Militancia. “Lo primero que hay que destacar es el valor y la decisión que tuvieron los compañeros despedidos. Se bancaron muchas horas afuera, militando, llevando cartas, volantes a otras fábricas, con la ayuda de otros activistas. Eso hizo que los compañeros dentro de la fabrica se dieran cuenta de que la pelea iba en serio, y junto a la decisión de la comisión interna de pelear, fue contagiando a todos.

Los despedidos entran a la fábrica. Y ahí cambia el ambiente en las líneas. Y empezamos a caminar la fábrica. La patronal intenta tranquilizarnos, pero los compañeros siguen y empiezan a comentar sus casos. Todos entendieron que muchos de los despedidos eran parte de quienes habían empezado el reclamo, que eran parte de los mejores compañeros que teníamos, y había que defenderlos.

Los delegados nos manejamos con firmeza, hablando mucho con los compañeros, yendo a los comedores, asambleas, en cada turno, para sumar a todos los compañeros a las decisiones y la pelea”.

Quién manda. “Porque además había que enfrentar las maniobras del sindicato, como cuando intenta romper con 20 patoteros, y con la compañera Chiqui nos metimos entre las líneas, y la fábrica se empieza a parar y se amontonan los compañeros que empiezan a agitar por nosotros. La compañera puede medir 1,50 pero dejó chiquitos a matones de 2 metros. Entonces la burocracia, que pensaba hacer una nueva asamblea para que la gente eligiera por el SMATA o los delegados, se dio cuenta de cuál era el estado de la fábrica. Y tuvieron que cambiar la línea…
Y nos fuimos dando cuenta la fuerza que teníamos. Ford empezó a tener problemas con el Focus: dicen que un día en vez de producir 260 sólo pudo producir 40. Todo iba envalentonando a los compañeros”.

El papel y los hechos. “El Ministerio nos quería acoplar a lo que planteaba al sindicato. No nos consultaban una coma, pero nosotros habíamos ido con mandato de base, que planteaba ‘la reincorporación en los puestos de trabajo normal y habitual’. No hubo otra que hacerlo cumplir ‘por la fuerza’. Cuando volvemos del Ministerio ingresamos a la planta e informamos a la asamblea, e hicimos votar que íbamos a levantar las medidas gradualmente a medida que entraban los compañeros. Fue lo que hicimos.

En la mañana del martes, a los compañeros no los dejaban entrar hasta las 6 menos 5, entonces se mantenía el bloqueo del portón. Hacemos una asamblea en el comedor, y no quedan dudas: ‘hasta que no entre el último compañero, el bloqueo sigue’. Los despedidos entran, sus compañeros los abrazan.”

Corte y solidaridad. “Una medida importante fue el corte de Panamericana. Cuando la patronal se da cuenta de que el ánimo empieza a caldearse, decide dejar salir temprano al turno mañana. Pero los compañeros se van a ‘concentrar’ en la estación de servicio, para garantizar la medida. Cortamos la Panamericana más de 100 obreros de Lear. Pero además recibimos todo el tiempo el apoyo de otros trabajadores, de estudiantes, de nuestros familiares.”

Historias. “Hoy les dije cuando sacábamos las primeras conclusiones que venimos escribiendo una historia. Que pasamos muchas cosas, avances y retrocesos, que fuimos haciendo la experiencia, y las cosas empezaron a cambiar. Porque algunos creían que en Lear podíamos hacer muchas cosas pero no se podía reincorporar a nadie. Se demostró que se puede.
Y vale tener presente la historia de uno de estos compañeros despedidos. El segundo día de trabajo se le mueren dos hijos al incendiarse su casa. Perdió todo. En la fábrica, con una gran solidaridad pudimos apoyarlo. Ahora la patronal lo termina despidiendo por participar en una asamblea, con un telegrama absurdo. El de él fue un caso que nos tocó mucho. Con la lucha lo reincoporamos”.