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Red Internacional

EDITORIAL IMPRESO. Que la crisis la paguen los capitalistas

Macri ganó y será presidente. Pero lo logró con un porcentaje menor del que anticipaban todas las encuestas. El radical Sanz, el armador de la coalición del PRO con la UCR, renunció a todo cargo el mismo día de las elecciones. Parece que pretendía ser jefe de gabinete, teniendo cierto poder en el nuevo gobierno, pero le ofrecieron el Ministerio de Justicia y se fue sin hacer ruido. Pero le dejó una crisis a la recuperada UCR.

Jueves 26 de noviembre de 2015 | 13:00

Macri anunció su gabinete. El núcleo central es bien PRO y hay varios radicales. Muchos son reconocidos gerentes (o ex) de Monsanto, Shell, Telecom, bancos extranjeros, entre otros. Por eso decimos que ahora el país será gobernado por sus propios dueños (o gerentes de esas grandes empresas) hasta ahora los funcionarios del Estado, la casta política que gobernaba, eran solo representantes de los intereses empresarios. La política exterior será mayor alineamiento con EEUU (alejamiento de Venezuela, referéndum con Iran, y una canciller que era secretaria de la ONU). Cristina Kirchner, que parecía mostrarse tan opositora con Macri, le cedió uno de sus ministros preferidos, Lino Barañao. Es un aval al gabinete “de guerra” de Cambiemos. Ahora se entiende qué quiso decir con “vamos a colaborar y sostener la gobernabilidad”.

Macri tiene que ajustar. Lo mismo que hubiera tenido que hacer Scioli. En Argentina hay déficit fiscal (el Estado gasta más de lo que recauda), es mínimo el superávit comercial (se exporta apenas un poco más de lo que se importa), quedan pocas reservas (dólares) en el Banco Central, hace 4 años que la economía está estancada, los granos y entre ellos la soja han bajado su precio internacional. Por eso aunque la cosecha fue muy buena, los dólares que entrarán serán menos. Brasil sigue en recesión y comprará menos autos argentinos, siendo el mayor socio en ese rubro. Los subsidios, que garantizaban las ganancias a las empresas de servicios (luz, gas, transporte), ya no se pueden sostener. Lo que habría que hacer es estatizarlas para garantizar buen servicio y accesible. Pero eso no lo hizo el kirchnerismo, menos lo hará Macri. Por lo tanto aumentarán las tarifas. Los economistas del nuevo gobierno hablan de un dólar a $15, que significa gran devaluación. Eso licua el salario, y llevará a más recesión y pérdida de puestos de trabajo. La crisis capitalista será recargada sobre el bolsillo de los sectores populares. Los trabajadores deben organizarse desde ahora para enfrentar las consecuencias del ajuste (sea gradual o no) que el gobierno de Macri y los grandes empresarios querrán aplicar.

Scioli apeló al final de su campaña a decir que con Macri venía el “ajuste” y comenzó a hablar de los “trabajadores”. Aunque no le alcanzó para ganar si acortó la distancia con Macri y “recuperó” la Provincia de Buenos Aires. Es que con demagogia debió prometer que no haría ajuste, que subiría el piso de los que pagan ganancias. En el debate presidencial (al que no fue Scioli) el único candidato que habló de “ajuste” y de defensa de los trabajadores fue Nicolás del Caño del Frente de Izquierda. Por eso no engañarse. Fue una pelea entre 2 candidatos similares, representantes capitalistas y ambos con plan de ajuste. El FIT llamó a votar en blanco o nulo como rechazo a Macri y a Scioli. Un número grande de nuestros votantes de octubre no nos acompañaron y decidieron votar lo que para ellos era “el mal menor”. Nosotros no compartimos esa postura pero comprendemos a los que votaron contra Macri, con la ilusión de que Scioli sería menos ajuste. La inmensa mayoría, por no decir todos ellos, están dispuestos a defender sus derechos y enfrentar el ajuste que gobiernos y empresarios desaten sobre los trabajadores.

Es que bajo el kirchnerismo, con la recuperación y el viento de cola de la economía mundial, la clase obrera creció (aunque la mayoría de los nuevos trabajos fueron precarios) y eso la ayudó a fortalecerse. Pese a que sus sindicatos siguen en manos de dirigentes traidores, tiene sus fuerzas intactas y no ha sufrido ninguna derrota importante.

Poco o nada se puede esperar de la burocracia sindical que ya se alista para negociar con las nuevas autoridades y ser garantes de gobernabilidad a cambio de que no les toquen las obras sociales y ver si recuperan el protagonismo que les dio el primer kirchnerismo. Quien picó en punta, cerca del poder, es otra vez Hugo Moyano.

Despidos, suspensiones y caída del salario provocarán resistencia, como ya lo estamos viendo en Cresta Roja, Bimbo, La Litoraleña, Molinos Minetti en Córdoba, las autopartistas Hutchinson y Metalsa en zona norte del GBA o las gráficas como ex Donnelley, Worldcolor, Ramón Chozas, etc. Ni un despido más, familias en la calle nunca más.

En las bases obreras hay pocas ilusiones en que el gobierno de Macri no ajustará. La realidad determinará los ritmos y profundidad del ajuste. Y la lucha de clases (trabajadores vs. capitalistas) será la que defina el resultado. Hay que preparar la resistencia. El encuentro de sectores obreros combativos convocado para el sábado 12 de diciembre en la zona norte del GBA es un primer paso en busca de la coordinación y extensión de los sectores combativos y antiburocráticos. El Frente de Izquierda apoya y es parte de esta tarea. Lo dijimos en toda la campaña electoral: el PTS y el FIT se preparan y convocan a organizarse para enfrentar el ajuste. Esa es la tarea de la hora.


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