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Fuera el Estado de las organizaciones obreras

16 de agosto 2007

Desde el PTS estamos a favor de que los trabajadores se organicen como quieran sin condicionamientos del Estado y de la patronal. Las ataduras de las organizaciones obreras al Estado son la fuente de privilegios de la burocracia sindical. Esta actúa como correa de enlace de los intereses de los patrones al interior del movimiento obrero, a cambio de los beneficios millonarios como el control de las cuotas sindicales, los fondos de las obras sociales y los aportes por convenio, entre otros.

En la actualidad la Ley de Asociaciones Sindicales 23.551, que rige la actividad sindical, es un molde para fabricar burócratas que instaura un arsenal de artículos proscriptivos contra los trabajadores y contra cualquiera que pretenda oponerse a la burocracia tradicional. La ley convalida la decisión a dedo de las personerías por parte del Estado y contiene multitud de atribuciones para que la burocracia central controle el dinero de las cuotas sindicales, intervenga federaciones, sindicatos y comisiones internas a su antojo. Las exigencias arbitrarias de antigüedad para que un trabajador pueda acceder a los puestos dirigentes previstas en la ley son inauditas y de hecho sirven para que los burócratas retengan los cargos en forma vitalicia. Como comenta el histórico dirigente del clasismo cordobés Gregorio Flores “En algunos casos, las exigencias son tales que es más difícil ser dirigente sindical que presidente de la nación: para ser candidato en la UOM tenés que haber sido dirigente antes, si no, no podés ser candidato a Secretario General”. Pero la tutela estatal no se logra sólo a partir de esta ley. Existen otras como las que reglamentan el derecho de huelga o las que median en los conflictos sindicales como el arbitraje o la conciliación obligatoria.
La CTA ha criticado la ley 23.551 pero señalando su oposición sólo con respecto a una cuestión: la facultad estatal de otorgar la personería a la central con mayor cantidad de afiliados y representación. Hasta los estatutos de los gremios de la CTA están basados en esta misma ley, de modo tal que avalan la injerencia estatal en las organizaciones gremiales y la perpetuación de la casta burocrática. Víctor De Gennaro, uno de los dirigentes máximos de la CTA, fue Secretario General de ATE ¡durante 15 años! desde 1984 hasta 1999.

Así, la CTA que se reclama autónoma del Estado y los partidos políticos es una organización que no difiere sustancialmente de la CGT. Recientemente han introducido una modificación en su estatuto que permite ejercer de forma simultánea la tarea de dirigente sindical y funcionario público, a partir de lo cual, han proliferado los funcionarios del gobierno y de los partidos patronales en esta Central.

Desde el PTS luchamos por eliminar toda injerencia estatal de las organizaciones obreras y acabar con la ley de Asociaciones Sindicales. Sobre esta base la clase trabajadora tendrá las manos libres para autoorganizarse en función de sus genuinos intereses.

Prensa

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