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Partido de los Trabajadores Socialistas
    Buenos Aires   |  23 de abril de 2024
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Con masivo respaldo, los ceramistas no dejaron ingresar a los síndicos
Por: Prensa PTS

09 Apr 2003 | Mucha gente llegó a la fábrica para apoyar a los ceramistas. En la foto superior, el síndico aguardó en vano en su vehículo las gestiones de sus representantes.

NEUQUEN.- Con el respaldo de diferentes organizaciones sociales y ciudadanos comunes, que se tradujo en una multitudinaria convocatoria en las puertas de la fábrica, los ceramistas que ocuparon y pusieron en producción a Zanon no permitieron que la sindicatura designada por el juez porteño Germán Páez Castañeda tomara posesión de su cargo. Los representantes del concurso habían llegado al parque industrial con intenciones de ingresar a la fábrica para cumplir con el mandato judicial y realizar también un inventario de los bienes.
Los ceramistas no los dejaron ingresar por entender que se trataba de una toma de posesión «encubierta» de la fábrica (no del cargo) por parte de la sindicatura, ofreciendo como contrapartida su aval para la realización sólo del inventario.
La sindicatura rechazó la posibilidad de cumplir sólo con una parte de la orden judicial y decidieron volver al despacho de la jueza Civil Norma Poza, donde mantuvieron una audiencia con los representantes de los trabajadores.
Sin posibilidad de acuerdo entre las partes, los representantes de la sindicatura se volvieron a la Capital Federal para poner al tanto de lo ocurrido en esta ciudad a Páez Castañeda.
Todo el trámite judicial y la movilización en las puertas de la fábrica se realizó sin la presencia de un sólo policía: por disposición de Jorge Sobisch ningún efectivo fue cedido a la jueza Poza. El propio mandatario fue tomó quien esa decisión en su carácter de titular del Poder Ejecutivo y de las fuerzas de seguridad, según declaró desde Piedra del Aguila.
La jueza Poza había pedido la presencia de efectivos, pero según dijo Sobisch «se le explicó que ante una situación conflictiva no se impartirá ninguna orden de desalojo para preservar la paz social».
Sin presencia policial a la vista -y en consecuencia disipada la posibilidad de que un supuesto intento de desalojo, que según el gobierno «nunca existió» como posibilidad- los ceramistas se organizaron para «recibir» a los síndicos y negarles el paso si su pretensión era la de tomar posesión de sus cargos.
Con ese objetivo se dispuso un operativo de seguridad -al que denominaron de «disciplina ceramista»- consistente en dejar el diagrama de seguridad de la planta y de las personas en manos de los propios trabajadores, mientras las personas que habían ido en su apoyo esperaban en un segundo plano delante de la puerta de ingreso a la planta.
Como para aventar dudas, cuando se explicó a la gente cómo sería el accionar ante la presencia de los síndicos, el gremialista Raúl Godoy se encargó de avisar que serían los propios ceramistas los que sacarían del lugar a aquella persona que se extralimitara: aquel que asumiera alguna actitud «desmedida» -lanzar piedras, por ejemplo- terminaría lejos de la manifestación.
Con esas órdenes en vigencia, un cordón de ceramistas se colocó en uno de los costados del frente de la fábrica y allí recibieron a los representantes de la sindicatura.
A Neuquén sólo había venido uno de los cinco síndicos, Ricardo Picado, quien en ningún momento se bajó del Ford Fiesta rojo que lo había llevado a la fábrica y que había quedado estacionado en la rotonda de acceso a esa zona del parque industrial.
Quienes dialogaron con los abogados de los ceramistas en el lugar del conflicto fueron Carlos Bermúdez en representación de la sindicatura y el oficial de justicia Juan José Rivera. Tras 10 minutos de charla no hubo acuerdo posible: los ceramistas estaban dispuestos a que se realizara el inventario y la sindicatura insistía en cumplir con todo el mandamiento.
Finalmente, tras cerciorarse de que no tenían posibilidades de cumplir con su objetivo, la sindicatura se retiró del lugar entre fuertes gritos y abucheos de la gente que se encontraba en el lugar para defender la ocupación de la planta.
La jornada terminó de cerrarse a media tarde en el despacho de la jueza Poza, donde mediante un acta se dejó constancia de las posiciones asumidas por los dos sectores y de la imposibilidad de cumplir con el mandato de Páez Castañeda. De esa manera, el exhorto fue devuelto a la Capital Federal para que sea el Juez del concurso el que decida el próximo cuál será el paso judicial siguiente.

Silencio y tensión

NEUQUEN.- Hacer que más de dos mil personas se mantengan en el más absoluto de los silencios puede ser una tarea poco recomendable de encarar para personas con la autoestima en baja. Pero cuando a las 13.15 se anunció que los síndicos iban camino de la fábrica y un cordón de ceramistas se instaló delante de la planta el bullicio desapareció, dejando al viento como único elemento en discordia en esa composición muda de la tensión.
Por 10 minutos no se escuchó absolutamente nada. Ni bombos. No hubo altavoces hasta que llegaron los representantes de la sindicatura, a las 13.45.
Tampoco se quedaron demasiado. El diálogo con los ceramistas fue corto y conciso: cada parte se mantuvo en su tesitura con lo cual no hubo negociación posible.
A las 14 la sindicatura se retiró. Y ahí sí, volvió el ruido de siempre.

