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Regionales

Los “sin techo” víctimas del capitalismo

La tragedia de Villa El Cartón

1ro de marzo 2007

Las llamas que el 8 de febrero devoraban la villa “El Cartón” todavía no se han extinguido. Los diarios del 27/02 dan la noticia. “La golpeó un parante que cayó empujado por el viento cuando estaba abrazada a su bebé, que sobrevivió”. La madre muere protegiendo a su hijo bajo la tormenta. Es una víctima interminable de los ahora refugiados de “El Cartón”. La postal no será repartida en los puestos urbanos de atención al turista, pero pinta en cuerpo y alma la desidia y la hipocresía de la política burguesa. La de Telerman, Macri o Filmus, que utilizan la tragedia como circo electoral.
Es la Ciudad donde un boom inmobiliario crece en emprendimientos industriales y turísticos y en viviendas para la franja más rica, mientras en los últimos cuatro años los asentamientos crecieron 30%, siendo algunos de ellos verdaderos basurales1.
Luego del incendio, Telerman había prometido ante las cámaras una rápida construcción de viviendas que nunca llegó. El verdadero plan del gobierno de la Ciudad fue el de la dispersión. Enviar a sus habitantes a sórdidas fábricas o galpones abandonados de la zona sur. El sector que se negó, terminó a la intemperie hasta que la lluvia los enfrentó, otra vez, a una nueva tragedia, causando además de la muerte de la joven mujer, más de una decenas de heridos.  
Entre fuegos cruzados sobre la responsabilidad del incendio, denunciado por el gobierno como intencional, las villas son una zona de disputa de punteros de los partidos patronales en busca de votos y negocios, pero también de la resistencia y organización de sus habitantes.
La hipocresía no tiene límites. Transformando la tragedia en absoluta banalidad y aprovechando la inoperancia gubernamental, el empresario de la derecha Macri lanza su candidatura posando junto a una niña en un basural. 
Pobres contra pobres
Un factor adicional complementa la trágica situación.
El inicio de semana comienza con la rebelión de los vecinos de Parque Patricios que rápidamente se extiende al barrio de Barracas. La protesta, imbuida por el discurso de seguridad promovido por la derecha, se propone evitar que los “villeros” invadan los desgastados suburbios donde habitan los manifestantes. Es nuevamente el fuego, irónicamente el fuego, ahora para quemar los galpones destinados y autos, que en forma de barricadas improvisadas, ardían al grito de ¡No pasarán!.
Una primera lectura del hecho, muestra a estratos de las capas medias y bajas refugiándose en lo poco que tienen y, en definitiva, convirtiendo a las víctimas en victimarios.
La dinámica que tomaron estos acontecimientos conduce indefectiblemente a una lucha de pobres contra pobres. Será posible evitarla en la medida que la clase trabajadora y sus organizaciones se proponen dar una salida de fondo, que debe empezar exigiendo la solución inmediata a los reclamos de los pobladores de El Cartón mientras luchamos por un programa integral que contemple un plan de viviendas acordes a las necesidades de las familias trabajadoras y el pueblo pobre bajo control de los trabajadores y las organizaciones combativas; la urbanización inmediata de todas las villas de emergencia para sus pobladores, de acuerdo a un plan elaborado con los habitantes; la expropiación de inmuebles ociosos para ser adjudicados a los habitantes de los asentamientos, un salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar y que los alquileres no representen más del 20% del salario mínimo, el cese de la construcción de megatorres, basta de desalojos y remate.

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