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Bayer

ENTREVISTA

Osvaldo Bayer y las huelgas rurales de la Patagonia

A propósito de la “crisis del campo”, entrevistamos a Osvaldo Bayer, periodista, historiador y escritor de textos clásicos de la lucha de clases argentina, como ‘Severino Di Giovanni’, ‘Los anarquistas expropiadores’, ‘Rebeldía y esperanza’ y ‘Los vengadores de la Patagonia Trágica’, una investigación que relata la heroica huelga de los obreros rurales del sur y fue llevada al cine como “La Patagonia Rebelde”.

24 de abril 2008

“La Patagonia tiene una historia muy desgraciada -arranca Bayer-; primero va a ser la Campaña al desierto del General Roca y la eliminación de los pueblos originarios. La Asamblea de 1813 había eliminado la esclavitud, pero Roca la impone de nuevo. Los avisos de La Nación y La Prensa decían: ‘Hoy reparto de indios’. Los indios prisioneros eran enviados a los cañaverales de Tucumán, a las plantaciones de azúcar. Las condiciones de trabajo eran terribles, principalmente con las peonadas. Muchos venían de Chiloé, la isla del Sur de Chile. Le decían chilotes. Pero también había españoles, alemanes, polacos, muchos inmigrantes”.

“No he visto nunca una explotación tan grande”

“Lo épico es cómo se forman los sindicatos obreros en esas pequeñas ciudades a principios del siglo pasado. De origen anarquista; ellos empiezan a afiliar a las peonadas. Entonces surgen las primeras manifestaciones de la gente de trabajo que yo cuento en mis libros. En 1920 se producen las primeras huelgas. Lo que pedían era muy poco. Lo primero que hace Hipólito Yrigoyen es mandarles el Regimiento X de Caballería, al mando del Teniente Coronel Varela, que dice: ‘yo no he visto nunca una explotación tan grande’, y obliga a los estancieros a firmar el primer convenio rural de la Patagonia. Aumento de 10 pesos, un paquete de velas por mes (porque a las 5 de la tarde era de noche y no había luz eléctrica) y que el botiquín estuviera en español y no en inglés. Cuando se va Varela, los estancieros no cumplen.”

Segunda huelga rural y pena de muerte

“Entonces viene la segunda huelga rural –sigue Osvaldo; y en vez de mandar al ejército a hacer cumplir el convenio, lo mandan a reprimir, con la pena de muerte en la mano. Le dan la pena de muerte por subversión. Yrigoyen le dijo: ‘aquí tiene Varela, la pena de muerte, y termine para siempre con las huelgas patagónicas’. El hilo se corta siempre por lo más delgado...

Entonces va a ocurrir esa matanza espantosa. Les cuento una anécdota que me relató Correa Falcón, que era Gobernador y al mismo tiempo Presidente de la Sociedad Rural de Santa Cruz. Dijo: ‘los estancieros no fuimos culpables de lo que ocurrió. Nos sorprendió cuando Varela empezó con los fusilamientos. Cuando vimos lo que estaba pasando nos reunimos los siete estancieros más poderosos de Santa Cruz y fuimos a verlo. Le dijimos: Teniente Coronel, le agradecemos porque usted ha hecho posible que acá no haya más huelgas rurales. Pero le pedimos por favor que termine con los fusilamientos, porque nos vamos a quedar sin mano de obra para la zafra lanera. Además usted fusila principalmente a los chilotes que cobran la mitad que los demás peones, además trabajan en invierno; los gauchos bonaerenses se niegan a sacar las ovejas que están enterradas en la nieve. Así que si usted los sigue fusilando no van a venir más de Chiloé, y va a haber que pagar mucho más caro. El Teniente Coronel Varela nos dijo ‘buenas noches’ y siguió fusilando’”

Los obreros fusilados y la ley de fugas

“Hay tres cifras sobre la cantidad de fusilamientos. Los obreros siempre dijeron que tenían documentados 1500. Los estancieros reconocían 900 y el Ejército dice que fueron muertos 26 obreros mientras huían, por la Ley de Fugas. Todo el mundo se calló la boca, hasta que hicimos la investigación, la película, y así me fue: ocho años de exilio.

Mi investigación duró 8 años y ocupé 4 tomos para poder demostrar todo. Allí está todo documentado. Cuando empecé muchos de los protagonistas vivían, menos Varela, que fue muerto por el anarquista Gustav Wilkens. Hace poco, cuando cumplí 80 años, hicimos una película, ‘La vuelta de Bayer’. Ahí se puede ver un diálogo con Braun, el nieto del dueño de aquellas estancias. Yo le digo ‘señor Federico Braun, en concepto de indemnización, a tanto obrero muerto en las estancias suyas, ¿no daría parte de su estancia en cooperativa a los peones?’. Me mira como si estuviese completamente loco y me dice ‘no, no; jamás he pensado eso. Yo he creado trabajo; tengo 8 mil empleados, pago 100 millones de pesos en impuestos’ (pensé, ¡lo que debe ganar para pagar 100 millones en impuestos!). Soy creador de fuentes de trabajo. Además, yo no había nacido’. Le pregunté si permitiría excavaciones para ver el número de fusilados. Y me dijo ‘bueno, lo permitiría, siempre que no traiga problemas ecológicos’. Y no lo permitió. Por eso el monumento a los caídos en la estancia La Anita quedó afuera. Cuando los turistas pasan hacia Calafate pueden ver la placa: ‘Acá hay 610 obreros fusilados’.

Malón libertario

“La película estuvo diez años prohibida -continúa Bayer-, y los libros fueron quemados por la dictadura. Pero a través de ellos, las nuevas generaciones, que habían superado la dictadura de Videla, empezaron a discutir la problemática. Ahora hay muchos monumentos en la zona. En la localidad de Gobernador Gregores, por el voto de los alumnos, docentes y padres, el colegio se llama José Font, el nombre de Facón Grande, el gaucho entrerriano fusilado. Hace poco recorrieron las estancias, y los alumnos secundarios marcaron los lugares donde estaban las cruces, las tumbas (...)”.

Antes de despedirse, Osvaldo nos leyó uno de los artículos del periódico La Protesta, que apoyaba a los huelguistas. “La Patagonia inmensa, de suelo pedregoso y vegetación arbustiva, será vuestra, será libre, será de todos, bandoleros del sur, cuando el malón libertario haya destruido todos los alambrados y arrasado todas las estancias”.

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