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OFICIALISTA U OPOSITOR

El posibilismo “progresista”, un callejón sin salida

La puja abierta con la disputa por los decretos presidenciales para utilizar las reservas del Banco Central para el pago de la deuda externa ha sido planteada por quienes defienden la postura gubernamental como una disputa por el “modelo de país”. Pero ni el gobierno ni la oposición parlamentaria tienen diferencias en cuanto al pago de la deuda. Para los Kirchner el recurso a las reservas es manifestación de que las condiciones favorables de la economía mundial que le permitieron su momento de predominio político quedaron atrás. Nadie cree seriamente en el discurso que dio el ex presidente al reasumir la conducción del PJ afirmando que en 2010 se abre “una nueva etapa de redistribución de los ingresos, para llegar al 50 por ciento del PBI para cada sector, como proponía Perón”.

Christian Castillo

11 de marzo 2010

La puja abierta con la disputa por los decretos presidenciales para utilizar las reservas del Banco Central para el pago de la deuda externa ha sido planteada por quienes defienden la postura gubernamental como una disputa por el “modelo de país”. Pero ni el gobierno ni la oposición parlamentaria tienen diferencias en cuanto al pago de la deuda. Para los Kirchner el recurso a las reservas es manifestación de que las condiciones favorables de la economía mundial que le permitieron su momento de predominio político quedaron atrás. Nadie cree seriamente en el discurso que dio el ex presidente al reasumir la conducción del PJ afirmando que en 2010 se abre “una nueva etapa de redistribución de los ingresos, para llegar al 50 por ciento del PBI para cada sector, como proponía Perón”. Al contrario, el gobierno pretende superar su debilidad política mostrándose como aquel que está en condiciones de garantizar buenos negocios al capital, manteniendo la “gobernabilidad” en base a su acuerdo con la burocracia sindical moyanista. A lo sumo, busca seducir al capital financiero para tratar de ganar tiempo e intentar contener, cada vez más senilmente, intereses sociales que la crisis capitalista internacional hace más antagónicos. En la oposición, la coincidencia en el rechazo al DNU presidencial muestra a su vez varias posiciones, que van desde quienes tienen diferencias meramente de forma hasta los que buscan forzar a los Kirchner a “bajar el gasto público” y realizar un “ajuste” de tipo noventista, algo que la pareja presidencial trata de evitar en función de su supervivencia política, atacando los salarios no por una baja nominal sino por la vía inflacionaria.

Lo paradójico del caso es que los kirchneristas, que se autotitulan “nacionales y populares”, presentan como gran medida soberana hacer lo que festejan los acreedores y el capital financiero internacional, que es que se garantice el pago. Por eso el gobierno da como uno de sus argumentos centrales contra la oposición parlamentaria el hecho que los “mercados” están de acuerdo y aplauden su medida. El propio argumento del desendeudamiento es también para la gilada: el pago con reservas es, antes que nada, una medida destinada a facilitar las condiciones para un nuevo endeudamiento, como lo repitió numerosas veces Boudou y la misma presidenta cuando en diciembre anunció el DNU que creaba el Fondo del Bicentenario. Terminado el ciclo donde se podía pagar en base a los “superávit gemelos” (más los auxilios de Venezuela cuando hizo falta), el kirchnerismo pasó de alabar las ventajas de “vivir con lo nuestro” a mostrarse como el mejor garante para conseguir nueva deuda pública y privada en el mercado internacional.

Los intelectuales del “progresismo K” están defendiendo no sólo a uno de los gobiernos más pagadores de la historia sino a un “modelo de país” donde la mitad de la clase obrera gana apenas $ 1500 cuando la canasta familiar asciende a $ 3800, como reconoce la propia burocracia de Daer que encabeza el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (Clarín, 9-03-2010). Un “modelo” donde la precarización laboral alcanza a más del 40% de la fuerza de trabajo y donde el capital extranjero controla dos tercios de las principales 500 empresas, entre ellos recursos estratégicos como el petróleo y el gas. Donde 500.000 jóvenes no trabajan ni estudian y donde tres de cada diez habitantes se encuentran en situación de pobreza. Donde la tríada de grandes terratenientes, empresas del agro business y multinacionales exportadoras se apropian del grueso de la renta agraria mientras pagan miseria y superexplotan a los trabajadores rurales. Donde los capitalistas obtienen tasas de ganancia que se cuentan entre las más elevadas del mundo (como ha señalado el propio diputado oficialista y abogado de la CGT Héctor Recalde) y cuentan con todo tipo de facilidades para continuar fugando capitales gracias a las facilidades de la Ley de Entidades Financieras de Videla y Martínez de Hoz, que este gobierno ha mantenido sin tocarle una coma.

