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Partido de los Trabajadores Socialistas
    Buenos Aires   |  27 de marzo de 2024
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AUMENTO DEL MINIMO NO IMPONIBLE PARA GANANCIAS
Un beneficio escaso y para pocos
Por: Armando Mouzo

07 Apr 2011 |

El gobierno incrementó el mínimo no imponible a partir del cual se paga el impuesto a las ganancias en 20%. De esta forma los asalariados solteros que perciban un sueldo neto mayor a $ 5.782, comenzarán a pagar el impuesto a partir de este importe, mientras que los casados con dos hijos lo harán a partir de $ 7.998.

De esta forma el tributo alcanza al 10% del total de los trabajadores registrados, 7.405.798 según la AFIP. A medida que en las paritarias se vayan consiguiendo nuevos aumentos de sueldo, serán más los trabajadores que se vean obligados a pagar el impuesto a las ganancias.

Un saqueo a los trabajadores

De estos números se pueden extraer algunas conclusiones. Como se afirmó, el impuesto se calcula sobre los ingresos netos, esto quiere decir que si un trabajador soltero tiene un sueldo de $ 4.000 y hace tres horas extras por día, deberá pagar el gravamen. Por otra parte en el cálculo se toman a todos los que cobran un sueldo, esto quiere decir que incluye al personal jerárquico. Esto significa que del total de los trabajadores en blanco, sólo un pequeño sector tiene un sueldo (sin horas extras ú otros adicionales), que supere la canasta familiar hoy en más de $ 5.000. Si además tomamos en cuenta que el 50% de los trabajadores cobra su sueldo en negro, muy por debajo de los sueldos en blanco, tenemos que el sector que alcanza la canasta familiar con una jornada de 8 horas de trabajo está muy por debajo del 5%, que estiman las cifras oficiales. Y esto pese a años de gran crecimiento económico, lo que es una muestra más, por otro lado, de quién se apropia de las riquezas que producen los trabajadores.

Pero también muestra la inequidad del falso progresismo oficial y sus defensores, ya que se grava al salario que está muy lejos de ser una ganancia. En la sociedad capitalista, el trabajador sólo cuenta con un bien para intercambiar por dinero para subsistir: su fuerza de trabajo (su capacidad física e intelectual para producir). Cuando el burgués compra dicha fuerza de trabajo la compra por una determinada cantidad de horas, por ejemplo 8 horas, durante esa jornada el trabajador produce una determinada cantidad de bienes. Con una parte de lo producido, supongamos durante 4 horas, el trabajador repone lo que el capitalista gasta en salario, lo que produce durante el resto de la jornada se lo apropia el patrón sin dar nada a cambio, esto es lo que Marx denominó plusvalía. Cuanto mayor es la productividad, mayor es el robo que sufre el trabajador. Como si esto no fuera suficiente, cuando los asalariados logran un sueldo que supera la media en actividades de muy alta productividad como las automotrices o de gran rentabilidad como los petroleros, sufren otro despojo, el impuesto a las ganancias. Es por esto que hay que luchar por la derogación de este saqueo al bolsillo de los asalariados mejor pagos.

Un sistema impositivo regresivo

Pero además, hay amplios sectores capitalistas que no pagan este impuesto, como son los que lucran con títulos públicos, plazos fijos, los dueños de empresas o propiedades que venden esos bienes, así como también los magistrados y funcionarios de los poderes judiciales nacionales y provinciales.

Por otra parte actividades como la minería se encuentran exentas de abonar impuestos, pagando sólo unas regalías irrisorias, y otros capitalistas como los del trasporte o la energía directamente reciben subsidios que les permiten sostener sus ganancias.

Contrastando con esta situación, el Estado descarga el peso de la carga tributaria sobre la totalidad de los trabajadores mediante el IVA. Como se ve, el progresismo kirchnerista, al igual que lo hizo la Alianza y antes Menem, utiliza el sistema impositivo como una herramienta más para distribuir la riqueza que produce el pueblo trabajador en beneficio de un puñado de capitalistas. La burocracia sindical en todas sus alas, desde las dos CTA, hasta la CGT de Moyano son cómplices de esta inequidad.

Tenemos que luchar por la eliminación del IVA y del impuesto al salario (exceptuando a los gerentes y personal jerárquico), y reclamar un sistema impositivo progresivo, donde los que más tienen sean los que más paguen.

 

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