Dos semanas después de la Asamblea General que exigió la renuncia del Gerente de RR.HH. Vicente “Pachuli” Ignomiriello (ex dirigente de ATE Ensenada), éste continuaba en el cargo y la bronca de la gente no le dio mas tiempo.

Se realizaron asambleas de Sección y en todas se votó el paro por tiempo indeterminado hasta que el cuestionado gerente abandone el cargo. Vivimos dos jornadas en las que el Astillero estuvo paralizado totalmente, con lo cual “Pachuli” Ignomirielo no tuvo otra salida que la renuncia al cargo. En esos días presenciamos un clima de euforia entre los compañeros al ver que las decisiones que tomamos en las Asamblea General y de Secciones fueron impuestas por la base de la fábrica, demostrando a quien quiera verlo, que la fuerza en el Astillero no la tiene ningún dirigente, ni la conducción gremial sino los trabajadores, y que cuando nos convencemos de algo no hay nada ni nadie que lo pueda maniobrar.

Al mismo tiempo que parábamos la fábrica, salía en medios nacionales una denuncia sobre el presidente del ARS, Scavuzzo, funcionario de Scioli, donde confirmaba lo que es una “costumbre” de las gestiones de turno: ñoquis que cobran sueldos de $25.000, que nunca pisaron el Astillero.

La renuncia de “Pachuli” no es el final sino el comienzo de algo nuevo en el ARS. Porque muchos compañeros ven que ésta es la posibilidad de cambiar definitivamente las cosas, de que se conozcan los manejos que hacen peligrar la continuidad de los trabajos, de saber cuánto cobran los gerentes y coordinadores, nombrados con criterios de amiguismo más que por necesidades laborales reales y de saber qué función cumplen.
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Los trabajadores del astillero a lo largo de nuestra historia hemos demostrado que somos los únicos interesados en que el ARS se mantenga 100% estatal, en que se reactive a partir de la inversión y de la continuidad laboral.

Tanto la renovación del Cuerpo de Delegados como la Comisión Fiscalizadora de la que somos parte tienen que ser las herramientas que los trabajadores usemos para ir hasta el final en terminar con los ñoquis, sobresueldos, y demás manejos que perjudican al astillero y a los trabajadores.