PTS
Partido de los Trabajadores Socialistas
    Buenos Aires   |  27 de marzo de 2024
Facebook
Twitter
Instagram
 
DEBATE
La crisis del campo y el régimen político
Por: Eduardo Castilla

31 Mar 2008 |

La actual pelea entre los diversos sectores del campo y el gobierno nacional abre la posibilidad de nuevos realineamientos políticos dentro de los partidos existentes. En ese marco, es probable que se estén desarrollando las primeras manifestaciones de crisis importantes dentro de la coalición política del kirchnerismo.

Estos realineamientos se harán más claros y abiertos en la medida en que la crisis internacional impacte más claramente en nuestro país y las relaciones entre las diversas fracciones de la clase dominante se tornen más ríspidas y conflictivas ante el achicamiento de la rentabilidad.

La crisis económica internacional como trasfondo de la pelea

La crisis internacional actúa como base sobre de la dureza de los dos sectores en pugna. El blog I-Ecco (del diario Clarín) señala que “Aunque no lo dijo, es claro que el Gobierno está buscando reaseguros frente a la profundización de la crisis financiera internacional que, día a día, demuestra no tener fin (…) Esto profundiza la desconfianza y la idea de que los zarpazos de la crisis pueden estar a la vuelta de la esquina”. [1]

La crisis económica internacional, que no cesa de avanzar, empieza a poner en tela de juicio la sustentabilidad del patrón de acumulación nacido con la devaluación y, mediante el cuál, mantuvo hegemonía el gobierno de los Kirchner.

Este patrón, basado en los altos precios internacionales de los comoditties y el crecimiento de la economía a nivel global, empieza a entrar en crisis. Esto implica que las distintas fracciones de la clase dominante se preparen para una pelea por la mayor porción de riqueza posible hacia el futuro.

Todo cambio importante en la relación entre estas fracciones implica reordenamientos dentro de la esfera de los partidos políticos. En el 2001 el viejo sistemas de partidos existente en la Argentina estalló. Surgieron coaliciones inestables que se fueron expresando en las diversas elecciones de los últimos años.

Hoy, la pelea con el campo, está poniendo de manifiesto la necesidad de un reordenamiento de la esfera política. Es lo que señala el periodista Morales Solá cuando plantea que “Un período de la política argentina ha terminado. ¿Qué es lo que ha terminado? Una etapa marcada por el predominio casi excluyente de una persona en la conducción de la República, una contradicción institucional en sí misma” [2]

Durante los últimos años vimos como el gobierno de Kirchner ejercía el poder sin mayores obstáculos. Salvo crisis menores, como la derrota de su candidato en Misiones o el desprestigio en Córdoba por el apoyo a Schiaretti en las elecciones pasadas, ninguna crisis de magnitud había impedido al gobierno actuar de manera hegemónica y, desde el ejecutivo, impulsar políticas tendientes a recuperar la fortaleza de las instituciones.

Las modificaciones en la Justicia, así como la política de derechos humanos del gobierno, habían sido parte de este objetivo. En el terreno del régimen de partidos, los Kirchner se habían inclinado primero por la construcción de dos partidos políticos “modernos” al estilo europeo, uno de centroizquierda, donde se ubicaba el kirchnerismo y otro de centroderecha, donde se hallaban todos los opositores, desde Macri a Lavagna, pasando por Carrió.

En los últimos meses, este proyecto fue dejado de lado y reemplazado por la construcción del viejo PJ, de la mano la burocracia sindical de Moyano y en estrecha alianza con la burguesía industrial. Era este proyecto el que venía primando y consolidándose detrás de la figura de Kirchner. [3]

¿Los inicios de una crisis de la coalición kirchnerista?

Primero esta pelea empieza a poner en cuestión esa unidad lograda. Estamos presenciando la primera crisis del recientemente unificado PJ. Kirchner había logrado esa unificación, dejando por fuera a sectores impresentables, como Menem y los Rodríguez Saa. Esta fortaleza se había expresado, entre otras cosas, en el apartamiento de la discusión tanto de Duhalde a nivel nacional, como de De la Sota en Córdoba.

Sin embargo, hoy estamos viendo como, ante el reclamo de los productores rurales, el gobierno de la provincia de Córdoba se aparta de la política del gobierno nacional y plantea un llamado al diálogo. Esto ha significado una crisis para el gobierno provincial que depende en gran medida para solventar gastos provinciales del aporte de la Nación.

Pero la ubicación más clara de Schiaretti se ha podido ver en menor medida en otras provincias, como ocurrió en Buenos Aires con el ofrecimiento de Scioli como mediador. Se ha dado una crisis dentro del gabinete de Alperovich en Tucumán, donde dos de sus ministros, ligados al campo, renunciaron hace pocos días. En Chaco, el gobierno de Capitanich ha tenido que mostrarse dispuesto al diálogo con los productores rurales incluso antes de que se levantar las medidas.

