
El juicio oral por la masacre de 2012 en muestra la prepotencia de los responsables de esta hecho evitable que costó 52 vidas obreras y 700 heridos. Empresarios y funcionarios se desligan de responsabilidades y acusan juntos al maquinista, así como estuvieron asociados durante toda esta déKada, en la cual lo único ganado en materia de transporte es el viajar –precisamente- como ganado. Los Cirigliano (dueños de TBA), funcionarios de la CNRT (organismo estatal de control) y los impresentables ex secretarios de Transporte Jaime y Schiavi, todos aseguraron que los frenos del tren “chapa 16” funcionaban bien y que hubo una falla del maquinista.
Jaime y Schiavi defendieron su gestión asegurando haber trabajado “sin descansar un minuto” (¡cuando Jaime viajaba a Brasil con aviones pagados por Cirigliano!) y Jaime declaró no tener “cargo de conciencia por el accidente (sic) en Once”. Ambos confesaron haber trabajado en comunicación directa con “Néstor y Cristina”, lo que evidencia la responsabilid desde las más altas esferas del gobierno nacional. Mientras estos ex funcionarios declaraban como burlándose de las víctimas, los familiares y sobrevivientes realizaron un acto fuera de los tribunales, sindicándolos como dos de los principales responsables.
Los testimonios de sobrevivientes y familiares fueron contundentes: señalaron que el tren no frenó y pasó de largo en Morón, que tuvo problemas para frenar en Floresta, que antes de salir de Moreno anunciaban por altoparlantes que saldría con demoras y podía ser cancelado. Norma Barrientos, quien viajaba cerca de la cabina del motorman, entre lágrimas declaró haber escuchado “¡los frenos no me responden!” y pedidos de auxilio del maquinista.
Relatos sobre la angustiante espera del rescate, con el daño psicológico y en muchos casos físico que les queda como secuela de por vida y que no mereció prácticamente ningún tipo de asistencia por parte del Estado, ni mucho menos de la empresa, muestran el cinismo de los “pedidos de disculpas” de Schiavi o los Cirigliano.
Este miércoles 23 Randazzo y CFK anunciaron la renovación de los trenes de la línea San Martín, responsabilizando en primer lugar a los trabajadores ferroviarios (“ahora brinden el servicio, no hagan paros”) mientras a los empresarios apenas les piden que “cumplan” porque “están subsidiados”.
La reconstrucción de la red ferroviaria debe partir de expulsar a todas las empresas responsables del vaciamiento ferroviario, confiscarles los subsidios que recibieron durante años y poner todas las líneas ferroviarias bajo administración de los trabajadores y control de comités de usuarios populares, única solución de fondo al problema del transporte, a la que se niega tanto el gobierno como el conjunto de la oposición patronal.