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Partido de los Trabajadores Socialistas
    Buenos Aires   |  27 de marzo de 2024
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CONFERENCIA 90 ANIVERSARIO
¿Soviets sin bolcheviques?
Por: Christian Castillo

06 Dec 2007 |

Otro argumento que en realidad tiene una larga tradición histórica pero que estuvo muy de moda últimamente, lo plantearon quienes dicen que estuvo muy bien que los soviets tomaran el poder; que los soviets son fantásticos, grandes organismos de autoorganización donde participan los obreros, participan los campesinos, participan los soldados; pero que el problema fueron los bolcheviques. Que toda esa potencia, esa multiplicidad de tendencias, de aspiraciones y acciones emancipatorias de las masas en realidad lo quisieron reducir a la dictadura del proletariado, y más aún a la dictadura del partido. Vamos a contestar este argumento desde dos puntos de vista.
En primer lugar, tenemos que decir que pensar que los soviets pueden hacerse del poder sin partido revolucionario en realidad es desconocer las lecciones de todas las experiencias revolucionarias del siglo XX. En el siglo pasado hubo efectivamente distintas situaciones revolucionarias donde las masas tendieron a poner en pie organismos de tipo soviético. Por ejemplo, en Alemania, un año después de la revolución de rusa, los obreros armados desfilaban por Berlín y formaron organismos similares a los soviets rusos, pero estos mismos soviets dirigidos por los conciliadores no permitían a veces ni la entrada al ala revolucionaria dirigida por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo. Estos soviets conciliadores se fueron apagando luego de ser contenidos y aún de tratar de incorporarlos como parte del Estado burgués, en la propuesta de un “estado mixto”, a la vez parlamentario y soviético, que formularon dirigentes de la socialdemocracia. Luego la burguesía alemana pudo pasar al contraataque. Tuvimos especies de estos organismos con los consejos obreros en Turín, aunque no llegaron a tener envergadura nacional, en 1920.
Tuvimos también este tipo de organismos en la revolución boliviana del año 1952, cuando la COB se transforma en una especie de soviet y el poder estaba en manos de las milicias obreras y campesinas, pero sin embargo no toman el poder, lo dejan a Víctor Paz Estensoro, el representante del movimiento nacionalista revolucionario (MNR). La clase obrera no termina de hacerse del poder y luego de un año y medio tenemos el contraataque burgués, se rearma el ejército, y nada queda más allá del recuerdo de las posiciones ganadas, no vamos a una revolución socialista, sino hacia el aborto de esa revolución por parte de esa dirección nacionalista.
También hubo tendencias a la constitución de consejos, muy desarrolladas durante la revolución contra la burocrática stalinista en Hungría de 1956. En esta los consejos obreros constituyen verdaderamente un doble poder, primero frente al gobierno de Igme Nagy que dura unos pocos días (el gobierno de los supuestos reformadores) y luego frente al gobierno del que había sido su lugarteniente, Jänos Kadar, que se ampara en el ataque ruso para luego disolver los consejos.
Tuvimos embriones de soviets en la década de los ’70: en los cordones industriales chilenos, y de menor envergadura en las coordinadoras argentinas. Digo en menor envergadura porque no estaban armados y como dice Trotsky, todo doble poder que no está armado es verdaderamente un semi- doble poder, nunca es un verdadero doble poder
Sin embargo estas revoluciones fueron derrotadas por distintas vías, por la contrarrevolución, la cooptación, o la “pasivización” del movimiento de masas. Pretender que se puede explicar octubre sin los bolcheviques y sin la toma del poder es olvidar estas lecciones de la historia. Octubre fue octubre porque estaban los soviets pero también, y especialmente, porque estaban los bolcheviques. Sin esa combinación de las masas tendiendo a formar organismos de autodeterminación y un partido revolucionario, que por medio de éstos logra liderar al movimiento de masas otro octubre no se repite.
La contracara de esto fueron las revoluciones en las cuales se tomó del poder, sin la estrategia de que el Estado de transición estuviese basado en formas de democracia soviética. Por ello las revoluciones en China, Vietnam, Cuba, dieron regímenes burocratizados prácticamente desde el comienzo, en las cuales el modelo del partido único stalinista se impuso mediante el traslado al nuevo régimen de la estructura del partido ejército con la cual se había llegado el poder.
El segundo argumento en contra de la idea de contraponer los soviets al partido revolucionario es el siguiente: en los soviets hay lucha de clases, por tanto de tendencias y partidos, antes y después de la toma del poder. Después de la toma del poder las contradicciones entre las clases no desaparecen sino que estas contradicciones tienden a ser más agudas cuanto menos esté desarrollado el proletariado. Si ustedes estudian minuciosamente la historia posterior a la revolución van a ver que cuando hablamos de hegemonía del proletariado, no hablamos de cualquier cosa. La existencia de masas que se oponen a la opresión no implica que todas se opongan a la opresión con el mismo programa, con la misma perspectiva, más bien lo contrario. Los campesinos, por ejemplo, que en Rusia eran la infinita mayoría no estaban de acuerdo con la socialización de la propiedad agraria. Tal es el caso que los bolcheviques tienen que hacer una maniobra y tomar el programa de los socialistas revolucionarios de izquierda y aceptar el reparto de la tierra. En general los campesinos tendían a defender la pequeña propiedad, no la propiedad colectiva. Esto se da a medida que la revolución se va desarrollando. En un primer momento los campesinos dicen “contra los blancos defendemos a los bolcheviques, porque con ellos hemos conseguido y si son derrotados los grandes terratenientes y capitalistas van a volver”. Y los defendieron aún en la guerra civil y eso es lo que explica en parte porqué en la guerra civil, triunfan los revolucionarios.
En este sentido, los bolcheviques fueron grandes políticos para poder lograr la alianza obrera y campesina, para mostrar una política no corporativa del proletariado, para mostrar a la clase obrera como clase dirigente de los campesinos y de las naciones oprimidas, para desatar la energía revolucionaria de las amplias masas. Pero si miramos que pasó luego de la toma del poder vamos a ver cómo hay tendencias contrapuestas en todo el proceso. En 1921, por ejemplo, culminada la guerra civil, los campesinos son campeones en oponerse a toda medida de socialización y se provocan situaciones sumamente difíciles para el poder obrero. Incluso la conclusión que sacan los bolcheviques es que hay que volver atrás de muchas medidas de supresión de la propiedad privada tomadas bajo el “comunismo de guerra” y hacer una nueva concesión y lanzar la Nueva Política Económica, la NEP.
Entonces si son sólo soviets y no hay partido revolucionario que antes lucha por la toma del poder, planificando científicamente, organizando el arte de la insurrección, peleando contra los conciliadores, luchado por sacar a las masas obreras de su influencia, y a la vez después de la toma del poder luchando por mantener la hegemonía proletaria, por ver los rodeos que hay que dar, y por ver también los momentos en que hay que mantenerse firme, todo poder soviético en el marco de un mundo dominado por el poder capitalista será efímero y será derrotado rápidamente.

 

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