Estos elementos empiezan a mostrar la fragilidad de la “unidad” del el PJ. Es que la misma es el subproducto de un escenario de importante unidad burguesa y es precisamente esta la que empieza a resquebrajarse. [4]

Estos elementos también se expresan en las declaraciones de Cobos, contradictorias en algunos casos con las de Cristina Fernández. [5] No se trata de exabruptos del mendocino, sino que expresan las contradicciones del radicalismo, partido ligado históricamente a las clases medias.

El PJ de los Kirchner expresó una situación de unidad de las fracciones burguesas, producto de que el patrón de acumulación existente, permitía que todos ganaran.

En estos 5 años no sólo los diversos sectores de la burguesía industrial lograron una enorme recuperación, sino que el campo logró aumentar su rentabilidad en casi un 700%. Pero es la crisis económica, la que pone en cuestión este crecimiento y abre el escenario de peleas entre las distintas fracciones de la clase dominante.

Gramsci distinguía entre aquellos partidos que tienen una existencia coyuntural y aquellos que tienen una existencia orgánica. Desde las jornadas revolucionarias del 2001 hemos asistido en la Argentina a estructuras del primer tipo: coaliciones inestables que se expresan en cada elección de manera diversa.

El viejo bipartidismo entre peronistas y radicales dejó lugar a estas coaliciones y son las grandes crisis políticas las que muestran lo inestable de las mismas.

Las clases medias urbanas que se expresaron electoralmente en octubre en contra del gobierno son las que realizaron los cacerolazos. Estas carecen aún de una representación política orgánica estable. Si bien se han expresado en las elecciones de capital Federal en el voto a Macri y a nivel nacional en el voto a Carrió, no existe nada que las aglutine a escala de todo el país.

Pero al mismo tiempo, las clases medias rurales que hoy pasan a la oposición al gobierno nacional carecen de representación política. Estos sectores que votaron a Cristina Kirchner en octubre, hoy no tienen referencias políticas. Como hemos señalado en el número anterior de La Verdad Obrera, lo que hoy aparece como un “partido del campo” indiferenciado no puede mantenerse frente a la perspectiva de mayores choques o crisis, sino que tenderá a dividirse.

La Sociedad Rural y sectores de los grandes productores se hallan social y culturalmente más cerca de las clases medias acomodadas de Capital Federal. Pero los pequeños productores y chacareros, así como los peones rurales no tienen una afinidad ni histórica ni cultural con estos sectores. ¿La crisis que señalamos del PJ puede ser la base para el surgimiento de sectores que intenten representar políticamente a estas fracciones? Eso es algo que es imposible definir de manera cierta hoy, pero es preciso dar cuenta de esta contradicción

El movimiento obrero y la necesidad de su independencia política

En esta situación la clase obrera no ha podido intervenir con una política independiente. La conducción de la burocracia sindical ha estado mayoritariamente al lado del gobierno , pero sin protagonizar movilizaciones o acciones. Pero esto significa el apoyo a la política a favor de la burguesía industrial que lleva adelante el gobierno nacional.

La pelea por la independencia política de la clase obrera se torna nuevamente una necesidad ante el escenario de la aparición de nuevos proyectos políticos que intenten expresar la diferenciación de sectores burgueses en relación al gobierno nacional.

Lamentablemente sectores de la izquierda han tendido a ubicarse en esta crisis en uno de los bandos en pugna, dejando de lado la necesidad política de que la clase obrera pueda actuar de manera independiente.

El MST, para citar un ejemplo, se ha negado a reconocer el carácter de las movilizaciones de la semana pasada, haciendo caso omiso de la composición social de las mismas [6] . Por tratarse de una movilización opositora al gobierno el MST ha participado de las mismas levantando su propia política de defensa de los derechos de los pequeños productores . Pero como ya hemos señalado, el conjunto de las organizaciones del campo se hallan unificadas bajo el reclamo de “No a las retenciones”, dirigidas por la política de la Sociedad Rural [7] Al mismo tiempo, las movilizaciones de sectores medios tenían la impronta de las clases medias altas que votaron a Macri. Como lo señaló la revista Veintitrés se trató de la “rebelión de las cacerolas llenas”. [8]

Se perfilan las tendencias a la existencia de mayores disputas dentro de la clase dominante. La pelea por la independencia política de toda variante patronal, se vuelve una tarea central y constante. Tal como lo venimos planteando desde hace ya un año, la pelea por la construcción de un Partido de Trabajadores se vuelve una tarea urgente para la vanguardia obrera que ha venido dando las últimas luchas contra la burocracia, el gobierno y las patronales.

 

Ver online | Ir a www.pts.org.ar



Redacción de la Verdad Obrera: [email protected]
La Rioja 853 - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - C1221ACG - Argentina / Te.: (54-11) 4932-9297