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MOVIMIENTO OBRERO

La década ganada (por la precarización laboral)

Durante el kirchnerismo se extendieron los mecanismos para aumentar la explotación obrera. Encima, si ganás lo que vale la canasta familiar, te roban con el impuesto al salario.

Lucho Aguilar

11 de julio 2013

La década ganada (por la precarización laboral)

La historia de Sebastián Del Marco (ver nota pág. 5), el obrero de FATE que denunció las consecuencias de la explotación en su cuerpo, que peleó cuando quisieron dejarlo en la calle y ahora es despedido, es toda una muestra del “modelo industrial” del kirchnerismo. La productividad por hora trabajada en el sector del neumático aumentó un 34% entre 2003 y 2011: le sacan a los trabajadores un tercio más de lo que producían una década atrás. Ni grandes máquinas, ni robots, ni cubiertas que se hacen solas. El “crecimiento” fue sostenido por la espalda y los huesos de Sebastián, y miles como él.

En FATE manda Madanes Quintanilla, empresario “nacional” de buena llegada a Cristina Kirchner. El aumento de los ritmos, la tercerización y los premios por productividad son su marca registrada. En Pirelli los turnos son de 12 horas obligatorias, la mitad del personal está contratado, no valen sábados, domingos o feriados.

En esas condiciones, el final es previsible. Como denunciaba Sebastián a La Verdad Obrera hace pocas semanas: “Muchos compañeros tienen enfermedades pero no las declaran: se inyectan todas las semanas. Somos personal de descarte para FATE: en 3 o 4 años terminás roto”.

Por si hiciera falta, el kirchnerismo les ofrendó a los empresarios la Ley de Riesgos de Trabajo “noventista”.

Sólo una muestra

En estas semanas, varios conflictos desnudaron la profunda huella de la precarización en la condición obrera durante el kirchnerismo. La rebelión de las obreras de Kromberg en Pilar; la lucha de los papeleros de Molarsa Neuquén para reincorporar a un compañero que enfermó trabajando; los jóvenes metalúrgicos de Liliana que pelean por el pase a planta; los recolectores de Alto Comedero (Jujuy) que terminaron con el “trabajo en negro”. Del norte a la Patagonia, cada una de esas peleas muestra la decisión obrera de decir “basta” a las condiciones de explotación que el kirchnerismo sostiene.

Porque hoy en Argentina más de la mitad de los trabajadores está precarizado; 5 millones están sobreocupados; las mujeres, los jóvenes y los que están “en negro” cobran sueldos inferiores; casi la mitad de los convenios firmados durante el kirchnerismo incluyen cláusulas que flexibilizan y precarizan las condiciones de trabajo (ver infografía).

Dividen para reinar

Con cada modalidad de precarización, las patronales aumentan el nivel de explotación del conjunto de la clase trabajadora, y al mismo tiempo buscan dividirla aún más. En blanco, contratados, tercerizados, en negro.

Vale de nuevo el ejemplo de FATE. Allí los tercerizados no sólo cobran sueldos mucho más bajos que los efectivos, que los llevan a pasar hasta 20 horas en la planta para llegar al sueldo que necesitan. Además tienen comedores separados, y si sube un efectivo al colectivo que los deposita en la planta, deben dejar su asiento.
Porque la fragmentación es otra de las conquistas patronales que el kirchnerismo garantiza. Y también la burocracia. Ella ha dejado correr los contratos temporales y la tercerización (eso sí, les descuentan el 2% de cuota sindical). Por eso no sorprende que Hugo Moyano haya dicho en su acto contra el impuesto al salario que “lo que se multiplican no son planes trabajar, son planes descansar”. Confirma así el desprecio de los burócratas por los sectores más postergados, y que junto a los empresarios y el gobierno quieren meter en la cabeza de los trabajadores que la división que ha impuesto el capitalismo es natural.

Nada se puede esperar de ellos.

Por eso, como se planteó en el encuentro obrero realizado en la Zona Norte del Gran Buenos Aires, organizado por la Interna de Kraft: hay que organizar a los sectores combativos y antiburocráticos para enfrentar la precarización y pelear por la unidad de las filas obreras.


ABAJO EL IMPUESTO AL SALARIO

Paga el bancario y no el especulador

Además de padecer estas condiciones de trabajo y los efectos de la inflación que desgasta el salario, cada vez son más los trabajadores afectados por el impuesto al salario. El 20% de la clase trabajadora, los que llegan a cubrir la canasta familiar, sufren el recorte. Si sumamos los descuentos por recibos, IVA, y otras tasas, el 50% del sueldo de un trabajador se va en impuestos.

En cambio, la especulación financiera y la minería gozan de beneficios impositivos. Pagan el trabajador bancario y el obrero minero, pero no los empresarios que se la llevan con pala.

Por eso, denunciemos este robo y exijamos que se derogue el impuesto al salario.

Prensa

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