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Sarlo en 678: los intelectuales y el poder

Beatriz Sarlo fue a 678 y causó tal revuelo que dejó “espuma” mediática para toda la semana. Para el “club de la buena onda” ya era tiempo de invitar a una “opositora” a la que todos los medios pintaron como una “bestia negra” del kirchnerismo.

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2 de junio 2011

Beatriz Sarlo fue a 678 y causó tal revuelo que dejó “espuma” mediática para toda la semana. Para el “club de la buena onda” ya era tiempo de invitar a una “opositora” a la que todos los medios pintaron como una “bestia negra” del kirchnerismo. Pero que desde la muerte de Kirchner venía adecuando sus análisis, sosteniendo que el kirchnerismo ganó una “batalla cultural” recuperando parte importante de las clases medias y la opinión pública. No se trata sólo de la intención de voto de Cristina, sino de más “hegemonía” que el kirchnerismo usa para “normalizar” el régimen, “acordar con todos” (empresarios, FMI, patronales agrarias) “menos con Clarín”, como dijo Kirchner, pero más aún condenar las luchas salariales, la acción directa y todo cuestionamiento por izquierda al régimen y al “modelo”, intento de proscripción electoral de la izquierda incluido.

Es por este giro a derecha que Sarlo pasó a inscribirse de algún modo en el clima del “conformismo” kirchnerista, que entre los intelectuales y el progresismo es casi un “sentido común”. Por eso para Carta Abierta venía siendo una interlocutora “válida”, que analiza el kirchnerismo como fenómeno político-cultural (en su libro sobre Kirchner, “La audacia y el cálculo”), y que atenúa las formas de su oposición liberal republicana. En el programa, lejos de ubicarse como una feroz opositora se vio a una Sarlo que se limitó a criticar más al formato del programa que al kirchnerismo, y que intentó rehuir de la confrontación política. Fue la poca muñeca de los “evangelizadores” del panel y los slogans inconexos del “comisario político” Mariotto (un funcionario ligado a la ley de medios) los que llevaron a Sarlo a defenderse, y ser por unos días la voz de una oposición burguesa liberal ausente. El kirchnerismo vio como una nave insignia de su “lucha cultural” era tocada en su eje de flotación, porque no sólo Clarín miente...

“Conmigo No” 678!

La crítica de Sarlo al formato del programa señaló deficiencias evidentes: el montaje caprichoso, la falta de rigurosidad, la mera repetición de ideas y la búsqueda de una complicidad con los que lo miran. 678, nació para contrarrestar el pico de caída del kirchnerismo luego de la crisis del campo y recuperar las clases medias urbanas, con el objetivo de señalar que los grandes medios (Clarín) mienten, lo que es obvio, pero la denuncia se hace desde un lugar que no es puesto a crítica. Como el kirchnerismo no es criticado nunca, 678 reproduce aquello que dice combatir. Como ya señaló el sociólogo Pablo Alabarces “lo que 678 no puede hacer es someter toda la lógica de construcción mediática a crítica, porque eso implicaría criticarse a sí mismos. No sólo respecto de las contradicciones y las inconsistencias ideológicas del kirchnerismo, sino del mismo programa en cuanto producto mediático”, y que “frente a la invención de la realidad que propone la televisión, el archivo se limita a proponer una construcción alternativa de lo real, tan discursiva y tan artificial como la que se propone ‘denunciar’”. El programa es una muestra de que la Ley de Medios no vino a cambiar los medios de comunicación, ya que hasta ahora sólo pueden mostrar modestamente la inclusión de Paka paka en la grilla del cable, y no tan modestamente la construcción de otra “corporación” en el sistema de medios oficialistas.

