PTS
Partido de los Trabajadores Socialistas
    Buenos Aires   |  15 de abril de 2024
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Estudiantes de la UBA y secundarios nos enviaron sus impresiones sobre la jornada del paro y piquetes del 10 de abril
17 Apr 2014 |

Dalia, de Psicología. UBA

Si digo que fue la experiencia más impactante y educadora de mi corto año de militancia, me quedo corta. Me atrevería a decir, que la jornada del 10 de abril, vitalizo las fibras del conjunto de los estudiantes que estuvimos ahí. A pesar de los tanques hidrantes, los perros, las balas de goma, y todo el despliegue de la gendarmería, los laburantes pisaron fuerte y sin miedo salieron a luchar por la dignidad de toda la clase obrera. Por esto fue un inmenso honor haber participado y reivindico una y mil veces, esta gran jornada de lucha, donde -pese a que a muchos les duela- la clase obrera actuó (y con orgullo) como actor político y dejo bien en claro, que no agachara su cabeza frente a nada.


Mica, de Filosofía y Letras. UBA

No puedo pasar por mi vida como si nada, sufriendo las injusticias de este sistema oprobioso y del gobierno de turno. No puedo no luchar por mis derechos, uno tiene que dar lo que pueda por la causa en la cual cree y hoy dimos muchísimo.
Cristina, yo te pregunto ¿No era que uno se iba a poder manifestar tranquilamente? ¿Por qué nos reprimieron?

Nos la bancamos contra los gendarmes, contra los hidrantes, gases y los compañeros heridos se bancaron balazos de goma.

¡Hoy fue una jornada de lucha, gran jornada contra el ajuste, la inflación, la devaluación, la plata para Repsol que no le dan a los docentes y sobre todo por la absolución de los petroleros de Las Heras!


Estudiantes secundarios

Mar, del Liceo 1

Empezó la madrugada con toda la adrenalina, colaborando con las banderas que faltaban terminar. Las ganas de subir a la Panamericana y cortarla, las ganas de querer y poder sentir a flor de piel lo que muchos/as cuentan, las ganas de hacer flamear nuestras banderas rojas, una vez más reclamando nuestros derechos, nada de esto faltaba.

Llegamos al piquete en Volkswagen y Kraft, y lo único que podía hacer era tocar y cantar lo más fuerte que podía, para hacernos escuchar, para que los obreros/as del turno mañana/noche supieran que estábamos ahí, cortando, queriendo que se pare la planta.

Nos estábamos yendo de la fábrica, sabía perfectamente lo que nos esperaba arriba de la Panamericana, sabía lo que iba a pasar, pero definitivamente no estaba asustada, tenía aún más ganas de subir y flamear nuestras banderas, de saltar, de cantar con el alma y el corazón.

No me había equivocado, llegamos y lo primero que veo son cientos de efectivos de la gendarmería y de la bonaerense, con perros, palos, escudos y armas ¿qué más se podía esperar de la policía del gobierno? Me hervía la sangre y me latía el corazón más rápido y fuerte de lo normal. La bronca de ver a la policía arriba, cortando, listos para reprimirnos, me llenaban de adrenalina.

Empezamos a correr a la par de los policías, los gritos de compañeros/as me incentivaban a seguir corriendo, aunque el cuerpo no me daba más, no respondía de la forma en la que quería y debía responder, pero seguí, seguimos. Eso me dejó/deja mucho para pensar y reflexionar sobre mí, pude haber dado más de mí. Varias/os no dábamos más, pero seguimos sin mirar atrás, peleando por la liberación del compañero preso, peleando en nombre de los que se encontraban en el hospital, peleando por la absolución de los petroleros de Las Heras.

Al plantarnos frente a la yuta que reprime a las/os que luchamos, salió el arcoíris ¡y qué arcoíris!

Nos bancamos los palos, el agua, los tiros al aire que asustaban, pero no retrocedimos, de hecho, seguimos avanzando, sin miedo y con la frente bien en alto, alzando las banderas del marxismo revolucionario.

Prácticas como esas son las que hacen que siga día a día militando, queriendo cambiar al mundo de base.

Selma, Normal 1

Yo estuve en la pana el 20N, este 10A con las cosas más caldeadas, fue mucho más contundente, no solo el paro en general, sino también la intervención de la izquierda y obviamente la del PTS.

Primeras pruebas de a lo que nos vamos a enfrentar. Ahí se ve lo que somos, y lo que queremos construir.

Nos toca una parte no menor a los estudiantes. Somos parte de ese sector que empieza a entender que no solo para derrotar este ajuste, sino que también para ir más allá, cambiar la sociedad de base, la única forma es junto a los trabajadores, con una independencia política y de clase.

