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Partido de los Trabajadores Socialistas
    Buenos Aires   |  27 de marzo de 2024
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La Revolución Rusa (II)
Por: Santiago Duval

22 Aug 2013 |

En la nota anterior contamos cómo la Revolución Rusa había instaurado una dualidad de poderes: de un lado el de los obreros, campesinos y soldados representados en los soviets, del otro el de la burguesía representada por el gobierno provisional. Pero el “doble poder” no puede mantenerse en el tiempo. Los partidos menchevique y socialista revolucionario, mayoría en los soviets, eran conciliadores y buscaban subordinarlos al gobierno provisional y así liquidar la revolución socialista. La política de Lenin y los bolcheviques de no depositar ninguna confianza en el gobierno provisional comienza a hacer efecto en las masas, hartas de una guerra que el gobierno se negaba a terminar.

En julio se producen en Petrogrado jornadas de multitudinarias manifestaciones armadas, que querían entregarle “todo el poder a los soviets”. Pero estaban limitadas a la capital, en las provincias no se daba la misma situación ni entre los soldados en el frente, ni entre los campesinos de las provincias. El prematuro alzamiento en Petrogrado corría el peligro de ser aplastado. Los bolcheviques, conscientes de los límites que tendría tomar el poder, se juegan a contener a las masas, evitar una confrontación prematura y proponen una manifestación pacífica. Buscan ganar tiempo, a la espera de que campesinos y soldados se pasen completamente al campo de la revolución socialista. Luego de la derrota de las Jornadas de Julio, el gobierno provisional hace correr el rumor, ayudado de documentos falsos, de que Lenin es un espía alemán; ilegalizan el partido bolchevique, detienen a Trotsky y a otros dirigentes bolcheviques y Lenin debe pasar a la clandestinidad. La contrarrevolución empieza a ganar las calles.

En agosto, el General Kornilov, envalentonado, intenta dar un golpe de Estado. El gobierno, liderado por el socialrevolucionario Kerenski (era líder de este partido con base en el campesinado), es impotente para detenerlo sin la ayuda de los obreros y de los bolcheviques, por lo cual levanta las proscripciones y permite su armamento. Los bolcheviques disponen a sus militantes en posición de combate, se instauran nuevamente brigadas rojas (se obliga al gobierno a entregar más de 10 mil fusiles para el armamento de la población) y éstas ponen en pie de guerra a la capital. Los ferroviarios cumplen un rol clave al frenar los trenes de las tropas golpistas, muchos soldados de los regimientos de Kornilov son ganados para el bando de la revolución. La fama de los bolcheviques, los verdaderos vencedores de Kornilov, se extiende por toda Rusia y rápidamente comienzan a ganar la mayoría en todos los soviets.
A mediados de setiembre, los soldados se niegan a proseguir la guerra y comienza a soldarse la alianza entre las guardias rojas de los soviets y las guarniciones del ejército (campesinos reclutados para la guerra) que piden el armamento generalizado de los obreros. Las condiciones están maduras para tomar el poder, los preparativos se llevan adelante a plena luz del día, bajo la mirada impotente del gobierno provisional, que sólo puede especular cuál será la fecha de la insurrección.
En la dirección del partido bolchevique, hay sectores que dudan y se oponen a lanzar la insurrección (Zinoviev y Kamenev), considerando que las condiciones aún no estaban dadas. Lenin dio una lucha feroz contra estos sectores y consiguió que la mayoría del partido lo acompañase cuando, al ganar la mayoría en los soviets de Petrogrado y Moscú, dijo: “Nuestro momento ha llegado”. A diferencia de un golpe de estado, donde una minoría toma el poder a espaldas de las masas, una insurrección es el punto culminante de una revolución, hecha desde las masas mismas y dirigida por sus elementos más conscientes. El 25 de octubre se realizaría el Segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia, con el argumento de defender el Congreso, se puso en marcha el plan para la toma del poder. Se creó un Comité Militar Revolucionario que, durante ese día, toma los edificios estratégicos de la capital, las oficinas de correos y telégrafos y las principales vías de comunicación. Fue tal la planificación de los bolcheviques que la guardia Roja, dirigida por el Comité Militar Revolucionario presidido por Trotsky, encuentra poca resistencia a su paso hacia el Palacio de Invierno, sede del gobierno provisional. La toma del poder de los Bolcheviques se da en las vísperas del Congreso de los Soviets, actuando en su defensa, disuelve al gobierno provisional e instaura, por primera vez en el mundo, la dictadura del proletariado.

 

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