¿Dónde está el poder? (Corporaciones y Estado)

La pelea Sarlo/678 es sintomática de los debates sobre la situación política y la intelectualidad K. En el programa se enunció un debate que partía de la consideración sobre los medios, pero que iba más allá, alrededor de la pregunta de Forster (de Carta Abierta): “¿dónde está el poder?” La respuesta de Forster es que el “poder” lo tienen las corporaciones y no el Estado, no casualmente es el mismo argumento del ministro Boudou “en el mundo de hoy el poder lo tienen las corporaciones económicas, no lo tienen los gobiernos en su totalidad. Entonces, en esta etapa histórica el pueblo necesita de los gobiernos para defenderse de las corporaciones”1. Los argumentos del filósofo, idénticos a los del ministro, no sólo fabulan acerca de un gobierno que carecería de poder luego de 8 años, sino que intentan despegar al gobierno de los “poderes” corporativos, como si no estuviera absolutamente imbricado con todas las “corporaciones”, imperialistas y “nacionales”, que saquean los recursos nacionales y explotan al pueblo. No sólo del lado de Sarlo es mejor callar ante ciertas preguntas, a riesgo de desnudar que toda la intelectualidad tradicional, la “K” o Sarlo, adecúa su “punto de vista” a los proyectos burgueses que postulan las clases dominantes.

El “cálculo K” y el cortesanismo intelectual

Para recauchutar la ideología “k” herida el mismo Verbitsky tuvo que llevar el tema a la tapa de Página/12, intentando mostrar que el pragmatismo de Néstor Kirchner tenía “audacia” pero no “cálculo” (como dice Sarlo). Recupera allí un video del ‘83 donde Kirchner dice que hay que juzgar a los genocidas, contra Sarlo que le enrostró que el peronismo estaba por la “autoamnistía” de los milicos. El asunto no alcanza para fortalecer el “mito K”, en esos años el repudio popular a los militares era extendido lo que no llevo al joven Kirchner a romper con un partido que postulaba la impunidad (como más tarde lo haría también la UCR), pero más aún olvida referirse nada menos que el rol de Kirchner en los ’90. Así como la liberal y derechista Sarlo liquidó a Barone con un simple uso de “archivo”, una pesquisa más amplia habría mostrado al patagónico plegándose a la “restauración menemista”, a la ola privatista y completamente subordinado a la hegemonía menemista (impunidad a los genocidas incluida). Claro que esos videos todavía no aparecieron, obviamente no llegan a las tapas los “diarios (y programas) de Yrigoyen” y no sabemos si estarán en la película sobre Kirchner.

Los intelectuales K polemizan, se divierten, y a veces también pierden, con representantes del “agropower” y el empresariado, como si éstos no hubieran vuelto al redil del kirchnerismo hace meses. Lo que está vedado en 678 (y en todos los medios oficiales) es la presencia de una voz de izquierda, que es la única que puede dar cuenta, no sólo de una crítica a un mal programa de TV, sino de las imposturas del “mito k” y denunciar el giro a derecha del gobierno, en el cual Cristina ataca las luchas sindicales, la acción directa y la organización de los trabajadores (como se vio en la conspiración entre Pedraza y Tomada contra los tercerizados, el PTS y la izquierda incluida), conjuntamente con preparar una alternativa independiente desde el punto de vista de la clase obrera y las luchas del pueblo oprimido.

La intelectualidad cortesana no puede afrontar esto, es el dilema del intelectual-funcionario (un oxímoron para David Viñas), que por estar con el gobierno ya no puede defender las “causas justas”.
Contra ella se contrapone otra que alza su voz por los Qom y por Mariano Ferreyra, y que se está expresando en el apoyo al Frente de Izquierda contra la proscripción, y que a la vez discute abiertamente todos los problemas políticos, como puede verse en el Blog del IPS (www.ips.org.ar). Desde el PTS, como parte del FIT, apostamos al surgimiento de una intelectualidad desde el punto de vista independiente de la clase obrera y las luchas del pueblo oprimido, sin dudas esto causaría otro tipo de conmoción en el debate cultural mucho menos cómoda para el kirchnerismo.

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