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Partido de los Trabajadores Socialistas
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¿Quién es el ‘Caballo’ Suárez?
Por: Lucho Aguilar

15 Nov 2007 | Más allá de la historia que el mismo se ha inventado, determinar dónde trabajó Enrique Omar Suárez antes de ‘trabajar’ de Secretario General del SOMU, es todo un desafío.

Desembarco carapintada

La mayoría lo recuerda como chofer del anterior ‘capo’ del SOMU, Juan Arce. Su arribo al gremio fue, como lo marca toda su carrera, a través de la patota. Peor todavía. El Caballo asaltó el gremio a principios de los 90, con el apoyo de un grupo del que formaban parte carapintadas y ex represores, como ‘el Indio’ Castillo y Osvaldo Forese, al grito de “El SOMU es de Rico y Seineldín”1. De hecho, algunos de estos matones siguieron haciendo de ‘paritarios’ del gremio, negociando con empresas y apretando a opositores.
Por esa época, la Directiva del SOMU fue acusada no sólo de tener vínculos con carapintadas, sino también con traficantes de distinto pelaje.
Pero la simpatía del Caballo por estos personajes no se limita a sus amigos carapintadas. Suárez incursionó en política. En su provincia natal fue parte de ‘Proyecto Corrientes’, un frente entre peronistas y ‘demócratas’, como candidato a diputado. El ‘padrino político’ de Suárez era Adolfo Navajas Artaza, el dueño del Establecimiento Las Marías y la Yerba Taragüi. Navajas Artaza fue gobernador de Corrientes durante la dictadura, y está denunciado por la desaparición de peones rurales de su empresa. El terrateniente, mientras hacía campaña con Suárez, respondía las acusaciones: “nosotros estamos en democracia por que la dictadura militar derrotó a la subversión”. 2

Capital y trabajo

El ‘capitán’ del SOMU nunca tuvo empacho en subordinar a los trabajadores a los empresarios. Ni en los lugares de trabajo ni en la vida política. Suárez se confiesa amigo de muchos empresarios de la pesca, y cuando puede rinde culto a esa amistad. Casi siempre a costa de los derechos de los trabajadores, claro.
Este año la empresa Harengus (fundada por el Grupo Bulgheroni) decidió regalarle al SOMU el barco Dalián II para ‘capacitar’ a sus afiliados. El Caballo se emocionó: “este es un signo evidente de que es posible sostener una relación de mutua colaboración entre las empresas y los trabajadores”3. Atentos, lo escuchaban el Jefe del Estado Mayor General de la Armada, Almirante Jorge Godoy, el titular de la Cámara Naviera Argentina, Jorge ˜álvarez, junto a representantes de las cámaras empresariales y la Prefectura Naval Argentina4.
Pero los favores se pagan. Suárez y el SOMU nunca pusieron grandes obstáculos a la sed de ganancias de los empresarios del sector.
Descaradamente, el Caballo analiza:“en el sector marítimo existen como resabios de la década del ´90 verdaderos focos de corrupción que contratan trabajo en negro, pagando salarios miserables, explotando la vulnerabilidad que sufren los más desprotegidos”.5
En los últimos años, marineros de Rawson, Puerto Deseado y Mar del Plata se han rebelado contra la ‘dictadura’ del SOMU y los empresarios. Las pesqueras alimentan sus ganancias depredando nuestros mares. La directiva del sindicato ha sido denunciada por haber firmado actas y convenios ‘a la baja’ de los convenios anteriores, perjudicando los salarios básicos, las condiciones de trabajo, y los francos y licencias. Los marineros del sur estallaron: “Trabajamos 18 y hasta 20 horas arriba de los barcos, estamos meses embarcados, la pesca es el segundo trabajo más riesgoso del mundo, y encima el SOMU Central firma este convenio a espaldas de los trabajadores. Es una burla ”.6

‘El Progreso’... de algunos

Para galopar más tranquilo, el Caballo se hizo comprar un campo. El ‘Establecimiento ganadero 16 de agosto’ está cerca de Puerto Madryn (Chubut), y cuesta un millón y medio de dólares. Como le parecía poco, compró el campo vecino, que se llama El Progreso. Entre los dos, tienen 17 mil hectáreas. Servicio de DirecTV, bodega y un galpón para guardar lanchas. Eso sí, el campo tiene vista al mar. Para no extrañar7.
Lo penoso es que el campo no está disponible para los trabajadores marítimos, que podrían descansar con sus familias después de meses de romperse el lomo y arriesgar la vida en cubierta. Sólo lo puede usar Suárez y la directiva.
Aunque la estancia tiene una placa donde agradece al secretario general por “el engrandecimiento patrimonial de la entidad sindical”. Un ‘engrandecimiento’ que poco benefició a los trabajadores. Un ‘engrandecimiento’ que incluye favores patronales, la ‘cuota solidaria’ a los no afiliados, y un desvío de fondos que sigue siendo investigado. Suárez debe declarar por una parte de los famosos 250 millones de dólares otorgados por el Banco Mundial a varios sindicatos para ‘reconvertir las obras sociales’.

“Todo lo que flota es mío”

Los empleados del Casino vienen dando una pelea histórica, para defender su organización sindical y conquistar mejores condiciones de trabajo. La burocracia del SOMU no quiere: ‘todo lo que flota es mío’ grita Suárez. Por eso los trabajadores han tenido que enfrentarse al empresario Kristóbal López y al ahora K-ballo, que ‘le hacen el juego’ al gobierno.
Ayer socio de represores, luego ultramenemista, Suárez navegó siempre por los canales del oficialismo. Por eso hoy está convencido de que “nos une la necesidad de apoyar activamente el proyecto de desarrollo que impulsa el presidente Néstor Kirchner”. Mientras, tiene ‘zonas liberadas’ para sus matones.
El Pacto Social se empieza a poner en marcha en tierra firme, y Omar Suárez es uno de los encargados de llevarlo hasta las 200 millas marinas. Quiere atar de pies y manos a miles de trabajadores de la pesca, los buques mercantes, tripulantes y otros empleados. Como mostró con la patota la semana pasada, está dispuesto a usar sus viejos métodos para llevarlo adelante.
Pero los compañeros del Casino y Puerto Deseado ya empezaron a pararle la mano.

 

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