre comercio y del patrón oro para controlar las finanzas internacionales. Puso de manifiesto el fin del liberalismo económico o “laissez faire”. Esto sucedía en un contexto en el cual Estados Unidos era ya desde los años ’20 una potencia no sólo económica -generaba el 40% de la producción mundial de acero y hierro, poseía casi la mitad de las reservas en oro del mundo, la productividad del trabajo era 1,5 veces mayor a la británica, y el valor de la libra esterlina ya se calculaba en dólares- sino también militar. Pero Estados Unidos, que había intervenido tardíamente en la Primera Guerra Mundial, no demostraba aún en el período de entreguerras la voluntad política de transformarse en el nuevo imperialismo dominante. Esta cuestión se fue modificando desde el estallido de la crisis del ’30 y en particular durante la Segunda Guerra Mundial. Muy en especial el pánico al desarrollo de la revolución obrera internacional influyó en esta determinación.

El patrón dólar

Las crisis monetarias no pueden considerarse hechos en sí mismos. Son manifestaciones de fenómenos mucho más profundos que implican la situación de la economía internacional, las relaciones entre los principales estados capitalistas así como las relaciones de fuerza entre las principales clases sociales. Por ello el patrón dólar que se estableció en Bretton Woods y que sustituyó al agonizante patrón oro, fue posible sólo luego de dos guerras mundiales con un saldo de alrededor de 60 millones de muertos, un nivel inédito de destrucción de fuerzas productivas humanas y materiales, fatales derrotas como el triunfo del fascismo en Alemania o Italia y el aniquilamiento de procesos revolucionarios como por ejemplo el de España o Francia. Estos fueron apenas algunos de los factores necesarios para que un nuevo “orden monetario” internacional entrara en vigencia.

Durante el año previo a la conferencia se desarrolló una discusión alrededor de los planes presentados por Keynes y White. Ambos coincidían en la necesidad de crear un organismo destinado a financiar a los países con dificultades en la balanza de pagos. Esta cuestión resultaba apremiante ya que tras los desastres de la guerra muchos países se encontraban en una debilidad extrema que volvía a amenazar al sistema económico internacional. Pero Keynes se oponía a que Inglaterra tuviera que renunciar al libre manejo de su política económica interna y particularmente a la administración del valor de la libra. Como representante y defensor del imperialismo inglés en decadencia, sostenía que el orden financiero internacional no debía depender de Washington, que había que crear una moneda internacional (el denominado Bancor) y que Estados Unidos debía apoyar con un préstamo a la alicaída economía británica. Tras extensas discusiones se llegó finalmente a un acuerdo por el cual se creó el inefable Fondo Monetario Internacional en el que Estados Unidos se reservó un poder decisivo, por un lado y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), por el otro, que más tarde se convertiría en el también inefable Banco Mundial. Se estableció la fijación de tasas de cambio entre las diversas monedas del mundo y, en particular, se reconoció la convertibilidad entre el oro y el dólar estadounidense de forma tal que esta moneda se convirtiera en la reserva monetaria mundial. Este reconocimiento significaba aceptar finalmente que Estados Unidos era el nuevo hegemón imperialista y que su moneda era “tan buena como el oro”. El plan Keynes se dejó de lado estableciéndose un sistema multilateral de pagos basado en la libre convertibilidad de las monedas y en la eliminación de los controles de cambio en las transacciones comerciales, convirtiéndose el dólar en la única divisa de referencia. La aplicación de los acuerdos de Bretton Woods resultó crucial para la consolidación de la hegemonía de Estados Unidos que, como parte de los triunfadores, había salido de la guerra como potencia dominante internacionalmente. El nuevo orden mundial estaba construido de acuerdo a las necesidades de Estados Unidos de sostener su hegemonía en una situación en la que las bases económicas y financieras se habían trastocado. Hacia principios de los ’70 la nueva crisis económica internacional y los primeros síntomas de declinación de la hegemonía norteamericana, llevaron a Estados Unidos a poner fin a los acuerdos de Bretton Woods desvinculando definitivamente al dólar del oro.

Conociendo la historia, resultan irrisorias las especulaciones según las cuales el reciente acuerdo entre naciones todavía relativamente marginales como los BRICS, podría estar gestando pacíficamente un sistema monetario alternativo al impuesto en Bretton Woods.

 

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