Esta semana vivimos otro hecho que muestra cómo los trabajadores ferroviarios sufrimos la desidia y el verso K de una “déKada perdida” en la que no se revirtió sino que se profundizó la destrucción que significó concesionar la operatoria del transporte público a empresas privadas.

El martes 24 un maquinista del ferrocarril Belgrano Cargas llamado ˜ángel Zelaya murió desangrado en la locomotora por una gravísima herida provocada por una rama que rompió la reja de la máquina y se le incrustó. El colmo de la desidia: por ausencia de un mantenimiento elemental como la correcta poda de árboles (que además tapan la visualización de las señales, algo jamás tenido en cuenta) debemos lamentar esta terrible pérdida.

Mientras el ministro Randazzo, el fanático de las cámaras y el control a los motorman para culparlos de las tragedias evitables, paseaba por China para cerrar la compra de formaciones que no pueden ser reparadas ni mantenidas en nuestro país, y por lo tanto deben incluir técnicos chinos. Extraña “revolución ferroviaria” en la que se retrocede casi un siglo: los “nuevos” ferrocarriles dependerán de una industria extranjera.

Omar Maturano del sindicato La Fraternidad, ahora habla de la precariedad con la que trabajan los maquinistas y juega en la interna gubernamental entre Randazzo y el ministro de Planificación De Vido, a quien apoyó durante años aportándole al funcionario Antonio Luna. Todos son socios en los desfalcos que encabezaba el coimero Jaime. Desde la Naranja Nacional (PTS e independientes) repudiamos todo ataque antiobrero a nuestros compañeros y nuestras organizaciones. Pero planteamos que ninguna defensa seria de los compañeros puede hacerse sin independencia de los gobiernos que llevaron a este desastre y sin plantear la gestión del ferrocarriles por los propios ferroviarios con la asistencia de comités de usuarios.