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Partido de los Trabajadores Socialistas
    Buenos Aires   |  27 de marzo de 2024
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LA TERCERNA INTERNACIONAL (PARTE IV)
La revolución permanente versus el “socialismo en un solo país”
Por: Emilio Salgado , Jazmin Jimenez

19 Sep 2013 | El movimiento obrero a través de su historia se ha organizado internacionalmente para enfrentar a los capitalistas y luchar por una sociedad libre de explotación y opresión poniendo en pie cuatro Internacionales. En esta sección de La Verdad Obrera presentamos una serie de artículos sobre esta historia, con sus debates, sus luchas y sus lecciones. (...)

En los últimos años de su vida política, Lenin había alertado y comenzado una lucha dura cada vez más abierta contra la burocracia creciente y la centralización del poder de Stalin.
 
¿Cuáles eran las causas del surgimiento de la burocracia?

La primera fue que la revolución no tuvo continuidad en el resto de Europa, aspecto desarrollado en notas anteriores. Lenin era insistente en que si la toma del poder en un país no se continuaba internacionalmente, entonces la “posición” conquistada en Rusia, en sus palabras: “iba a perecer”. El desengaño que generaba no haber aprovechado el momento de tomar el poder en Alemania en el ’23, generaba desmoralización en las masas rusas.

El segundo aspecto, era el terrible atraso cultural y económico que heredó la revolución. Los años de guerra imperialista y luego de guerra civil habían dejado un país arrasado. Hay que agregar que muchos e importantes obreros bolcheviques habían muerto en el frente de batalla. Además, la economía estaba destruida y eso había llevado a la implementación de la NEP (utilizar mecanismos del mercado para revitalizar la economía soviética al fin de la guerra civil), una concesión para subsistir, cuyo objetivo era ganar tiempo mientras se seguía apostando al triunfo de la revolución en Europa. Pero la suerte de la NEP dependía del triunfo proletario internacional, porque la economía mundial presionaba al nuevo Estado y empezaron a aumentar las desigualdades sociales en el campo y la ciudad. El aumento de la diferenciación social beneficiaba en primer lugar a los campesinos ricos (kulak), así como a los llamados “nepman” (intermediarios, comerciantes privados, así como a los “especialistas” de extracción burguesa que la revolución se vio obligada a emplear, etc.).

Sobre esta base se fortalece la burocracia stalinista que se apoya en estos nuevos sectores privilegiados. Este proceso de burocratización se trasladará a la Internacional Comunista. La línea política de los PC del resto de los paises quedaba atada a la decisión de la burocracia de la URSS.

En ese sentido, el quinto Congreso de la IC (1924), tuvo dos características bien marcadas: por un lado, sufrió un proceso de burocratización de su dirección conforme a la burocratización en la URSS; y, en función de esto, fue perdiendo el norte estratégico de la revolución, predominando una línea que oscilaba entre la reforma y la revolución.
 
Revolución permanente vs. socialismo en un solo país

Ante este retroceso de la revolución, Trotsky retomó, como líder de la oposición, la tarea que Lenin había empezado un año antes. Su lucha se resume en: enfrentar el burocratismo en el partido y en el Estado; la discusión de un plan especial para fortalecer la industria pesada con relación a la NEP; las perspectivas de la revolución internacional ante la derrota Alemana de 1923; la responsabilidad de la Internacional y la recuperación relativa de la burguesía europea gracias a esta “derrota sin combatir”.

Por eso empieza la “lucha contra el trotskismo”, a cargo del Triunvirato (Stalin-Zinoviev-Kamenev), que se habían hecho del poder del partido. La burocracia ganaría poder, pero sólo después de luchar contra la vanguardia del proletariado y la democracia proletaria dentro del partido y los soviets.

En ese contexto, para Trotsky era urgente sacar “Lecciones” del Octubre Alemán de 1923, en comparación con el Octubre del ‘17 ruso. Se había perdido sin luchar, cuando estaban las condiciones para intentar tomar el poder; esto generó un aislamiento mayor de la URSS, porque significaba un fortalecimiento de la burguesía europea en lo político. Entonces, se planteaban tres problemas principales: el atraso de la revolución internacional y el aislamiento de la URSS; relacionado con esto, la burocratización cada vez mayor del Estado y del Partido; junto a las desigualdades que se profundizaban producto del atraso económico y las condiciones internacionales. Ante esto, había dos estrategias claramente diferenciadas.

Stalin, en el mismo año 1924, ya había planteado como idea el objetivo de construir el “socialismo en un solo país”, expresando los intereses exclusivamente nacionales de los sectores privilegiados que habían surgido en la Unión Soviética y en el intento de mantener su poder en ascenso. Esto significaba en los hechos abandonar la lucha por la revolución internacional. Así, la burocracia de Moscú adoptaba una línea política cada vez más estrecha y nacional.

