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NUEVA ESCALADA MILITAR CONTRA EL PUEBLO PALESTINO
Un empresario K defiende los crímenes del Estado de Israel
Por: Claudia Cinatti

03 Jul 2014 |

El pasado 30 de junio aparecieron los cuerpos sin vida de tres adolescentes israelíes que estaban desaparecidos desde el 12 de junio, secuestrados cuando salían de una escuela religiosa ubicada en un asentamiento de colonos ilegal en el territorio palestino de Cisjordania. El gobierno israelí del ultraderechista Benjamín Netanyahu, acusó sin ninguna evidencia de este crimen a la organización palestina Hamas (que ha negado toda responsabilidad en el hecho) y aprovechó la situación para lanzar una nueva escalada militar contra el pueblo palestino, que al cierre de este artículo está en pleno desarrollo. Entre los objetivos políticos del gobierno israelí está el de hacer fracasar el gobierno de unidad nacional palestino constituido en abril por la Autoridad Palestina, que gobierna en Cisjordania y Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, buscando de esta manera poner fin a la fractura de los territorios palestinos. El gobierno de Netanyahu y la elite política israelí, se opone a cualquier negociación, a pesar de las concesiones realizadas por la dirigencia palestina, y persigue una política agresiva de extensión de la ocupación territorial mediante asentamientos ilegales en territorios palestinos.

En el marco de la nueva escalada militar contra los territorios palestinos que ha lanzado el gobierno israelí, el empresario Sergio Szpolski, vicepresidente ejecutivo del Grupo Veintitrés (revista Veintitrés y los diarios El Argentino y Tiempo Argentino y Canal CN23), atacó duramente al periodista Pedro Brieger por su correcta denuncia de los crímenes cometidos por el estado de Israel contra el pueblo palestino, bajo ocupación militar, y de la política de colonización, que tomó un nuevo impulso bajo el gobierno de Netanyahu, poniendo en contexto estos últimos acontecimientos. En su canal de televisión, se refirió a Brieger como "un judío que con tal de quedar bien con todos los que lo rodean, porque quiere ocultar su condición de judío, no tiene ningún problema en atacar al Estado de Israel y en realidad también atacar al Estado Palestino".

Szpolski recurre a argumentos que ya han perdido legitimidad, como que la denuncia de Brieger no se basaría en las más crudas evidencias sino en una especie de “complejo” que tendrían personas de origen judío, que se “odian a sí mismas”. Este recurso de equiparar el racismo y el odio contra las personas judías a la crítica y denuncia contra el estado de Israel, es un artilugio con lo que los sucesivos gobiernos israelíes -desde los laboristas hasta los ultraderechistas como el de Netanyahu-, y sus aliados norteamericanos pretenden justificar los crímenes de guerra contra el pueblo palestino, como los castigos colectivos y los bombardeos, y desviar la discusión sobre el verdadero régimen de apartheid impuesto en los territorios palestinos, del que son víctimas también los ciudadanos árabes-israelíes.

Con estos mismos argumentos Estados Unidos veta sistemáticamente cualquier condena aunque sea mínima y formal de estos crímenes en las Naciones Unidas, votando en soledad junto a Israel contra cientos de representantes de casi todos los países del mundo.

Lo que muestra la denuncia de Brieger no es ningún fenómeno psicológico. Desde hace años, a nivel internacional, reconocidos intelectuales y personalidades de origen judío vienen denunciando los crímenes del Estado de Israel, sobre todo a partir de la guerra contra el Líbano en 2006 y la invasión posterior a la franja de Gaza.
Incluso participan junto a organizaciones palestinas, de la campaña Boycotts, Divestment and Sanctions (BDS) contra el régimen de apartheid de Israel. Otras iniciativas, como el intento de romper el bloqueo contra la franja de Gaza desde el mar en 2010 (a la que el estado de Israel atacó militarmente produciendo un número indeterminado de muertos) contaron con la participación de importantes activistas de derechos humanos y reconocidos intelectuales, como el escritor H. Mankel.

Szpolski recomienda un libro para comprender este supuesto “auto odio” que sentirían algunos judíos. Pero si de recomendar libros se trata, hay uno excelente del historiador Illan Pappe, La limpieza étnica de Palestina, donde está documentada de una manera muy rigurosa la colonización de los territorios palestinos sobre los que se estableció posteriormente el estado sionista. Pappe pertenece a una corriente de historiadores revisionistas, que con toda honestidad intelectual, dan cuenta de lo que llaman el “hecho colonial” y el carácter racista del estado israelí.

Estos agrupamientos, que comparten la crítica implacable contra la ocupación israelí, tienen diferentes posturas, algunos sostienen que todavía es posible una solución de “dos estados”, otros han adoptado una posición más similar a la de la izquierda árabe de un estado único binacional. La mayoría de estos intelectuales, periodistas, personalidades, activistas, entre ellos Noam Chomsky, tienen prohibida la entrada al estado de Israel, por el simple hecho de decir la verdad e indignarse ante los crímenes cometidos en nombre de las personas de origen judío.

Mientras estamos cerrando este artículo, la fuerza aérea israelí está bombardeando por enésima vez la Franja de Gaza, donde mal viven más de un millón y medio de palestinos en solo 360 km2. La propaganda de empresarios de los medios como Szpolski a y su ataque contra quienes se atreven a denunciar este infierno, es funcional a darle cobertura a estas acciones criminales.


La denuncia de Brieger

En su columna habitual en la TV pública, Brieger dijo que “Más allá del hecho puntual está claro que la violencia continua día a día. Israel todos los días en los territorios de Palestina continúa secuestrando gente, e incluso matándolos. Lo que pasa es que esto no sale en las grandes agencias de noticias internacionales. Israel hace 47 años ocupa un territorio, que cerca de 4 millones de palestinos viven bajo una ocupación extranjera. Toda ocupación provoca resistencia de todo tipo, pacífica y violenta. Y toda resistencia provoca más represión por parte de las fuerzas ocupantes y se vuelve una espiral de violencia que nunca finaliza”.

“Hay que recordar que estos tres jóvenes secuestrados estaban en un territorio que Naciones Unidas determinó en 1967 que los israelíes se tenían que retirar. Israel es como un pacman que avanza comiéndose el territorio palestino, allí estaban estos jóvenes".

 

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