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Córdoba

DEL BOLETIN DE LA AGRUPACION DOCENTE DBASE (CORDOBA)

Connotación femenina de la educación

PTS

25 de junio 2007

La docencia (al igual que la enfermería) ha sido considerada históricamente como una profesión “naturalmente” femenina. La reproducción ligada a la maternidad lleva a que profesiones relacionadas con el cuidado de personas (niños, niñas, enfermos, ancianos) se visualicen como propiamente femeninas, vinculando a las “señoritas maestras” con las tareas maternales -cuidar, educar y amar a los niños.

Este condicionamiento social impone pasividades y culpas, y es utilizado para cuestionar nuestras medidas de lucha como abandono de nuestros niños, responsabilizando así a las docentes, y no al estado, de la calamitosa situación de la educación pública.
En la docencia, el 80% somos mujeres y el 50% sostenes de hogar.

No sólo trabajamos por un sueldo que no satisface las necesidades básicas, debiendo correr de cargo en cargo y de escuela en escuela para garantizar un sustento a nuestras familias, sino que en nuestras casas continúa nuestra labor con el trabajo doméstico que no es reconocido como tal. La invisibilización del trabajo doméstico y la subvaloración de nuestro trabajo como docentes van unidas. Somos oprimidas por ser mujeres y explotadas ser trabajadoras.

Estas dobles cadenas afectan nuestra vida y nuestra salud.
Horas no remuneradas de trabajo domiciliario (planificar, corregir…), sobrecarga de tareas que no hacen a la enseñanza, dobles jornadas extenuantes (mientras tantos docentes están desocupados!), dispersión de la atención en varias tareas simultáneas, entre otras cosas van desgastando nuestra salud, evidenciando que el trabajo en estas condiciones nos está enfermando.

Las y los docentes padecemos enfermedades profesionales, muchas veces no reconocidas como tales: nódulos en la garganta, várices, gastritis, estrés, síndrome de Burnout (40% de carpetas psiquiátricas)

Además, debido a que el estado no nos brinda guarderías gratuitas hacemos malabares para ver con qué recursos y dónde dejamos a nuestros hijos mientras nos encontramos trabajando.

Cuando una mujer avanza no hay hombre que retroceda.
Frente a estas condiciones, las mujeres hemos demostrado saliendo a la lucha la decisión de romper la lógica dominante de invisibilizar nuestro lugar como mujeres trabajadoras, nuestro desempeño como activistas, delegadas, militantes. Nuestra capacidad de organización enfrentando los mandatos de los estereotipos tradicionales.

Debemos seguir el ejemplo de las miles de luchadoras, como las docentes de Neuquén y Santa Cruz y organizarnos junto al resto de los trabajadores para luchar por:

 Un/a docente un cargo por un salario acorde a la canasta familiar.

 Guarderías en los lugares de trabajo.

 Reconocimiento de todas las enfermedades profesionales.

 ¡Plenos derechos para las mujeres trabajadoras!

Nuestros derechos no se mendigan…se conquistan!

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

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