Si alguien pensó que la denuncia de ANSES y el “reto” del ministro De Vido a los dueños de Metrovías hace dos semanas iba a traer alguna consecuencia negativa para éstos, se equivocó. Unos días después de decir ante las cámaras, entre otras cosas, que "es ilegal que el Grupo Roggio suspenda el servicio luego de haber ganado 413 millones de pesos en Metrovías", el ministro de Planificación anunció que los premió nuevamente, cediéndoles el control sobre las ex líneas Sarmiento y Mitre del ferrocarril (junto a Ferrovías de Gabriel Romero), al rescindir la concesión a TBA. De Vido elogió la labor de la UGOFE, empresa de gestión compartida entre los Cirigliano, los Roggio, Gabriel Romero y el Estado; como puede leerse en este mismo número de LVO y denunciamos innumerables veces desde estas páginas, lejos de tratarse de una gestión “exitosa”, profundizó aun más la crisis a la que los empresarios y los distintos gobiernos llevaron al sistema de transporte durante las últimas décadas.

Los Roggio poseen uno de los curriculums más abultados entre los empresarios locales en cuanto a negociados millonarios a partir de subsidios y “favores” gubernamentales, además de evasión de fondos hacia empresas paralelas; el mismo De Vido reconoció que el Grupo es el mayor contratista del Estado, y tiene asegurados contratos por 8 mil millones de pesos. Esto, claro está, es sólo lo que aparece declarado oficialmente1 . Además tienen un prontuario considerable en cuanto a su relación con quienes encabezaron la última dictadura militar, cuando hicieron grandes obras para el Estado. La célebre frase de Aldo Roggio sobre los ’70 es bastante gráfica de hasta dónde está dispuesta a ir esta patronal: “yo parto de que acá hubo una guerra y en la guerra pasan cosas. En ese momento yo estuve de acuerdo con la guerra contra la subversión. Ha sido un parto doloroso pero necesario para el país…”2 . Este grupo de más de cien años vio crecer su fortuna notoriamente durante períodos tan oscuros como la dictadura o los ’90, y ese crecimiento siguió su curso durante toda la gestión K, donde ganaron licitación tras licitación para su constructora, además de contar con muchas facilidades para todo tipo de negocios.

Es conocida la persecución implacable que realizan contra sus trabajadores, tratando de impedir toda forma de organización desde abajo; esto lo saben muy bien tanto los trabajadores del subte como los del Ingenio La Esperanza en Jujuy, por nombrar sólo dos casos de trabajadores que vienen dándole pelea a esta patronal en el último tiempo.