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(Nota exclusiva en internet)
Córdoba: Un “boom” inmobiliario que se mide en vidas
Por: Eduardo Castilla

16 Sep 2010 |

Justicia y negocios capitalistas: una asociación estratégica

Hace pocas semanas Estefanía Puechagut, de sólo 24 años moría producto de las lesiones sufridas cuando la pared de un edificio en construcción se desplomó desde el décimo piso sobre ella. El pasado lunes 6 de septiembre el fiscal de la causa, imputó a 10 trabajadores de la obra como responsables de “homicidio culposo” por el hecho. Se podría hablar de ceguera, cinismo, falta absoluta de criterios, pero la realidad es que en Córdoba el negocio inmobiliario mueve millones, generando enormes ganancias para los sectores capitalistas ligados a la construcción.

Este es el verdadero motivo por el cuál, hasta el momento en que escribimos esta nota, no hay imputados entre los responsables de la empresa constructora ni entre los funcionarios del gobierno municipal. La justicia burguesa responde así a la verdadera “asociación estratégica” que existe entre los empresarios de la construcción y los estados provincial y municipal para garantizar sus negocios.

Ladrillos, soja y más ladrillos.

La muerte de Estefanía vino a desplegar nuevamente ante los ojos de la población la brutal forma de hacer negocios de los capitalistas. Las obras se realizan en condiciones completamente precarias y a una velocidad acelerada. Córdoba se va remodelando y surgen edificios en los barrios más cercanos al centro, así como barrios cerrados en las zonas alejadas y especialmente construidas para las clases medias altas.

“Córdoba se viene despegando en los últimos años con un crecimiento superior a la media del país. De hecho, en la ciudad se registraron 1,5 millón de metros cuadrados en permisos de construcción durante 2009, 18 por ciento superior a 2008. La cifra es alta por sí sola, pero lo es todavía mucho más si se tiene en cuenta que en todo el país, en ese período los permisos cayeron el 15 por ciento (entre ellos Capital Federal bajó 35 por ciento y Rosario cayó el 18)”.

Los datos presentados por el matutino cordobés muestran un verdadero “boom” que logró sortear los golpes que recibió la provincia en los inicios de la crisis internacional. Este “boom” viene motorizado centralmente por las gigantescas ganancias que el sector ligado al campo obtiene por la mayor cosecha y los precios de la soja que se mantienen altos a nivel internacional. El “yuyo” más cotizado de los últimos años está permitiendo una importante acumulación de capital en sectores de la burguesía y pequeña burguesía acomodada del interior provincial que se invierte en la construcción y adquisición de inmuebles, lo que se considera una “inversión segura”. Al mismo tiempo, muchas empresas están construyendo nuevas sucursales y oficinas para aprovechar el crecimiento económico de los últimos meses.

Las constructoras y las empresas ligadas al sector han apuntado a estos sectores sus cañones. El sitio elinmobiliario.com, dedicado al seguimiento de las nuevas inversiones anuncia exultante que “Ya están listas la sede actual de Hewlett Packard, Quorum Hotel, la cancha de golf 9 hoyos par 3 (la primera del país apta para practicar el deporte de noche), el Centro de Congresos y Convenciones y el zócalo comercial”.

Mientras se desarrolla una construcción orientada a las altas clases medias, se vino produciendo una reestructuración de la vivienda para lo sectores pobres de la provincia, impulsada desde el gobierno provincial, a través de la construcción de “barrios- ciudades”, en zonas marginales de la ciudad, enormemente alejadas del centro y con viviendas de muy baja calidad. Allí fueron reubicados miles de habitantes de las villas miserias que se hallaban cercanas al centro. De esta forma esos terrenos mejoraron su cotización y son algunos de los lugares donde decenas de torres de departamentos se construyen hoy.

Una fortuna que se cuenta en dólares y en vidas obreras

Pero el “espíritu inversor” encuentra otro aliento en las condiciones de superexplotación en la que trabajan la enorme mayoría de los trabajadores de la construcción.

No hablamos sólo de los salarios miserables, sino además de condiciones brutales de precarización laboral y de higiene y seguridad en cada obra o trabajo ligado a la construcción o a la extensión de servicios públicos.

El afán de lucro capitalista impulsa un alza en las condiciones de superexplotación sobre todo en sectores como la construcción y la minería: a nivel nacional “los números se muestran positivos y con tendencia a la baja. En 2007 fallecieron en accidentes laborales 1.020 personas; en 2008 la cifra bajó a 952 y 2009 cerró con 808”.

Hablar de números “positivos” cuando cientos de personas mueren por año suena a un cinismo total. La cifra es realmente espeluznante. Pero incluso la cifra misma es falsa. Las estadísticas están conformadas centralmente en base a las denuncias que se realizan ante las ART, pero apenas el 50% de los trabajadores en Argentina se halla registrado dentro de estas instituciones.

En Córdoba el afán de ganancias rápidas llevó no sólo a la muerte de Estefanía, sino además a la de 4 obreros de la construcción en lo que va del año. A eso hay que sumarle que se produjeron decenas de accidentes en los últimos meses en distintas obras que han generado lesiones e invalidez en muchos casos .

