PTS
Partido de los Trabajadores Socialistas
    Buenos Aires   |  17 de abril de 2024
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XIV° CONGRESO DEL PTS
Un programa frente a la crisis de la deuda
26 Jun 2014 | Presentamos aquí una síntesis de parte del informe presentado por Christian Castillo al Congreso del PTS el sábado 21/6 referido a la crisis abierta de la deuda externa.

Está en marcha un gran acuerdo nacional reaccionario para terminar de imponer que Argentina ceda a la extorsión. Todas los partidos opositores sostienen, igual que el gobierno, que hay que arrodillarse ante los fondos buitres. En la reunión que se hizo a puertas cerradas en el Congreso, donde estaban Kicillof, Zannini y Capitanich con los presidentes de bloque de todos los partidos, la única oposición fue la del Frente de Izquierda, la de nuestro compañero Nicolás Del Caño del PTS y la de Néstor Pitrola del PO.

Nosotros reafirmamos la política de repudio a la deuda externa. La derecha y los kirchneristas dicen que no es muy alta la relación entre deuda y PBI. Pero hoy se están pagando un promedio de u$s 8 mil millones anuales de capital e intereses. Con los acuerdos que vienen cerrando, como mínimo hay una suba del 50% de lo que Argentina viene pagando anualmente, si tomamos en cuenta los acuerdos con Repsol, el Club de París, el Ciadi y lo que implicaría un nuevo acuerdo con los fondos buitres. Lo que intenta hacer el gobierno con la negociación abierta con los buitres es cerrar los agujeros de deuda pero dejando para el futuro una carga no menor. Entonces nuestro planteo de no pago lo acompañamos con la exigencia de que se realice un referéndum o una consulta popular vinculante. Acá hay una decisión de continuar con la entrega nacional. Esa decisión ni siquiera pasó por un debate público en el Congreso y lo que menos quieren es que el pueblo decida.

Salimos con un planteo, que apunta a ampliar la base de simpatía que tenemos desde el PTS y el FIT. Hay un sector, que acuerda con repudiar la deuda, pero que puede crecer mucho, compañeros que piensen “al final pagamos y siempre hay que pagar de más”, “hay que romper en serio con el capital internacional”. Es un diálogo con la juventud, con los trabajadores, para mostrar que están hipotecando de vuelta el país. Son u$s 12 mil millones en promedio todos los años para los especuladores. Con la política de consulta popular apuntamos a que un sector más amplio diga “nosotros tenemos que decidir”, esta decisión de hipotecar nuestra vida y la de nuestros hijos no la puede tomar la casta política. Apostamos a avanzar, a golpear sobre sectores de la población que se identifican con una medida democrática. Y nosotros planteamos que no hay que decidir entre sí o no al pago a los buitres sino una posición de conjunto.

Cuando se toma una medida de autodefensa como el no pago de la deuda sabemos que los capitalistas van a responder. Muchos dicen si se declara el default viene una presión fuerte por la devaluación porque empieza la fuga hacia el dólar. Entonces medidas como la nacionalización de la banca o el monopolio del comercio exterior son medidas de autodefensa elementales contra las medidas de terror que van a largar.

¿A qué apuntan estas medidas? Nacionalizar el comercio exterior implica que todos los exportadores entregan lo que se va a exportar a una institución creada por el estado quien toma las riendas de la comercialización, la relación con las potencias imperialistas, con los otros países. Es también una medida de autodefensa nacional. Porque impediría, por ejemplo, una parte de la fuga de capitales. Todas las maniobras que vimos estos meses por parte de los exportadores agrarios presionando con no liquidar los dólares de la soja, podrían ser fuertemente limitadas.

Respecto a la nacionalización de la banca ¿qué implicaría? Que todos los bancos, los públicos, los privados nacionales y los privados extranjeros pasan a ser parte de una banca única que concentra el conjunto del ahorro nacional. De esta manera se podrían evitar las maniobras especulativas como cuando en enero los bancos se ganaron $10 mil millones con la devaluación, se direccionaría el crédito para los pequeños ahorristas, para la pequeña burguesía, que haya crédito barato. Los grandes bancos dirigen el ahorro nacional hacia los grandes empresarios y ponen tasas altísimas para los créditos al consumo popular, a la vez que pagan tasas ínfimas a los pequeños ahorristas. Con la medida que planteamos esto se invertiría. Y ¿qué se detendría además? Las maniobras de fuga de capitales por las cuales, por ejemplo, en Argentina en los últimos años se llevaron u$s 200 mil millones según algunas estimaciones (otras hablan de hasta 400 mil millones). Una banca nacional única permitiría llevar un registro contable de toda la economía y evitar ese tipo de maniobras. Cuando hablamos de esta medida decimos que hay que mantener todos los depósitos de los pequeños ahorristas. Así lo planteamos en la crisis de 2001. No atacamos a los pequeños ahorros, atacamos a los grandes monopolios, a los grandes propietarios que son además los únicos que burlaron en esa oportunidad el “corralito” y los que fugan capitales. Para esta medida decimos también que hay que convocar a los sindicatos bancarios, que sean los propios empleados de los bancos, enfrentando a los gerentes y a los altos funcionarios, decidiendo en grandes asambleas, los que organicen la nacionalización de la banca. Es una medida que va acompañada de la autooganización de los trabajadores como parte de enfrentar el chantaje imperialista.


Una gran movilización antimperialista

No somos ingenuos, sabemos que medidas como el no pago de la deuda deben ir acompañadas con una gran movilización de los trabajadores y el pueblo. Empieza un proceso de lucha y de disputa. Gobiernos como el de Rodríguez Saá cuando llegaron al default, al no atacar la propiedad capitalista, incluso como medida de autodefensa ante el ataque del capital financiero, complementan el default con un ataque a los trabajadores. En general los defaults han venido acompañados de la devaluación. En Islandia donde se votó por referéndum el no pago de la deuda esa medida vino acompañada también de una ofensiva contra los trabajadores. Cuando esta medida está tomada desde un punto de vista anticapitalista es lo contrario, permite que la riqueza nacional en manos de los grandes terratenientes, de los banqueros y los empresarios sea puesta al servicio de satisfacer las necesidades de la mayoría popular. Para eso se plantea la necesidad de impulsar un movimiento de solidaridad internacional levantando políticas de desconocimiento de la deuda. Se inicia un camino de lucha. Ese es el contenido de nuestro planteo. Y a eso es lo que se niega la burguesía: a tomar un camino de autodefensa nacional.

En el texto de “La catástrofe que nos amenaza y cómo combatirla”, que recomendamos leer, Lenin, agrega una serie de consignas como la nacionalización de los principales consorcios capitalistas porque es la misma dinámica de la lucha de clases la que posiblemente conduzca hacia ahí. En el caso de Argentina sería equiparable a hablar de las grandes automotrices, la minería, el petróleo. La nacionalización del capital más concentrado permitiría evitar las maniobras de los empresarios. La abolición del secreto comercial con el control obrero es otra medida a tomar para poder llevar la contabilidad de las grandes empresas lo que evitaría las maniobras y el despilfarro económico y del trabajo. 

Nuestro objetivo es desarrollar una gran movilización antimperialista, demostrar una vez más que la burguesía nacional es incapaz de llevar adelante un enfrentamiento consecuente contra el sometimiento imperialista. Los movimientos kirchneristas mientras tanto, hacen una parodia de movilización. Son incapaces de plantear una perspectiva de enfrentamiento consecuente al imperialismo, de movilización real del conjunto de la nación explotada y oprimida.

 

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