Operativo

Del operativo de seguridad participaron todos los operarios de Zanon. En contacto a través de intercomunicadores, los trabajadores mantuvieron durante toda la jornada un aceitado dispositivo de defensa de la fábrica.
La entrada había sido bloqueada por enormes pallets de cerámicos, mientras que adentro del predio los operarios se dividían en comisiones en los distintos lugares de la fábrica.
En los techos, en tanto, se apostó un grupo trabajadores detrás de barricadas de madera construidas con laterales de cajones de álamo grandes. Detrás, el conocido y temido equipo de «municiones»: las pequeñas esferas cerámicas de color blanco y las gomeras prestas para un eventual choque con la Policía.

Argumentos de los abogados


NEUQUEN.- Además de rechazar la toma de posesión de sus cargos por parte de la sindicatura, los abogados de los ceramistas cuestionaron además la posibilidad de que el mandamiento judicial ordenado por el juez Germán Páez Castañeda fuera cumplido por personas «a las que nosotros objetamos como síndicos por desempeñarse al mismo tiempo como empleados de los poderes Judicial y Ejecutivo», señaló Mariano Pedrero.
Según recordó el abogado, dos de los cinco síndicos fueron cuestionados judicialmente por los ceramistas por ocupar funciones como director del Banco Central de la República Argentina en un caso y por ser superintendente de la Administradora de Fondos y Pensiones en el otro.
Ese argumento y el ofrecimiento de cumplir con medio mandamiento judicial -realizar el inventario pero no la toma de posesión de cargo- fueron los dos motivos que expusieron los ceramistas al representante de la sindicatura que se bajó a dialogar con ellos a las puertas de la fábrica.
La respuesta del representante de la sindicatura y del oficial de justicia fue escueta y sin margen para la negociación: dijeron que ellos tenían mandato para cumplir una orden judicial y no facultades para decidir si se cumplía sólo una parte o su totalidad.
Luego de retirarse de la fábrica y después de regresar al Juzgado Civil N°5 -donde finalmente se labró el acta en el que se dejó constancia de que no se había podido cumplir con la orden impartida desde Buenos Aires-, el abogado de la sindicatura Marcelo Lissi sostuvo que no se había aceptado el ofrecimiento de los ceramistas de realizar sólo el inventario por dos razones: porque ellos no tenían facultades de decidir y porque «tampoco tenía mucho sentido hacer un inventario sin tomar posesión del cargo», según dijo.
Explicó que en ese último caso «hubiera significado hacer el inventario ayer pero realizar otro más adelante cuando se tome posesión del cargo, lo que significa mayores gastos y movimiento de personal», entre otros puntos.
Lissi no quiso adelantar cuál será el rumbo que tomará la causa en el corto plazo. En ese sentido, se pronunció a favor de esperar a que lo sucedido ayer en la fábrica de Zanon ingrese al expediente para evaluar las acciones que solicitará a la Justicia la sindicatura.

Sobisch dejó en claro que no va a mandar la Policía


PIEDRA DEL AGUILA.- El gobernador Jorge Sobisch dijo ayer desde esta localidad que no tomará la orden de desalojar la fábrica Zanón: «la posición del gobierno es clara; no habrá ningún desalojo que ponga en peligro la vida de las personas o tenga imprevisibles consecuencias».
En rigor, no es Sobisch quien debería ordenar un eventual desalojo de la planta, ya que se trata de una decisión judicial, aunque sí es él quien en su carácter de máximo responsable del Poder Ejecutivo debería disponer que la Policía Provincial actuara ante una orden de la Justicia en ese sentido.
«No vamos a mandar a las fuerzas policiales, no entiendo por qué se insiste con este problema sobre la base de una decisión que no existe», agregó. Consideró también que el caso de Zanón es un «hecho político y de seguridad personal».
Consultado sobre la posibilidad de que se estatice la planta a partir del proyecto de ley presentado por el Sindicato Ceramista en Legislatura, Sobisch dijo que el Poder Ejecutivo «no se pronunciará al respecto porque se trata de una discusión que debe darse en la Legislatura».
Por su parte, el Jefe de Gabinete José Brillo remarcó mediante un comunicado de prensa que «ante las expectativas creadas por el eventual desalojo de Zanón, el gobierno de la provincia reitera que no existe ninguna intención, ninguna posibilidad y bajo ninguna circunstancia de hacer uso de la fuerza pública a través de la Policía Provincial, así como tampoco la Policía acompañará una eventual visita de los síndicos a esa planta industrial». En ese sentido, la cartera que regentea Brillo agregó que «las conjeturas que se han tejido sobre el tema (un eventual desalojo) corren por cuenta de quien las genera».

Paro no se sintió


NEUQUEN.- Pese a la concurrida presencia de docentes y estatales ayer frente a la planta fabril de Zanon, el paro organizado por los sindicatos enrolados en la CTA tuvo un escaso impacto en Neuquén.
La mayoría de las escuelas primarias y secundarias dieron clase con normalidad, a excepción de algunos establecimientos ubicados en el Oeste de la ciudad.
Según un relevamiento de LA MAÑANA DEL SUR, las escuela 2 de Avenida Argentina al 900 trabajó normalmente; así como la 125 de Bouquet Roldán 280; y la 199 de Las Gaviotas y Doctor Ramón.
Mientras que en la 210 del centro, la 82 de Olascoaga 1.200 y la 193 de San Lorenzo Norte, la medida de fuerza tuvo una escasa adhesión de maestros.
Un panorama semejante pudo observarse en los establecimientos de nivel medio. El CPEM 47 de Huilliches tuvo un 100 por ciento de adhesión; pero no así el 23 del Parque Central, el 25 de Mercantiles y la EPET 5 de Belgrano 4.340; en el 19 de Provincias Unidas, solamente 4 profesores concurrieron a dictar clases. Mientras tanto, la actividad de las oficinas públicas, establecimientos hospitalarios y empresas pertenecientes al Estado la actividad fue normal.

 

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