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Partido de los Trabajadores Socialistas
    Buenos Aires   |  27 de marzo de 2024
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Comisión de Reclamos, un lugar estratégico del pedracismo
Por: Miguel Raider

30 Aug 2012 |

“Tenía un buen legajo para entrar a trabajar en el ferrocarril”, confesó sin sonrojarse el abogado Sergio D’Amico, refiriéndose al que fuera tiempo atrás su defendido, Cristian “Harry” Favale, uno de los cuatro tiradores del crimen de Barracas, que había llegado al lugar de los hechos con otros veinte barrabravas de Defensa y Justicia.

La curricula de Favale para el ingreso estaba en manos de la Comisión de Reclamos de la UF, el organismo que resuelve las incorporaciones y los ascensos de los trabajadores, en sociedad con los empresarios de la UGOFE. Claro que quien presidía esa comisión era Pablo Díaz, delegado general del Roca y jefe de la patota que asesinó a Mariano Ferreyra, siguiendo las órdenes de Pedraza y el “Gallego” Fernández, mientras compartían un acto con el ex secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi.
Con este método, Díaz seleccionó decenas de barrabravas de los clubes de la zona sur como Banfield y Racing, así como matones de las unidades básicas peronistas que pasaron a formar los grupos de choque de la UF (Página12, 22/11/10). Así, mediante el manejo arbitrario de las vacantes (que jamás son públicas), la lista Verde distribuye prebendas entre sus “soldados” y acólitos y a su vez somete al conjunto de ferroviarios a una política clientelista, la base para imponer el terror como en la gleba medieval, donde el amo decide la suerte de sus siervos, con el consentimiento de la UGOFE y la Secretaría de Transporte.
De esta manera, una conquista obrera que servía como bolsa de trabajo, bajo la tutela de la burocracia sindical se vuelve refractaria a los intereses de los trabajadores, tal como se demostró en la acción contra el movimiento de trabajadores tercerizados que luchaba por el pase a planta permanente.

Sin embargo, a pesar de que Pedraza y algunos de los suyos cayeron en “desgracia”, el pedracismo sigue conservando su cuota de poder y se perpetúa en ese resorte estratégico.

Aldo Amuchástegui, quien seguía en jerarquía a Díaz en la Comisión de Reclamos, se reunió en junio con el ministro Florencio Randazzo y el secretario de Transporte Alejandro Ramos, luciéndose en paredones con pintadas verdes que decían “libertad a los compañeros Pedraza y Fernández”, acaso con la misma impunidad que las manos “anónimas” que retiraron el cerámico de Mariano en la estación de Constitución. Amuchástegui fue el principal centurión que reclutó a los miembros de la patota de los Talleres Ferroviarios de Remedios de Escalada. Guillermo Uño es apenas uno de los imputados de los 120 patoteros de esos talleres que obtuvieron licencia de la UGOFE para marchar con la banda comandada por Díaz.

Karina Benemérito, otra de las delegadas de esa comisión, no tuvo vergüenza alguna de actuar como anfitriona en la inauguración de un salón de actos en la estación de Constitución, descubriendo una placa de bronce con el nombre de Juan Carlos “Gallego” Fernández. Toda una provocación.

El pedracismo sigue vivo en el ferrocarril Belgrano Cargas, administrado por Graciela Coria, la esposa de Pedraza, así como en la empresa tercerizada Unión del Mercosur y el SOFSE (Sociedad Operadora Ferroviaria), un organismo estatal a través del cual la UF y la Secretaría de Transporte hicieron negociados millonarios con la compra de formaciones que terminaron apiladas en chatarra inservible.
Reeditando la impostura de Cristina, aunque de forma más velada, los intelectuales de Carta Abierta observan que el juicio por el asesinato de Mariano fue la consecuencia de “las actuaciones estatales y de los giros político-culturales profundos de la etapa política más que de una impostergable revisión del propio sindicalismo en crisis”, sostenidos sobre “la democratización de cada vez más esferas de la vida social”. Ningún juego de palabras arteras podrá absolver la complicidad del kirchnerismo con esta burocracia asesina.

 

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