Durante las elecciones en Santa se notó el contraste entre la indignación, tristeza e indignación popular, y la hipocresía de los partidos tradicionales (empezando por el gobierno provincial) y los medios, que imponían un cínico “la fiesta debe continuar”, mientras los familiares de 21 víctimas de la explosión del edificio en Rosario lloraban a sus ausentes, y mientras el pueblo trabajador expresaba su solidaridad popular.

Todos estos días, una maquinaria estatal y mediática intentó disolver la responsabilidad empresaria y localizó la culpabilidad en un perejil: el gasista. Fue tal el nivel del acuerdo espurio, que TN (inéditamente) concedió adrede titular “Aplausos (sic) y abucheos a Cristina”, cuando la presidenta fue repudiada por todos los vecinos conmovidos aun por la explosión, por paralizar la búsqueda por su presencia.
Esta operación tuvo un golpe cuando un juego en un parque de diversiones mató a dos niñas. El Estado municipal (es decir el binnerismo) permite desde el año 2000 que sea la propia empresa la que controle sus propias medidas de seguridad, es decir, que no tenga control alguno. Aquí, como pasó con Litoral Gas en la explosión de Salta y Oroño, la responsabilidad fue empresaria y la complicidad, política. Lo mismo sucede con el narcotráfico en Rosario. Esta es la “normalidad de la que se jacta Binner”: 23 muertos es un costo demasiado alto para la colosal defensa de los intereses empresarios que hacen Binner y Bonfatti, pero también Obeid y Del Sel.
Los próximos días está convocada una movilización por justicia en estas muertes impunes, que terminará su recorrido en la sede de Litoral Gas. El PTS acompañará a los familiares en esta acción.