La propuesta del PTS es que se convoque a una consulta popular vinculante. Es decir, que su resultado deba ser cumplido. Queremos enfrentar el gran acuerdo nacional, donde el gobierno y los partidos de la oposición patronal ceden a la “extorsión” de los fondos buitres. Lo hacen negociando entre cuatro paredes, a espaldas al pueblo. No hubo ni siquiera un debate público en el Congreso, apenas una reunión a puertas cerradas con los presidentes de bloque. La única oposición la presentamos desde el Frente de Izquierda. Se negaron a que esa reunión sea transmitida por todos los medios, como propusimos desde el PTS. Desde el próximo lunes negociarán con los buitres en reuniones secretas con un mediador yanqui.
Como es la posición histórica de la izquierda, repudiamos la deuda externa. Pero en la perspectiva de generar la movilización por el no pago exigimos una consulta para que el pueblo decida. Que se puedan exponer todas las alternativas -que no sea sólo por sí o por no-, que las organizaciones de los trabajadores y partidos de izquierda podamos presentar nuestras propuestas y que se garantice el acceso gratuito e igualitario a todos los medios de comunicación. Aspiramos a desplegar ante el pueblo trabajador todo nuestro programa de no pago de la deuda atado a otras medidas fundamentales de autodefensa nacional como el monopolio estatal del comercio exterior y la nacionalización de toda la banca. Una amplia exposición en todos los medios de comunicación no dejaría lugar a dudas de la insoportable hipoteca que nos está cargando el régimen político de los capitalistas con los compromisos asumidos con Repsol, el Club de París y, ahora, con los fondos buitres. Seguramente en el desarrollo de la campaña por la consulta popular allanaríamos el camino para la movilización masiva contra los pactos entreguistas.

Hay muchos sectores de los trabajadores y de la población que simpatizan con nuestro planteo, que opina que hay que repudiar la deuda. La campaña por la consulta popular puede extenderlo mucho más. No se trata de poner ilusiones en los mecanismos de la democracia burguesa. Un referéndum no puede derrotar al imperialismo ni ponerle un punto final a la política entreguista del gobierno. Para imponer el no pago de la deuda la salida siempre será la movilización de masas, no sólo nacional sino continental para derrotar la opresión que impone el imperialismo. El planteo de referéndum es parte de convocar a la clase trabajadora a intervenir activamente con un programa y una política independiente contra esta entrega.