Para ello, Stalin necesitaba de una “teoría” que enfrentase la teoría comprobada como válida en los primeros años de la revolución, nos referimos a “la revolución permanente” que Trotsky había formulado ya en 1905 y confirmada en la Revolución Rusa de 1917. La “teoría del socialismo en un solo país”, a la que se arribaría recién en 1926, partía de la afirmación de Stalin sobre que “las 9/10 partes (90%) del socialismo estaban ya realizados en la URSS” y que, por lo tanto, sin necesidad de que la revolución se extendiese internacionalmente, podía construirse el socialismo en un solo país. Persiguiendo y acusando al trotskismo de ser derrotista de la URSS por defender la antigua idea, siempre destacada por Lenin y los bolcheviques, de que el camino de la construcción del socialismo dependía del triunfo de la revolución en varios países avanzados económicamente. Este aspecto había sido el principal objetivo de la Internacional Comunista durante los primeros cuatros congresos. Nos referimos al intento de expandir la República de los Soviets a otros países.

La revolución permanente ratifica esa estrategia. Una vez tomado el poder en un país atrasado, para superar las contradicciones que debía atravesar la dictadura del proletariado, rodeado por un mundo de enemigos capitalistas, era necesaria la extensión de la revolución a nivel mundial. Esta ley surge de la comprensión de los múltiples lazos económicos y políticos que unen a los países capitalistas. La revolución socialista empieza dentro de las fronteras nacionales pero no puede detenerse en ellas. Ya que si el Estado Obrero se mantiene aislado, caerá víctima de las contradicciones interiores y exteriores. Su única salvación está en que triunfe el proletariado en los países más desarrollados. Para Trotsky “la revolución socialista implantada en un país no es un fin en sí, sino únicamente un eslabón de la cadena internacional. La revolución internacional representa de suyo, pese a todos los reflujos temporales, un proceso permanente”.


Revolución China y la teoría de la revolución permanente

A partir del proceso de la revolución China, Trotsky generalizará la teoría de la revolución permanente que le había permitido preveer la dinámica de la revolución en un país atrasado como Rusia. Esta debía resolver tareas democráticas como la de derribar a una monarquía absolutista, el zarismo, y el problema de la tierra para los campesinos (tareas que históricamente llevó adelante la burguesía como en la revolución francesa de 1789).

Entre 1925 y 1927 se desarrolló la segunda Revolución China. Luego de la revolución de 1911 en donde cae una familia dinástica, el país había quedado territorialmente dividido entre una serie de “señores guerreros”, aliados a distintas potencias imperialistas (Japón, Inglaterra, Francia, EE.UU.), que se disputaban el dominio del país y tenían en sus manos sectores claves de la economía; y un gobierno nacionalista en las zonas costeras del sur. Esto ponía en discusión cómo llevar adelante la tarea de liberar a China de la injerencia imperialista, conquistar la unidad nacional y el desarrollo de las modernas relaciones de producción, en una estructura atravesada por las arcaicas formas terratenientes. Trotsky planteará más adelante, en el texto “La revolución China”, que la tarea más importante en los países atrasados consistía “en purgar a las relaciones sociales de los remanentes del feudalismo antiguo y de las incrustaciones del moderno, sin embargo, ni puede pensarse en realizar la revolución agraria mientras subsista la dependencia respecto del imperialismo extranjero, que con una mano instaura relaciones capitalistas mientras que con la otra mantiene y recrea todas las formas de servidumbre y esclavitud”. Por eso, afirmaba que las tareas democráticas de las relaciones sociales y la creación del Estado Nacional, se convertían en una lucha abierta contra la dominación extranjera. La revolución china había puesto de nuevo sobre la mesa la discusión de cuál era la dinámica de la revolución.

La Internacional, dirigida por Zinoviev, bajo órdenes de Stalin, planteó que la revolución en China era democrática y que, por lo tanto, era necesaria una alianza estratégica del proletariado con el ala “revolucionaria” de la burguesía. Por lo cual el PC Chino debía ingresar al partido de la burguesía nacionalista, el Kuomintang, que en ese momento se encontraba distanciado del imperialismo inglés y de los señores de la guerra. Y de esta forma, compartir el poder con la burguesía china en un gobierno “revolucionario” común, separando mecánicamente las tareas democráticas de las socialistas, adoptando una política de conciliación de clases. Esto significó en los hechos, una política criminal de la revolución china y del propio PC de ese país, al que, por órden de la dirección de la IC, se lo había desarmado y prohibido que impulsara los soviets chinos en el momento de ascenso de la huelga general y la insurrección.

