El policía que baleó y dejó en una silla de ruedas a Carla Lacorte está preso. Esto se logró porque familiares de víctimas de la represión, organismos de derechos humanos, organizaciones de trabajadores y estudiantes y los partidos de izquierda lograron que este caso del gatillo fácil pagara. Esto sienta un buen antecedente para enfrentar esta práctica criminal que la policía y el conjunto de las fuerzas represivas llevan adelante contra los jóvenes del pueblo trabajador.
Cuando el ex oficial José Salmo disparó contra Carla eran los tiempos en que el entonces gobernador Ruckauf llamaba a “meterle bala a los delincuentes” naturalizando la saturación policial y el accionar represivo ante las convulsiones que anunciaban lo hechos de diciembre del 2001. El caso llegó a juicio en el año 2004 en medio de las campañas “por más seguridad” encabezadas por el falso ingeniero Juan Carlos Blumberg. En este contexto los jueces absolvieron a Salmo en un fallo que justificaba el gatillo fácil como “cumplimiento del deber”. La pelea continuó. En el 2008 la cámara de casación revierte el fallo. Dos años después un tribunal de Quilmes condenó a Salmo, y fue preso. Sin embargo, días más tarde, la Cámara de Apelaciones lo dejó libre para que apelara la sentencia, en un fallo escandaloso que se centraba en cuestionar la militancia de Carla en el CeProDH y el PTS.
La movilización logró la detención efectiva.