En un nuevo aniversario de la Revolución Rusa, presentamos “Octubre”. Esta compilación contiene cuatro breves trabajos de León Trotsky que volvemos a publicar y difundir para que los trabajadores, las trabajadoras y la juventud puedan acceder a esta gran gesta obrera, relatada por uno de sus más destacados protagonistas.

En el primer texto, llamado “Cómo hicimos la Revolución Rusa” –un folleto popular dirigido a las masas obreras de Alemania-, Trotsky relata mes a mes el proceso que va, luego de tres años de Guerra Mundial, de la Revolución de Febrero (caída del zar y surgimiento de un gobierno provisional) a la Revolución de Octubre (cuando los soviets de obreros, soldados y campesinos toman el poder a instancias del Partido Bolchevique, dirigido por Lenin y el mismo Trotsky). Allí se pueden revivir las vicisitudes del proceso que, por supuesto, no fue ni “lineal” ni “homogéneo”: las masas van haciendo su experiencia con las diversas direcciones, avanzando y retrocediendo, y las diversas fuerzas políticas (desde las zaristas, burguesas y terratenientes, pasando por las “demócratas” y pequeñoburguesas, hasta las mencheviques y las marxistas revolucionarias) actúan en esa gran crisis nacional que duró ocho meses y que dio una salida revolucionaria por medio de la insurrección armada preparada por el bolchevismo y el triunfo de un gobierno de los soviets en octubre.

El segundo texto, “La Revolución de Octubre”, fue publicado en el segundo aniversario de la revolución y sigue la misma temática que el anterior: en una breve síntesis de los acontecimientos de 1917, da cuenta de cómo se fueron dando los hechos que favorecieron la preparación de la insurrección.

El tercer texto, “Lecciones de Octubre”, fue publicado originalmente en 1924, como prólogo para el tomo que compiló los escritos de Trotsky del año 1917, publicados bajo el mismo nombre. Allí se discute –entre otras cuestiones– acerca de la relación entre táctica y estrategia, y el imprescindible rol de dirección política del partido marxista, donde siempre existen sectores conservadores que actúan como “elementos de inercia”, como un peso conservador, en momentos donde hay que aprovechar las crisis de las clases dirigentes y los estallidos y avances de las masas.

El cuarto y último texto, “En defensa de la Revolución de Octubre” es una conferencia que pronunció Trotsky, ya en el exilio, en 1932. Trotsky propone en este texto, más allá de las contradicciones que sufre el Estado obrero ruso, degenerado por la burocracia stalinista, evaluar la revolución de 1917 con una amplia vara histórica: “El capitalismo como sistema mundial se sobrevive históricamente. Ha terminado de cumplir su misión esencial: la elevación de la potencia y la riqueza humana. La humanidad no puede estancarse en el peldaño alcanzado. Sólo un poderoso empuje de las fuerzas productivas y una organización justa, planificada, es decir, socialista, de producción y distribución, puede asegurar a los hombres –a todos los hombres– un nivel de vida digno y conferirles al mismo tiempo el sentimiento precioso de la libertad frente a su propia economía. La libertad bajo dos tipos de relaciones: en primer lugar, el hombre no se verá ya obligado a consagrar su vida entera al trabajo físico. En segundo lugar, ya no dependerá de las leyes del mercado, es decir, de las fuerzas ciegas y oscuras que se edifican sobre sus espaldas. Edificará libremente su economía, es decir, según un plan, compás en mano. Esta vez, se trata de radiografiar la anatomía de la sociedad, de descubrir todos sus secretos y de someter todas sus funciones a la razón y a la voluntad del hombre colectivo. En este sentido, el socialismo debe convertirse en una nueva etapa en el crecimiento histórico de la humanidad”. Así Trotsky defendía, al mismo tiempo que combatía a la burocracia stalinista y su mentira del “socialismo en un solo país”, una auténtica perspectiva (internacional) de socialismo, y una futura sociedad comunista.

“Octubre” fue compilado, traducido y editado por un equipo de Ediciones IPS/CEIP “León Trotsky” integrado por Gabriela Liszt, Julio Patricio Rovelli y Demian Paredes.