De responsables y cómplices

Como queda en evidencia la búsqueda de una mayor rentabilidad en la construcción lleva a los capitalistas a dejar de lado toda consideración por la vida de los trabajadores. Cuentan con ello, con la inestimable complicidad del estado capitalista.

La municipalidad, a cargo del “soldado de los K”, Daniel Giacomino, se desligó inmediatamente de alguna responsabilidad en la muerte de Estefanía. El Secretario de Desarrollo Urbano declaró: “No podemos poner un ingeniero dentro de cada obra, para saber si el profesional que contrató la empresa está haciendo bien las cosas”. No obstante, la Municipalidad sigue emitiendo permisos de construcción en toda la ciudad para garantizar la expansión de los negocios.

La obra en la que se produjo el accidente había sido inspeccionada por la Secretaría de Trabajo provincial en 4 ocasiones e incluso clausurada en abril por ausencia de la bandeja de protección. La misma Municipalidad había detectado “irregularidades en las normas de seguridad” pero nada se hizo para impedir que efectivamente se siguiera construyendo en esas condiciones.

Junto a la complicidad de los estados municipal y provincial hay que poner en el ranking a la UOCRA. Ante las imputaciones que sufrieron los trabajadores de la obra por la muerte de Estefanía, salió a anunciar que presentarán proyectos en el Consejo Deliberante y en la Legislatura para que se logre la “sanción de normas que resguarden la seguridad de los trabajadores y terceras personas en obras de alto riesgo” e incluso propondrá una reforma del Código de Edificación.

Pero en la enorme mayoría de las obras en construcción no existen delegados ni la conducción de la UOCRA se hace presente, más que ocasionalmente, a lo sumo para anunciar algún aumento o prima conseguida, mientras se mantienen el conjunto de las condiciones de superexplotación y precariedad laboral.

Su mayor denuncia fue contra los “profesionales” que están en la obra. Según la burocracia que permite cientos de muertes y accidentes por año, la responsabilidad hay que buscarla en los ejecutores de la obra y no en las condiciones generales en las cuáles se construye.

Anarquía capitalista y problema de la vivienda

Mientras el negocio inmobiliario se cobra la vida de obreros y produce tragedias como las que se llevó la de Estefanía, el problema de la vivienda sigue siendo central para amplios sectores de la población pobre de Córdoba. Esta cuestión no puede resolverse si el objetivo que mueve la construcción es el lucro capitalista.

El déficit habitacional sigue siendo enorme en la provincia. Distintos estudios indican que “que de 359.404 hogares existentes en Córdoba capital, 173.743 se encuentran en situación de déficit habitacional: casi un 50% de los hogares”.

Como ya señalamos la “solución capitalista” al déficit viene implicando una mayor polarización social en la provincia con barrios privados y condominios para los sectores altos y barrios-ciudades marginales y de mala calidad para la población pobre.

Para dar una solución de fondo al problema de la vivienda y establecer condiciones dignas de trabajo para los obreros del sector es necesario reorientar la construcción en el sentido de resolver los problemas del conjunto de las masas trabajadores y pobres de la provincia.

Es necesario imponer una profunda Reforma urbana que empiece por la estatización del conjunto de los edificios para viviendas. Sobre esa base es posible empezar a resolver el déficit habitacional. Un informe del año 2001 señala que “Mientras que entre 1980 y 1991 el número de casas desocupadas creció un 20% (de 20.472 a 24.218), en el periodo de 1991 a 2001 aumentó un 210% (de 24.218 a 74.331)”.

La anarquía capitalista se expresa en este terreno también. Mientras decenas de miles de familias no poseen una vivienda digna, viven hacinados o directamente en la calle existen miles de departamentos y casas vacías porque no son redituables desde el punto de vista de la ganancia capitalista. Con la estatización del conjunto de los edificios de vivienda sería posible otorgar la posesión de departamentos y casas a esos sectores.

Una profunda reforma urbana implica además una planificación centralizada de la construcción de nuevas viviendas y de mejoras de las ya existente, extendiendo por ejemplo, la red de gas natural y los servicios de agua potable y cloacales. El censo del FONAVi del año 2001 mostraba que en toda la provincia 100 mil viviendas no tenían agua corriente y más de 400 mil carecían de gas natural. El mismo relevamiento mostraba que sólo una de cada 4 casas tenía acceso a la red de cloacas. Hoy, según lo consigna el diario La Voz del Interior en su edición del domingo 12/9, el porcentaje de casas con acceso a la red de cloacas alcanza apenas al 45% de la provincia.

Sólo un plan de obras públicas, controlado por las organizaciones de los trabajadores y por comités elegidos por los habitantes de cada barrio y localidad, puede definir los pasos efectivos para dar solución a estas demandas insatisfechas que ni las empresas ni el estado a su servicio es capaz de solucionar y establecer condiciones dignas para los trabajadores de la construcción.

 

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