También a las mujeres nos toca organizar a centenas de compañeras, en cada puesto de trabajo o estudio, porque la lucha de las mujeres es el comienzo de cambios más profundos. Tenemos que organizarnos junto a las/os más explotadas/os entre los/as explotados/as. Pero solas no se puede, sin la fuerza del conjunto de la clase obrera, y de un partido revolucionario, estaremos a mitad de camino.

Vengo expresando diferentes sentimientos a través del llanto, estaré un poco sensible. Esta aclaración viene a que mirando diferentes videos, leyendo notas, o simplemente recordando lo vivido en la gran jornada del jueves, me emocione hasta las lágrimas. La solidaridad entre los propios compañeros, como se vio con Donnelley y el compañero detenido. La ayuda entre todos para que ninguno/a quede bajo las manos de los gendarmes. La convicción de la fuerza de la clase obrera, y de que no nos pueden pasar por encima, por eso hasta las últimas consecuencias gritamos por los petroleros.

¡VIVA LA LUCHA DE LAS Y LOS EXPLOTADAS/OS Y OPRIMIDOS/AS!
POR UN GRAN PARTIDO DE TRABAJADORES REVOLUCIONARIO

Caia, Técnica 32

Bueno, la jornada se podría decir que arranco desde el lunes antes del paro, militando en el colegio, hablando con cada pibe para que sepa qué pasaba el jueves, y para saber qué opinaba. Hable con muchos, donde encontraba diversas apreciaciones, pero varias de apoyo y con ganas de venir.

Llego el miércoles, al fin. Hora de ir a algún lugar del conurbano para juntarnos con los obreros, para, una vez más, salir a demostrar que las calles son nuestras.
Llego el micro, subimos, yo pensando que sabía a dónde iba. Bajamos del micro y cortamos las entradas de dos grandes fábricas para hacernos sentir, como siempre. Yo, seguía pensando que sabía a dónde iba; y sí, como saber sabía: íbamos a la Pana, pero parece que hasta el final, por más que sabía que iban a caer los mulos del patrón a reprimir, no entendía lo que era la Pana.

Pero por primera vez, lo entendí, y no exactamente cuando la vi, sino cuando de repente se escucha "AHORA" y todos empiezan a correr... yo pensaba “¿por qué tanto?" yo pensaba "¿por qué no subimos tranqui y listo?" y la respuesta era clara, porque era la Pana y no nos lo iban a dejar tan fácil. Corrí como pude llevando conmigo el bombo, con varios sentimientos que me recorrían. Yo ya los había sentido ¿pero cuándo?¿cuándo? si era la primera vez que iba a subir a la pana, el cuándo era evidente; cada lucha codo a codo con los compañeros, codo a codo con los trabajadores que son los que realmente pueden parar al mundo, en cada lucha yo sentía esa mezcla que no se explica si no que se siente, y después de correr tanto, después de agitarla tanto y ver que por atrás ya había subido una columna y por delante otra, mi alegría fue inmensa. Corrimos de nuevo, ya llegando a la Pana, subiendo y de nuevo lo mismo, esa sensación pero esta vez mucho más fuerte, en mi garganta se formo un nudo y en mis ojos un poco de agua, el corazón no latía sino que saltaba de felicidad, solo atine a aguantar el llanto para no parecer un estúpido, y busque a mis compañeros (ustedes) para festejar que habíamos subido de vuelta y muchos por primera vez, y encontré en ustedes, en varios, lo mismo que encontraron mis sentimientos en mi. Más de uno tenía los ojos lagrimeados, otros se abrazaban y gritaban con alegría, ahí me di cuenta, por primera vez lo que era subirse a la Pana y lo que significaba; y digo ahí, porque un minuto después empieza la primera represión, la cual no nos dejo disfrutar hasta el final esa gloriosa entrada pero que luego de idas y vueltas volvimos a demostrar de quien era la Pana, volvimos a demostrar de quienes son las calles.

Volvimos a ganar, no solo que subimos si no que nos bancamos ambas represiones, soportamos los aprietes y todas las acciones que intentaban los mulos del patrón. Ganamos, otra vez ganamos, y demostramos que las calles son nuestras, que la panamericana es nuestra: de los obreros y estudiantes, y que por más que quieran no vamos a dejar de pisarla, no vamos a dejar de luchar, y no vamos a bajar nunca los brazos.

Desde el 10A más convencido que nunca, que no se mira desde abajo, no se mira desde la tele, y no se mira desde ningún otro lado que no sea desde el costado de un compañero codo a codo luchando por la liberación de la clase obrera, de nuestra clase.

Una vez más puedo decir, obreros y estudiantes luchando por la revolución.
Y aunque quede desordenado y hayan pasado varios días, solo con pensarlo vuelvo a sentir parte de esos sentimientos que espero haya podido transmitirles.

 

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