Las paritarias en los distintos gremios de nuestro país han tenido 2 etapas hasta ahora. En la primera varios sindicatos cerraron acuerdos del orden del 25% y de forma escalonada como los bancarios, metalúrgicos y docentes. En este gremio quedaron varias provincias sin arreglar y la lucha sigue actualmente en Neuquén.

Luego comenzó otra oleada, con el caso más resonante de la Alimentación. Como se queja De Mendiguren de la UIA, “hace 40 días pedían el 19% y después pasaron al 33%, por las expectativas inflacionarias”.

“La profundización de los reclamos y el incremento de la conflictividad despertó una fuerte preocupación entre los empresarios” (Iprofesional.com).

En la UIA sostienen que los reclamos gremiales dan por hecho cifras basadas en pronósticos “imprudentes”, sin causas técnicas que los convaliden. ¿Por qué este cambio?

En la UOM, ante la negativa empresaria, la burocracia lanzó un paro que no se concretó ya que el ministerio decretó la conciliación, y fueron cerrando acuerdos en todas las ramas. Básicamente un 15% ahora y otro 10% acumulativo desde julio. La bronca de la base no logró colarse ni desbordar al viejo aparato metalúrgico y ponerlo en aprietos como en la paritaria del año pasado.

Pero en la Alimentación sucedió exactamente lo contrario. Mientras el año pasado fue tranquilo, esta vez estalló el conflicto. El año pasado el acuerdo salarial, a la baja, se realizó sin lucha. Daer pudo firmar sin mayores sobresaltos. Ni siquiera en Kraft, donde estaba la anterior Comisión Interna encabezada por Bogado y el PCR, se realizó alguna medida, incluso después de firmada la paritaria. El conflicto por la gripe A vino después, y con ello comenzó un nuevo proceso en el gremio.

El llamado “efecto Kraft” se extendió como ejemplo en numerosas plantas del país. Al comenzar las paritarias la bronca se mezcló con ese sentimiento antiburocrático y provocó fenómenos nuevos. Por ejemplo, la fábrica FelFort paró por primera vez en su larga historia, además hubo actos en la puerta y escraches a su mediático dueño Ricky Fort.
 

La marcha a la COPAL

El viernes 12 de marzo Kraft, Pepsico y delegados de Stani marcharon por las calles de Buenos Aires, desde el Obelisco a la cámara empresaria, la Copal, en una nutrida columna que cortó la 9 de julio y tuvo una cobertura mediática incluso superior a la marcha que el gremio se vió obligado a hacer semanas después ante el fracaso de las negociaciones. “Piden 35% de aumento” era el título de Clarín, y es que ellos pusieron en la agenda el reclamo de 35% en camino a cubrir la canasta familiar, que rondaba los $4.200. 

Cuando toda la burocracia sindical seguía hablando de 20% o algún punto más, los trabajadores de Kraft encabezados por su Comisión Interna clasista, lo mismo que los compañeros de Pepsico fueron al plenario de delegados del STIA del 26 de marzo con el siguiente mandato: “que el sindicato llame a un paro de 24 horas que sea el inicio de un plan de lucha para lograr un aumento de emergencia del 35%, que en paritarias se luche por un salario igual a la canasta familiar y la reincorporación de todos los despedidos. Exigimos también que el sindicato diga expresamente cuál es la suma que reclaman.” Al ser minoría su pedido fue rechazado por Daer y la Lista Verde, que no pusieron cifras al reclamo salarial y propusieron solo una hora de paro.

Los compañeros de Kraft, con apoyo de Pepsico, cortaron varias veces la Panamericana. Fueron ellos quienes, desde aquel lejano 12 de marzo, se pusieron a la cabeza del reclamo y la exigencia al sindicato. Y con todo eso ayudaron (¡qué duda cabe!) a que un proceso muy profundo se desatara en las plantas de Arcor Córdoba, que logró extenderse a otras empresas mediterráneas. La existencia de una oposición organizada y el efecto contagio que se produjo es la causa determinante que obligó a la burocracia a elevar el reclamo salarial.
 

