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¿Cómo se pueden controlar realmente los precios?

La devaluación promete un nuevo empujón a la espiral ascendente de los precios. La burocracia sindical moyanista lanzó la estimación de un aumento de precios de 4,2% sólo para enero.

Esteban Mercatante

30 de enero 2014

La devaluación promete un nuevo empujón a la espiral ascendente de los precios. La burocracia sindical moyanista lanzó la estimación de un aumento de precios de 4,2% sólo para enero. Las petroleras se preparan para remarcar las naftas, lo que ya generó chispazos entre el CEO de YPF Miguel Galluccio con el Ministro de Economía. En numerosos sectores de la industria remarcaron los precios o se aprestan a hacerlo. Todos los sectores empresarios se preparan para terminar enero con fuertes ajustes. Las declaraciones de Alfredo Coto y otros representantes de grandes cadenas muestran que también trastabillan los precios “cuidados” acordados por Augusto Costa, el sucesor de Guillermo Moreno en la Secretaría de Comercio. Aunque el Jefe de Gabinete Jorge Capitanich sobreactúa, mostrando 31 actas de infracciones en los Precios cuidados y otros electrodomésticos y declara que “hemos detectado sólo un incumplimiento en 1,5 de los precios acordados” a renglón seguido reconoce que “sí vemos problemas de abastecimiento vinculados a logística". Es decir que los acuerdos se incumplen desabasteciendo las góndolas, una de las maniobras más extendidas para sortear los compromisos que los fabricantes y supermercados aplican sistemáticamente desde los tiempos de Moreno. Capitanich dice que el gobierno cuenta con varios mecanismos para enfrentar la "violación del Acuerdo de Precios: pueden haber multa, clausura, apertura de importaciones y/o retiro de beneficios (energía y asistencia crediticia), según cada caso". Pero nada impide que los precios sigan en aumento.

Pretender que con los precios “cuidados” se frenará la inflación es como querer tapar el sol con la mano. Incluso si lograran garantizarse el cumplimiento de estos compromisos, algo que ya está siendo desmentido, estos abarcan una ínfima parte de los miles de productos que componen el consumo obrero y popular. La realidad es que el gobierno lo único que cuida verdaderamente son las ganancias empresarias. Ahora concedió una suba en los electrodomésticos y lavarropas. El acuerdo con las empresas que fabrican insumos difundidos (acero, aluminio, etcétera) y de la construcción no es más que un anuncio que pronto será burlado por las empresas. Se trata de maniobras distractivas para hacer pasar techos al salario que cada vez resultan más inverosímiles.

Opuesto al “control” K, la única manera de enfrentar seriamente la remarcación es con la fuerza de la clase obrera que por su peso social tiene capacidad para conocer al dedillo las variables económicas de todo el circuito, desde las fábricas a las góndolas. Como reconoció un jerarca de la CGT oficialista sin dar su nombre, “muchos sindicatos ejercitan con precisión la evolución de los costos para elaborar productos, la prestación de servicios y la cadena de valor”. Pero con el peso de la burocracia, que maniobra para garantizar los intereses de las patronales a cambio de beneficios personales, toda esa fuerza social entra en vía muerta. Desde todos los lugares de trabajo, impulsado por delegados de base y desde los sindicatos y seccionales opositoras, es necesario pelear por poner en acción un verdadero control de los precios: organizando comités junto con consumidores populares, por ejemplo amas de casas de las familias trabajadoras o desocupadas, luche para exigir la apertura de los libros de contabilidad en todas las alimenticias y otras empresas de productos básicos para la vida, para dejar al desnudo el “gran secreto” capitalista, la diferencia entre los costos y los precios en góndolas. Los trabajadores de las grandes cadenas de supermercados también pueden aportar en el seguimiento diario de la remarcación. Contra las maniobras capitalistas que ocultan productos para obligar a comprar los que no tienen precios acordados, los trabajadores de las grandes fábricas resultan clave para hacer una contabilidad de los productos guardados en depósitos. De esta forma se le puede parar la mano a los aumentos, desnudar las maniobras del gran capital para golpear a los asalariados, y pelear por garantizar el acceso a los productos de la canasta básica para la clase trabajadora y los sectores populares.

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