Presentando una medida de subordinación al capital financiero como si fuera de “defensa de la soberanía nacional”; y alabando un “modelo” que ha dado grandes ganancias a los capitalistas mientras a los trabajadores sólo le tocan migajas; los intelectuales K están dando muestras que no son menos que el grupo Clarín a la hora de crear “países virtuales”.

Solanas y los progres del Grupo A: de la moratoria a los depósitos en el Banco de Basilea

Pino Solanas, por su parte, viene sosteniendo con los diputados que lo acompañan en Proyecto Sur el planteo de que hay que separar la deuda legítima de la ilegítima y formar una Comisión Bicameral investigadora. Algunos medios presentaron su planteo como equivalente al no pago de la deuda externa, que sostenemos desde el PTS y otras fuerzas de izquierda. Sin embargo, Pino Solanas ha dejado claro en estos días que no sólo se opone al no pago sino que ha retrocedido de su postura de realizar una moratoria de pagos mientras se investiga la deuda. Como señaló la diputada de Proyecto Sur Alcira Argumedo en una columna en Página 12: “Quede claro que Proyecto Sur no plantea un default: al igual que en Ecuador, es posible realizar ciertos pagos no cuestionados o depositar en el Banco de Basilea como consignación, mientras una Comisión Bicameral asesorada por peritos nacionales e internacionales investiga el conjunto del endeudamiento y su legitimidad” (“El lugar del progresismo en el debate”, 9-03-2010). Una postura que reiteró Pino un día después en el programa emitido por TN “Palabras más, palabras menos”. Un planteo revelador, ya que este temor a quedar pegado a un “default” de la deuda –y esto en momentos en que son varios los países que pueden caer en tal situación- muestra que también para Proyecto Sur el problema es cómo conseguir nuevo endeudamiento a nivel internacional, si no, ¿por qué tanto temor a romper con la dependencia del capital financiero internacional? Se entiende por qué Proyecto Sur se negó a impulsar las movilizaciones y actos por el no pago que realizamos desde las fuerzas de izquierda, más allá de la presencia simbólica de alguno de sus miembros y de las ilusiones del PCR y el MST en que tomen una dirección distinta (este último, incluso participó en la audiencia pública sobre la deuda que Proyecto Sur compartió con el GEN de Margarita Stolbizer y con el Partido Socialista del sojero Binner en momentos en que este se niega a dar aumento a los docentes santafesinos).

Se confirma lo que hemos dicho desde el PTS sobre la incapacidad congénita de Proyecto Sur para mantener una posición independiente de los campos capitalistas en disputa. Con un programa que no va más allá de una utópica “humanización del capitalismo” y sin relación orgánica con la clase obrera, los “progre” de Proyecto Sur actúan en espejo a los “progre” que apoyan al kircherismo. Si estos lo justifican como mal menor frente al espanto de la oposición, los “pinistas” utilizan muchas denuncias justas al gobierno para justificar su papel de “pata izquierda” del llamado “grupo A”, como llamó Patricia Bullrich al conglomerado de la oposición parlamentaria cuando se repartieron los puestos en las comisiones de la Cámara de Diputados. Para lamento de muchos de sus votantes, las votaciones de Solanas y sus amigos en el parlamento junto a lo peor de la reacción se están volviendo una costumbre.

Embelleciendo la “subordinación y valor” al capital financiero como si fuera una gesta nacional en el caso de los “progres” K; o formando mayorías parlamentarias con lo peor de la reacción en el de Proyecto Sur; el posibilismo progresista se muestra como un callejón sin salida para romper con el atraso y la dependencia nacional.

Frente al problema de la deuda externa, el no pago es el único planteo consistente con la defensa de los intereses de la nación oprimida. Como venimos denunciando desde la izquierda, es una deuda ilegítima y fraudulenta por la que ya se pagaron más de 200 mil millones de dólares, cuyos pagos sólo de intereses este año equivalen a la totalidad de los presupuestos de salud y educación. Desde ya que esta medida no puede ser un planteo aislado, sino que debe ser parte de un programa de conjunto que incluya la nacionalización de la banca y el comercio exterior bajo control de los trabajadores y apunte a terminar con este régimen entreguista y explotador. Haciendo suyo este programa (y no alabando al gobierno como hacen Moyano y otros sectores de la burocracia sindical), la clase obrera puede dar una salida a la crisis emergiendo como sujeto político independiente, encabezando al conjunto de los sectores oprimidos y explotados en una la lucha para terminar con la dominación del capital imperialista y de sus socios locales. Desde el PTS, impulsando las tendencias más progresivas expresadas en el “sindicalismo de base”, ponemos todo nuestro empeño en que se desarrolle esta perspectiva.

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