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Instrucción Cívica

El Congreso nacional acaba de dar una lección, o varias, de “instrucción cívica” alrededor del “debate de la Ley de Leyes”. En la crisis alrededor del Presupuesto 2011, queda en claro que son moneda corriente las transacciones de ‘toma y daca’, las presiones económicas para comprar voluntades de “representantes del pueblo”.

Manolo Romano

18 de noviembre 2010

Instrucción Cívica

El Congreso nacional acaba de dar una lección, o varias, de “instrucción cívica” alrededor del “debate de la Ley de Leyes”. En la crisis alrededor del Presupuesto 2011, queda en claro que son moneda corriente las transacciones de ‘toma y daca’, las presiones económicas para comprar voluntades de “representantes del pueblo”, las maniobras y operaciones mediáticas para hacer fracasar sesiones parlamentarias y hasta los enfrentamientos físicos entre las propias camarillas capitalistas. Los que piden a los trabajadores, cuando apenas amenazan con una huelga, que antes “se agoten las instancias de diálogo” o acepten conciliaciones obligatorias, los que condenan la acción directa de los cortes de vías o la toma de colegios y facultades que se resuelven en asambleas masivas, muestran el arsenal de mecanismos “democráticos” con que dirimen sus diferencias. En este marco, donde todos los de arriba pierden prestigio ante la mirada de millones, la presidenta de la comisión de “Asuntos Constitucionales” Graciela Camaño, mano derecha de Duhalde en el Congreso y esposa de Luis Barrionuevo, dejó en claro que el Grupo A está “para el cachetazo”. La oposición patronal, a pesar de contar con mayoría en la Cámara de Diputados, ha profundizado su fragmentación luego de la muerte de Néstor Kirchner y se debate en la impotencia. Pero el gobierno, que ha recobrado adhesión popular e intenta utilizar la situación para mostrar a sus opositores como “la máquina de impedir” quedando con las manos libres para hacer un uso discrecional de los fondos públicos, no obstante, se ve impedido de lograr mayor legitimidad, mediante la votación parlamentaria, para la utilización de los 500 mil millones de pesos del proyecto de presupuesto nacional.

Mientras la atención mediática está centrada en este nuevo sainete del Congreso, hay cachetazos que pueden venir de otro lado. Cada vez que el gobierno decide “volver al mercado de capitales” para obtener crédito externo hay un nuevo remezón de la crisis internacional. Cuando en 2008, luego de la derrota en la pulseada ante la patronal del campo, CFK había declarado su intención de pagar al Club de Paris se precipitó el “setiembre negro” de la economía mundial. Esta vez, el mismo día que la presidenta anunció por TV el plan de pagos de esa deuda que comenzó a contraer la dictadura (ver contratapa), y esperaban el festejo de los mercados, un nuevo cimbronazo de la crisis financiera aguó la fiesta. “Las noticias que llegaron desde China y desde Irlanda desalentaron a los inversores de todo el mundo. Acá ese clima se tradujo en una fuerte caída de las acciones, que cedieron 4,5% según el índice Merval y un importante derrape de los títulos públicos, especialmente de los cupones ligados al PBI, que cedieron entre 2 y 3,5%”. (El Cronista Comercial, 17/11).

El intento oficial es recrear unidad burguesa en torno al gobierno, facilitando a los industriales el acceso al crédito mediante concesiones al capital financiero internacional. En este camino los jefes de la UIA, que se han mostrado más cercanos al gobierno después de la muerte de NK, fueron parte de la delegación oficial a la cumbre del G20 en Corea.
Asimismo, la recuperación gubernamental logró el fraccionamiento de la Mesa de Enlace atrayendo a Eduardo Buzzi de la Federación Agraria que ahora denuncia a Elisa Carrió por ser un ariete “de los intereses de los grandes sojeros” (sic). El nexo entre el gobierno y los “sojeros pequeños y medianos” fue el ex -duhaldista y hoy ministro de Agricultura, Julián Domínguez, y más en general, un subproducto del giro de Cristina hacia el peronismo de Santa Fe y Córdoba, como mostró el acercamiento a Schiaretti y De la Sota o la posibilidad de un armado similar con Obeid y el propio Reutemann, todos militantes a favor de los dueños de la tierra contra el aumento de las retenciones a la exportación agraria. De fondo, es la reacción a este socavamiento que está haciendo el gobierno de la base social del proyecto de Duhalde y el Peronismo Federal lo que impulsó el brazo derecho de Graciela Camaño contra la cara del diputado Kunkel.

La contradicción es que este desplazamiento del péndulo oficial hacia la unidad del peronismo, potable a las grandes patronales de la industria y el campo, convive con el sostenimiento de la “columna vertebral” de la CGT, que el kirchnerismo viene utilizando como herramienta de contención del movimiento obrero y que la gran burguesía busca jaquear para moldear un próximo gobierno en el 2011 con menos concesiones a los trabajadores. Los mismos industriales que se muestran más cerca de CFK, le dieron la espalda a la reunión de la comisión parlamentaria donde se intentó tratar el proyecto de Ley de Héctor Recalde -que también “unificó” a las dos alas de la CTA- para repartir el 10% de las ganancias empresarias. El establishment sigue su cruzada para debilitar a los sindicatos aprovechando el desprestigio de la burocracia sindical, que ha dado un salto luego del crimen de Mariano Ferreyra. La justicia federal acaba de allanar la sede de la Obra Social del sindicato de camioneros del propio Moyano por la investigación sobre la denuncia del cobro indebido de reintegros del Estado por la supuesta compra de costosos medicamentos para tratar enfermedades graves de sus afiliados. En este marco, el jefe de la CGT suspendió la reunión en Mar del Plata del PJ bonaerense, que se muestra incapaz de comandar ante el aparato de intendentes, y ahora busca apoyo en un “encuentro ampliado” con el gobernador Scioli y la propia presidenta. Hugo Moyano, para decirlo en sus propios términos, parece retroceder de su pretensión de convertirse en “factor de poder” a tratar de mantener su vieja posición como “factor de presión”.

En tanto, desde abajo la clase trabajadora sigue dando muestra del repudio a los viejos dirigentes sindicales. Al cierre de esta edición, en la gran planta de Volkswagen de Córdoba los trabajadores metalmecánicos del SMATA derrotaron en la elección del cuerpo de delegados a la burocracia sindical que vino pactando con las multinacionales automotrices el despido de contratados y persiguiendo a los dirigentes clasistas del gremio, como Hernán Puddu de IVECO y Sergio Folchieri a quien agredieron con una patota en la propia VW. Nuestra lucha contra la burocracia sindical, no hace causa común con los intereses de las patronales que, en realidad, intentan derrotar las organizaciones obreras.
Nuestra apuesta es terminar con la burocracia sindical y sus patotas, para recuperar nuestros sindicatos y desatar las energías de la clase trabajadora contra las patronales y convertirlos en la palanca de una política independiente del gobierno y todos los bandos capitalistas.

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