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MOVIMIENTO OBRERO

Pólemicas Fabriles - A propósito de los saqueos

La unidad obrera y popular

Los saqueos de fin de año generaron una discusión intensa en las fábricas y, como no podía ser de otro modo, en las agrupaciones que el PTS impulsa en distintos gremios industriales.

Hernán Aragón y Gerardo Campos

10 de enero 2013

 La unidad obrera y popular

Los saqueos de fin de año generaron una discusión intensa en las fábricas y, como no podía ser de otro modo, en las agrupaciones que el PTS impulsa en distintos gremios industriales.
 Los saqueos fueron organizados por punteros del gobierno- dice uno
 Para mí fueron armados por la oposición y Moyano para hacerle quilombo al gobierno. Ahora no hay tanta pobreza porque el gobierno algunas cosas buenas hizo- agrega otro
 ¿Ah sí? -responde un tercero- Si no hay pobreza, ¿entonces a quién organizan los punteros? Para que haya punteros del PJ y clientelismo tiene que haber pobreza. No es el 2001, pero hay un 35% de los trabajadores que está en negro y son pobres ¡Y nosotros tenemos que hacer horas extras para no serlo! ¿O no es así?
 Eso es verdad, pero no por eso iríamos a saquear- contesta otro
 ¿Cómo estás tan seguro?- le responden -Los saqueos son medidas desesperadas, no soluciones de fondo. Nuestros métodos son la organización, la huelga, el piquete, la movilización. Pero tampoco los condenamos y menos nos callamos ante la represión y la miseria.
El debate gira hacia la solidaridad de clase. Ante algunos compañeros más dubitativos, otros remarcan que el primer posicionamiento pasa por condenar la represión y exigir la libertad a los presos.
 Una familia muy pobre de enfrente a mi casa fue a los saqueos. ¿Tendría que haberlos denunciado a la policía? ¡Eso es una buchoneada terrible! Soy miembro de La Bordó, me solidarizo con mis vecinos y denuncio a la burocracia que desde los sindicatos no organiza a esos trabajadores. Y al gobierno que los reprime y detiene. ¿Con qué derecho vamos a pedir solidaridad cuando nos persiguen si no nos solidarizamos con los sectores más oprimidos y expuestos a la mafia del PJ?.
 
Entre tanta discusión política se perfila un grupo que empieza a sostener una posición “apolítica” (a pesar que algunos hicieron campaña electoral por el FIT y ya dijeron que volverán a hacerla). Para ellos La Bordó debe dedicarse sólo a cuestiones sindicales.
 Hay que dedicarse a los problemas de la fábrica y al gremio, faltan hacer muchas cosas y estamos muy metidos en política.
El debate se orienta al carácter que debe tener una agrupación como La Bordó, una agrupación que se reivindica clasista.
 -Tenemos el derecho y la obligación de hacer política. Sacamos el 40% de los votos del sindicato, somos una referencia para miles de compañeros. Peleamos por salario, categorías, la efectivización de los de agencia y terciarizados. Hay que seguir ganando más internas, con más militantes ¿Pero cómo vamos a dejarle la política a los Daer, Moyano, al gobierno, a los empresarios, a los punteros y a la oposición patronal?”
 -Está bien. ¿Pero en qué nos cambia pronunciarnos sobre los saqueos? ¿Para qué hacer tanta política hacia afuera?
La división entre “el afuera” y “el adentro” es una creación interesada de los patrones, el gobierno y los burócratas para debilitar la fuerza obrera.
La división entre permanentes y contratados, precarios, en negro y desocupados hace que muchos trabajadores sean pobres. Y además es el arma patronal para bajar el valor de la fuerza de trabajo.
Para los patrones es vital que, sobre todo los trabajadores en blanco, hagan esa separación entre lo sindical y lo político.
 Los patrones no pueden decirnos que no luchemos por aumento salarial, pero sí quieren hacernos creer que ése es nuestro único derecho. No sea cosa que nos organicemos políticamente contra la explotación, esa que hace que dejemos la vida en la fábrica mientras otros viven sumergidos en la miseria- dice uno
 Por eso promueven que la política la hagan los de “afuera”- agrega otro -O sea el PJ y los partidos que gobiernan para sus intereses
¿A quién le importa esa separación? A la burocracia sindical, amiga también del “divide y reinarás”. Si los burócratas se propusieran unificar a toda la clase obrera, a los millones que están fuera de los sindicatos, atentarían contra su propia naturaleza, que es vivir de las prebendas que les da el Estado por mantener justamente dividida a la clase.
Entonces, ¿A quién le interesa unir a los trabajadores con el pueblo pobre? ¿Y con qué objetivo?
Esa es tarea de los clasistas. Como dice un compañero, “de los que somos conscientes de que pertenecemos a la clase obrera, de que nos explotan los patrones y de que este gobierno (como todos los anteriores, democráticos o militares) garantizan que los capitalistas se lleven las riquezas que nosotros producimos”.
Por eso, sobre los saqueos, hay que levantar un programa que tome las reivindicaciones de los más pobres, de los “en negro”, precarios o desocupados. Un programa que incluya el problema de la vivienda, contra el aumento de las tarifas y por el aumento de la asignación universal, por el derecho al trabajo para todos.
Esta lucha política apunta a ganar a los obreros más concientes, para recuperar los sindicatos y, desde éstos, impulsar organizaciones comunes entre los trabajadores y el pueblo pobre.
Si la crisis mundial golpea sobre el país, los patrones, el gobierno y la burocracia usarán a los desocupados y pobres para enfrentarlos con los obreros ocupados. Debemos construir esa unidad para que la crisis la paguen los capitalistas.

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