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5 de agosto 2010

Sobre el artículo “¡Hostias!” de LVO N°385, de Miguel Raider

Me parece destacable el laburo de Pan y Rosas. Pero considero que la nota “Iglesia y Peronismo” es inexacta, viciada de positivismo y demagogia. No se puede hablar de peronismo e Iglesia sólo marcando el dato de 1947, no se tiene en cuenta(…)que un frente nacional, primero debe hacer frente al imperialismo para poder resolver luego (…) la cuestión interna. Esto con la Iglesia fue una intención de afianzar el frente nacional sumando a esta poderosa institución y muchos de sus adeptos (que no son todos “malos”). Es totalmente inexacto e irresponsable no hablar de lo que a los pocos años pasó con la Iglesia, no se habla del bombardeo del ’55, tampoco. Se hace una comparación/semejanza absurda entre tres gobiernos totalmente distintos, con realidades distintas.
Yo estoy totalmente de acuerdo en que la Iglesia no debe recibir una moneda por parte del Estado, ni debe imponer su “educación”. Pero este artículo, que podría ser interesante, se ve nulo ante la irresponsabilidad de contar datos con sus realidades. Si hablan de peronismo e Iglesia, no pueden dejar de señalar el bombardeo del ‘55 cuando esta institución, con milicos y GRAN PARTE DE LA IZQUIERDA ABSTRACTA (o “vanguardista”) se subió a los aviones a matar al pueblo. Y cuando MUCHOS festejaron el golpe de Estado (…)
ROLO; 30/7/2010

Respuesta

Rolo, tenés razón en un aspecto que marcás. En 1955, la Iglesia estaba en primera fila con las FF.AA. convalidando el bombardeo a Plaza de Mayo y el golpe militar de la Revolución Libertadora, también respaldados por el PS y el PC, una izquierda para nada “abstracta” y “vanguardista” sino completamente reaccionaria, que ya había integrado la pro-imperialista Unión Democrática. Ya en 1954 la tensión se expresó mediante la derogación de la ley de enseñanza religiosa y la de divorcio vincular, como respuesta a los aprestos golpistas de los curas y la creación del partido Demócrata Cristiano, que encendió la ira de Perón por considerarse legítimo representante de la doctrina cristiana.

Sin embargo la nota en cuestión apuntaba a focalizar que la doctrina de Perón es opuesta a la separación de la Iglesia del Estado, pues, como cita el texto, Perón concebía a “la Iglesia como parte orgánica de la ´Comunidad Organizada` junto a las FF.AA., las cámaras patronales y los sindicatos”.

Desde 1930 las masas obreras y populares conservaban una prudente distancia política de la Iglesia católica, tras su apoyo al golpe de Uriburu.
De hecho, Perón contribuyó a restablecer la hegemonía ideológica de la Curia, reivindicando la doctrina social de la Iglesia. Por eso el obispo Copello, titular del Episcopado, en la Pastoral del 15 de noviembre de 1945 apoyó explícitamente a Perón por oponerse a la separación de la Iglesia del Estado.

Cuando en 1947 Perón sancionó la enseñanza obligatoria de la religión católica en las escuelas públicas, al mismo tiempo abrió las puertas a miles de militantes de la Acción Católica a la esfera de la educación pública, los mismos que agitaron las banderas reaccionarias de Cristo Rey en el golpe del ‘30. De 1945 a 1955 la matrícula en los colegios privados primarios ascendió un 49% y en los institutos secundarios, un 60%.

Perón encomendó la dirección del debate parlamentario, al diputado Joaquin Díaz de Viva quien señaló que “la escuela del siglo XX, de la posguerra, puede orientar al niño solamente en dos direcciones: hacia el materialismo dialéctico o hacia la catolicidad como paradigma de la vida (…) es el único dilema; no hay otro. Son las únicas fuerzas antípodas que tienen plena vigencia e historicidad”. En otras palabras, la Iglesia tenía asignado el principio organizador de la sociedad civil contra el comunismo.

Asimismo, la aprobación del financiamiento estatal en el pago de los salarios de los docentes de los colegios confesionales tuvo como prenda el control eclesiástico de las escuelas normales, donde se formaban las maestras, incorporando la instrucción obligatoria de catequesis. En 1950, el Consejo Superior de Educación Católica, clave para la formación de docentes católicos en los niveles secundario y terciario, fue incorporado como instituto adscripto a la enseñanza oficial, inaugurando la injerencia de la Iglesia en la enseñanza superior. Perón y Evita hasta viajaron al Vaticano para obtener el reconocimiento del Papa Pío XII, quien reconocía en Perón “el haber interrumpido una tradición de 60 años de laicismo y ateísmo, porque había confirmado la indisolubilidad del matrimonio(...), había conjurado el peligro de la infiltración comunista(…) en un país impregnado de anticlericalismo”.

Por eso no se trata sólo del “dato de 1947” sino de toda una orientación contraria a una tarea democrática como la separación de la Iglesia del Estado, apoyándose sobre esa institución reaccionaria que de ningún modo puede ser parte de “un frente nacional” para “enfrentar al imperialismo”, como bien demostró el golpe de 1955.
Miguel Raider


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