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      Christian Castillo: “Para nosotros militancia no es arribismo”

      “Plantear un escenario en el que a la izquierda del kirchnerismo sólo está la pared es falso”, afirma el sociólogo y candidato a vicepresidente por el Frente de Izquierda, que analiza las contradicciones del ala progresista del gobierno.

      Christian Castillo: “Para nosotros militancia no es arribismo”CLAIMA20111015_0010 DISTANCIA. PARA CASTILLO, LOS KIRCHNER TOMARON “MEDIDAS A IZQUIERDA Y DERECHA SEGÚN LA OCASIÓN”.
      Redacción Clarín

      Milagro mediante, la izquierda clasista sube su voz en el adormecido debate electoral. En la calle, las fábricas y las universidades, donde siempre estuvo, pero también en las librerías y en el fango intelectual, donde los kirchneristas de Carta Abierta tienen ahora una nutrida oposición marxista, trotskista. En ese rumbo, La izquierda frente a la Argentina kirchnerista (Planeta) nuevo libro del sociólogo Christian Castillo (1967), dirigente del PTS y candidato a vicepresidente por la coalición que su partido integra junto al PO y la izquierda socialista, es un punto de partida para entender esta cruzada. Una recopilación de artículos que va desde 2002 hasta hoy clarifica posiciones en algunos temas clave. Enfrenta al kirchnerismo pero también marca diferencias hacia adentro, más allá de los 22 puntos programáticos que hoy enlazan a este Frente de Izquierda. A 8 días de las elecciones, Castillo explica por qué la adhesión que lograron en las primarias representa todo un síntoma político.

      Desde el título, el libro sale a disputarle un espacio al kirchnerismo, y hasta puede leerse como una respuesta al por qué no han sido cooptados por este movimiento, que sedujo a buena parte de la izquierda. ¿Es así?

      En el terreno discursivo, el sector progresista del kirchnerismo intentó constituir un campo político contra la derecha. Nosotros mostramos que plantear un escenario en el que a la izquierda del kirchnerismo sólo está la pared es falso. En el libro se puede ver que siempre mantuvimos nuestro espacio independiente, señalando que el kirchnerismo no representó nunca los intereses de los trabajadores. Su misión fue restaurar el poder del Estado capitalista, en crisis con las manifestaciones populares de diciembre de 2001. Pero tuvo que dar cuenta de la situación creada por esa crisis, si no no se entiende el giro del propio peronismo. ¿Cómo pasan del menemismo a un discurso de centroizquieda? El mismo Kirchner había asumido políticas neoliberales, las petroleras por ejemplo, y luego lo vemos tomando la bandera de los derechos humanos y enfrentado con los noventa. Lo que hay que analizar es cómo legitima el kirchnerismo ese discurso.

      Tendrá que admitir que hubo algunos hechos concretos. Seguimos siendo una patria sojera, y el esquema de impuestos no ha cambiado, pero el Estado se fortaleció, recuperaron las AFJP que era un planteo de ustedes. ¿Por qué esa ambivalencia?

      Los Kirchner son políticos pragmáticos. Tomaron medidas a izquierda y derecha según la ocasión. Siempre dentro de un orden capitalista. Pero su proyecto de recomposición de una burguesía nacional es imposible. Sobre todo porque aquí el dominio de la economía está en manos del capital extranjero. Dos tercios de las principales 500 empresas siguen perteneciendo al capital extranjero. Igual que en los noventa. La redistribución de la riqueza es sólo discursiva. Hay mucha mitología construida desde el discurso.

      Mitología, posibilismo... el voto en las primarias parece avalar esa idea de cambio gradual, lejano a las transformaciones que proponen ustedes...

      El kirchnerismo no plantea un cambio en las condiciones de la clase trabajadora. Ellos dicen: gracias a que tienen trabajo. Pero la mayoría tiene un salario bajo, y las cifras de trabajo en negro y precarizado son alarmantes. Esas condiciones no son imposibles de cambiar. Esa idea de gradualidad funciona mientras el país crece a tasas chinas, porque le permite subsidiar y repartir para acá y allá. El posibilismo puede caer rápido en medio de la crisis mundial, allí se reabren las contradicciones.