Arcor a la vanguardia

También en Córdoba -y en especial en las plantas de Arcor- hacía años que no había un movimiento huelguístico como este. Es que las condiciones de superexplotación, con salarios de convenio “pelado”, sin conquistas como comedores, guarderías y demás que lograron los compañeros de Kraft (por ejemplo), y por otro las ganancias fabulosas de los Pagani, llevó a que estallara la bronca y la burocracia sindical se viera cuestionada.

La dura huelga cordobesa de las 4 plantas de Arcor fue dividida por un acuerdo donde a la planta madre, la de Arroyito, le ofrecieron un 20% más $192 fijos mas un pago de $500 por única vez, lo que acercaba al 30%. Es así que se quebró la unidad y Arroyito volvió a trabajar (venía con paros de 4 horas por turno, las otras 3 hacían paro total). Cabe recordar que ya antes los delegados de base le impusieron desconocer la conciliación obligatoria al STIA Cba, que finalmente avaló esta propuesta de la base. Nada de esto sucedió en el STIA Capital donde Daer y los Verdes llamaron a acatar la conciliación.

Evidentemente en Córdoba se vive un proceso objetivamente de mayor radicalización de las bases, que lleva incluso a que la misma burocracia de Morcillo esté obligada a jugar un rol “combativo” dada las características de la lucha actual, y que sin embargo no logró evitar que le pegaran y corrieran los trabajadores en las puertas de Arcor-Bagley-Lia en la capital mediterránea.(ver nota).

El STIA Capital también es un gremio que hace años no para y se moviliza en forma masiva. Por eso es muy alentador las medidas que tomaron en Kraft (que vivió un largo y agotador conflicto el año pasado con pérdidas de muchos delegados y activistas): el paro total del jueves pasado, paros parciales por línea esta semana y quite de colaboración y se decidió completar la elección de delegados por sector, algo que no hace directamente al conflicto pero es parte esencial de la lucha contra la patronal y la burocracia sindical y para reorganizar la fábrica. En Pepsico, además del paro de un día del jueves 6, se votó el trabajo a reglamento que significa que la producción está a la mitad de lo normal. Con el corte de Panamericana realizado el miércoles en el km 35 sobre la Av. Henry Ford volvieron a plantear su solidaridad activa con la lucha de Arcor Córdoba, a exigir plenario de delegados del STIA y que la burocracia no firme nada sin consultar. Kraft y Pepsico siguen siendo vanguardia en esta larga lucha de la alimentación. La Agrupación Desde Abajo, impulsada por las comisiones internas de ambas empresas y por la lista clasista de Stani que encabeza Juan Carlos Cabana dedica esfuerzos para extenderse a nivel nacional, viajando en reiteradas oportunidades para reunirse a los nuevos delegados y activistas que surgen en la combatividad del conflicto en Arcor. 
 

Asambleas en todas las fábricas para lanzar un plan de lucha

Al cierre de esta edición, con el fin de la conciliación, comenzaba una nueva jornada de paro nacional del gremio. Esta vez por 24 horas que seguramente se cumplirá en la mayoría de las plantas. Es más necesario que nunca exigir asambleas en todas las fábricas para lanzar un plan de lucha profundo, no salteado y caprichoso, y reclamar que la CGT se deje de declaraciones y apoye con medidas concretas. Para doblarle el brazo a los patrones negreros de la industria de la alimentación seria decisivo un paro de la CGT. ¿que espera Moyano para lanzar medidas de apoyo para más de 80.000 trabajadores que hace un mes vienen peleando por su salario? Además esta semana los mercantiles quizá inicien conflictos por su paritaria. Ellos reclaman cerca del 35%. Los compañeros de Fate marcharon al ministerio para pedir se adelante la paritaria del neumático y los docentes de Neuquén tampoco consiguen el aumento y siguen en lucha. Que la CTA también lance medidas de apoyo a sus gremios de base que salen a luchar.