En 1925, el gobierno de Cantón lanzó una campaña por el boicot comercial a las compañías de origen inglés. Pero lo que comenzó como algo simbólico es apropiado por los obreros de Shangai que declaran la huelga general contra las compañías inglesas y rápidamente se extiende a otras ciudades importantes y a compañías e industrias “nacionales” a la vez que los campesinos comienzan a enfrentar a los terratenientes. Esto hace que la burguesía comience a pensar cómo aplastar la acción de las masas.

La burguesía y el Kuomintang temían más al avance del proletariado en lucha que al imperialismo. Por eso no llevó adelante nunca la reforma agraria. Mientras tanto, el PC chino, atado a su alianza con el Kuomintang, había perdido todo rasgo de independencia política y no levantó la política de reforma agraria en busca de una alianza con los campesinos. Los obreros de Shangai que en 1927 mediante la insurrección y la huelga general dominaron la ciudad son desarmados por el PC, por orden de Moscú. Chiang Kai Shek, líder del Kuomintang, ordena la represión y lleva adelante una matanza de miles de comunistas y obreros. Se prohíben las huelgas y los sindicatos, y una ola de terror se extiende por China. Ante esto, la Internacional le impide al PC salir del Kuomintang y da la directiva de integrarse al nuevo gobierno junto a su ala “izquierda” de Wan Ting Wei, enfrentada a Chiang Kai Shek. Esta alianza trae el mismo resultado que la anterior, la represión a los revolucionarios por parte de la burguesía “de izquierda”. Luego, la Internacional dará un viraje total y llama a formar apresuradamente un soviets y a una insurrección para tomar el poder, sin preparación previa,y cuando ya había pasado el auge revolucionario y las masas obreras estaban en retroceso. Pese a ese llamado aventurero y tardío, en diciembre, en Cantón, los obreros insurrectos avanzaron sobre la burguesía y tomaron el control de la ciudad.

Contra aquellos que aún después del alzamiento de Cantón sostenían la imposibilidad de la dictadura del proletariado en China, Trotsky señalaba “El programa incluía no sólo la confiscación de cualquier propiedad feudal que aún existiera en China; no sólo el control obrero de la producción, sino también la nacionalización de la gran industria, la banca y el transporte, así como la confiscación de las viviendas burguesas y todas sus propiedades para uso de los trabajadores.”, concluyendo “Surge la duda. Si tales son los métodos de una revolución burguesa ¿qué aspecto tendría la revolución socialista en China?”. Pese a su heroísmo, los trabajadores de Cantón fueron derrotados por el aislamiento que la propia política previa de la Internacional había llevado a los obreros de Cantón. La política de seguidismo al partido burgués nacional impulsada por el stalinismo llevó a la derrota de la revolución.

La revolución china demostraba que, como Trotsky había planteado en la primera de sus leyes de la Teoría de la Revolución Permanente: “Los objetivos democráticos de las naciones burguesas atrasadas, conducían directamente, en nuestra época, a la dictadura del proletariado, y que ésta ponía a la orden del día las tareas socialistas. En esto consistía la idea central de la teoría. Si la opinión tradicional sostenía que el camino de la dictadura del proletariado pasaba por un prolongado período de democracia, la teoría de la revolución permanente venía a proclamar que, en los países atrasados, el camino de la democracia pasaba por la dictadura del proletariado. Con ello, la democracia dejaba de ser un régimen de valor intrínseco para varias décadas y se convertía en el preludio inmediato de la revolución socialista, unidas ambas por un nexo continuo. Entre la revolución democrática y la transformación socialista de la sociedad se establecía, por lo tanto, un ritmo revolucionario permanente”.


Trotsky y la teoría de la Revolución Permanente a la luz de la revolución china

China era una semicolonia desguazada entre señores feudales asociados a diversos imperialismos (Japón, Inglaterra, Francia y EE.UU.) que la mantenían en el atraso.
Sus tareas democrático burguesas pendientes partían de la necesidad de la unidad territorial, la liberación nacional y la reforma agraria. Hasta sus puertos de salida estaban controlados por el imperialismo. La debil burguesía china, cuyo partido, el Kuomintang (KMT) con multiples lazos con el imperialismo, era incapaz de llevar adelante dichas tareas. Estas quedaban por ende en manos del proletariado urbano que encabezando una alianza con las masas campesinas podia llevarlas al triunfo. En La revolución permanente, generalizando las enseñanzas de las revoluciones rusa y china al conjunto de países coloniales, semicoloniales y de desarrollo burgués retrasado, Trotsky planteará que: “La dictadura del proletariado que sube al poder en calidad de caudillo de la revolución democrática, se encuentra inevitable y repentinamente, al triunfar ante objetivos relacionados con profundas trasformaciones del derecho de propiedad burguesa. La revolución democrática se transforma directamente en socialista, convirtiéndose con ello en permanente”.

La IC burocratizada sostuvo la colaboración con el KMT de Chiang Kai Shek, que tenía roces con el imperialismo inglés.

 

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