      Los famosos ciclos de la Argentina, ¿cuál sería la diferencia ahora?

      La clase trabajadora sufrió dos grandes derrotas. Con la dictadura y en los noventa. Ahora nos estamos recuperando. Vuelve la oposición clasista en los sindicatos, que empieza a disputarle el poder a la burocracia y a las patronales. Esa oposición está ligada al Frente de Izquierda, y significa una potencialidad muy grande. Estamos ganando espacios en la vida del movimiento obrero, el estudiantil y también en la nueva configuración de fuerzas en el terreno de la intelectualidad. En 2008 apareció Carta Abierta, pero ahora el Frente de Izquierda logró la adhesión de más de 600 intelectuales. Expresa un nuevo síntoma político.

      Para que ese síntoma cristalice, necesita de una masa crítica que adhiera a sus propuestas pero que, sobre todo, crea en su viabilidad, si no también quedan en el terreno discursivo.

      Desde ya. No vamos a lograr mucho con un diputado. Tal vez se conozcan nuestras demandas, pero siempre depende de la capacidad de movilización y lucha del pueblo trabajador obtener sus propias reivindicaciones. Las grandes transformaciones históricas han venido con grandes movilizaciones de masas. Apostamos a eso. Si el kirchnerismo entra en crisis –y va entrar porque es difícil encolumnar a gente que plantea cambios progresistas con Insfrán, Gioja o la burocracia sindical– lo importante es tener una izquierda fuerte, con un programa anticapitalista, sino todo vuelve a ser como antes.

      Es una apuesta riesgosa pensar en ese desacople, en el desencanto de la izquierda que se hizo kirchnerista. Muchos dicen que no critican para no ser funcionales a la derecha.

      Eso es lo que nosotros le criticamos a su ala progresista. Hacen propaganda, presentan al kirchnerismo como lo que no es, ocultan los factores del poder real. Los gobernadores, los intendentes del conurbano, la policía y la burocracia sindical. El papel que juega la izquierda kirchnerista es hacer como que la derecha kirchnerista no existe.

      ¿Cambiará ese papel tras las elecciones?

      Yo espero que sí.

      Las bases del kirchnerismo parecen más identificadas con el discurso progresista, ¿qué es de esperar que hagan frente a esta contradicción?

      Si la crisis golpea fuerte, se va a acabar esa situación en la que cada uno dice lo que quiere. Esas contradicciones se van a dar en el seno del kirchnerismo, porque muchos trabajadores que votan a Cristina simpatizan con las ideas de izquierda. Y veremos qué pesa más, si la lealtad a un proyecto político o a la realidad de las demandas populares. Los critico por haber tomado un papel crucial en esa idea que buscan imponer, la de que a la izquierda del kirchnerismo no hay más que una pared. Eso fue instalado por Carta Abierta, que no acepta una izquierda anticapitalista. Pero dónde estuvieron en el conflicto en Ledesma, dónde con los muertos qom en Formosa. Hacen la vista gorda, por eso es necesario fortalecer la opción de la izquierda.

      ¿Cómo hará para que esto no quede en el milagro o en una campaña twittera?

      La elección del Frente no es producto del Twitter. Antes habíamos logrado un legislador en Neuquén, otro en Córdoba, y la campaña nacional en Twitter fue el reflejo del impacto que tuvimos con nuestra militancia y spots. No fue una casualidad, jugamos con la idea del milagro, pero la izquierda clasista ha tenido una presencia histórica, un lugar que hemos ganado.

      ¿Por qué no hay un capítulo dedicado a la militancia, ahora que todos la reivindican?

      Lo tenemos como algo incorporado. No somos figuras mediáticas, las ideas que expresamos vienen de las luchas de nuestros propios militantes. Y somos críticos de aquellos sectores del kirchnerismo que ven la militancia como una posibilidad de arribismo, pero también vemos que hay muchos jóvenes que han dado un paso hacia la vida política, identificándose con su discurso de derechos humanos y anticorporativo. Ese sector es permeable a las ideas de izquierda, a diferencia de los que militan para hacer carrera.