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EN LA CIUDAD DEL “QUE SE VAYAN TODOS”

Que se vaya Macri

A casi dos años de mandato, la crisis del gobierno de Macri supera a la de los Kirchner. El escándalo por el espionaje de Ciro James y el procesamiento del Fino Palacios y Chamorro han puesto en jaque el proyecto de la Policía Metropolitana y en la cuerda floja al propio gobierno de la Ciudad. Los ministros Montenegro y Narodowski están comprometidos estrechamente en el espionaje a los trabajadores docentes y la comunidad judía. Ya han sido citados a declarar y desde los más amplios sectores se reclama su renuncia. Junto a estos ministros el otro funcionario enormemente cuestionado es Picardo, jefe de la “patota” de la UCEP, desde el Ministerio del Espacio Público.

Virginia Pescarmona

3 de diciembre 2009

A casi dos años de mandato, la crisis del gobierno de Macri supera a la de los Kirchner. El escándalo por el espionaje de Ciro James y el procesamiento del Fino Palacios y Chamorro han puesto en jaque el proyecto de la Policía Metropolitana y en la cuerda floja al propio gobierno de la Ciudad. Los ministros Montenegro y Narodowski están comprometidos estrechamente en el espionaje a los trabajadores docentes y la comunidad judía. Ya han sido citados a declarar y desde los más amplios sectores se reclama su renuncia. Junto a estos ministros el otro funcionario enormemente cuestionado es Picardo, jefe de la “patota” de la UCEP, desde el Ministerio del Espacio Público.

Macri sigue defendiéndose asegurando que no sabía nada, pero no le cree nadie. En la capital del país estamos presenciando un desenmascaramiento de la “gestión” de la derecha argentina: más allá de la ineptitud, el objetivo de montar un servicio de inteligencia propio, una policía de “mano dura” y fuerzas de choque como la de la UCEP contra los sin techo y los pobres va de la mano del programa del PRO de “una ciudad para los ricos”, hacia quienes dirige su “gestión”, mientras para los pobres destina “mano dura” y segregación en los barrios del sur y las villas de la Capital. Y contra los trabajadores de la Ciudad, despidos y salarios de miseria. Y si luchan como los docentes, ataques al derecho a huelga, descuentos por día de paro, y persecución y judicialización a activistas y dirigentes sindicales. Son estos mismos sectores los que sufren el deterioro creciente de la salud y la educación pública.

El macrismo, que ya había visto disminuir su caudal electoral cuando Gabriela Michetti obtuvo sólo el 31% de los votos en los comicios pasados, continúa perdiendo base social a pasos acelerados, incluso en los sectores de clase media que acompañaron su discurso reaccionario y de “gestión PRO”.

El desprestigio del gobierno de la Ciudad es enorme. En las últimas semanas, había dejado pasar el fallo a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero esto le dividió el partido, le valió una pelea con la Iglesia, por lo que tuvo que retroceder y ahora se quedó peleado con la comunidad gay. No hay un área del gobierno de Macri que no esté cuestionada.

A lo anterior se suma la crisis del “modelo de gestión”. No puede mostrar ni las obras prometidas en el subte, ni poner fin al drama de las inundaciones, la ciudad se volvió a desbordar ante la primer lluvia fuerte. Más de medio millón de personas se reparten en 13 villas de la Ciudad. El presupuesto 2010, en lo relativo a vivienda disminuye, y será el más bajo de la historia.
Además no contempla aumento ni para salud ni educación. Pero sí se prevén aumentos para seguridad. Mientras que se duplica el presupuesto para las escuelas privadas o aumentan las partidas para las fuerzas de choque y “seguridad” las escuelas públicas se caen a pedazos o faltan miles de vacantes para que estudien los chicos de la zona sur, allí donde se aglutinan unos 2 millones de asalariados y niveles tremendos de pobreza.

Con la movilización podemos lograr que Macri se vaya

La nueva Legislatura que tendrá mayor peso de la oposición no es ninguna salida sino por el contrario mantendrá la gobernabilidad del gobierno del espionaje y la represión. Es la misma oposición de kirchneristas y de la Coalición Cívica que viene pactando todas las políticas de fondo del macrismo como fue el prepuesto 2009, o la habilitación a crear la propia policía Metropolitana.

Por su parte, la centroizquierda de Pino Solanas y Claudio Lozano se limita a hacer denuncias `pero buscando no “hacer olas”. Más allá de las denuncias, le dan tiempo a Macri para recomponerse. Fabio Basteiro de Proyecto Sur y Tito Nenna, aliado del kirchnerismo, ambos dirigentes de la CTA asumen sus cargos de diputados ahora con el recambio legislativo. El último plenario de la CTA votó una marcha para denunciar el proyecto de presupuesto 2010 y apoyar a los legisladores opositores en lugar de aunar todos los esfuerzos para impedir que la Metropolitana entre en funciones, ni hablar de proponer echar a Macri. Hay que abrir el debate en un Congreso de delegados de base de toda la CTA de la Capital, para organizar la fuerza social capaz de echar a Macri y derrotar de verdad la política del PRO.

Esta fuerza social se expresa en los miles de docentes y estatales que enfrentan cotidianamente los ataques del gobierno, junto al resto de los trabajadores. Los vecinos de distintos barrios que ya han enfrentado desalojos como en el Centro Cultural Almagro, el IMPA y otros predios, o contra la “privatización” de espacios y plazas. Los que enfrentaron el desalojo de la toma en la Villa 20, o la Villa 31, las Juntas Vecinales y movimientos de desocupados y sociales de la ciudad. La FUBA y los estudiantes universitarios, los centros de estudiantes secundarios, los organismos de derechos humanos y los partidos de izquierda tenemos que preparar un movimiento con el objetivo político de desarrollar la más amplia movilización para echar a Macri y su política antipopular y represiva.

Hay que imponer una Asamblea Constituyente, donde se pueda discutir y resolver los problemas más sentidos de los trabajadores y pobres de la Ciudad. Necesitamos una Asamblea Constituyente libre y soberana, con diputados que ganen lo mismo que un maestro, que sean revocables y elegidos por sufragio universal, donde se puedan presentar todas las organizaciones obreras y populares, con libre acceso a los medios de comunicación para difundir las propuestas. Lo opuesto a lo que los K votan en el Congreso Nacional, una reforma política reaccionaria y antidemocrática, que pretende restringir a las fuerzas de izquierda y centroizquierda, el pueblo de la Ciudad debe poder debatir y decidir cómo terminar con una política antiobrera y antipopular, de mafias y corporaciones. Discutir el presupuesto y los recursos que necesitan la educación y la salud pública, definir una reforma urbana, que comience por la expropiación de los grandes pulpos inmobiliarios e inmuebles ociosos y ponga en marcha un plan de obras públicas para dar vivienda a los sin techo y a aquellos que viven en terribles condiciones de higiene y salubridad en las villas. Que disuelva la policía y todas las fuerzas represivas, y la reemplace por milicias obreras y populares, controlada por los militantes y organismos de derechos humanos.

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