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Partido de los Trabajadores Socialistas
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ABAJO EL TECHO SALARIAL DEL “PACTO SOCIAL”
El piso son nuestras necesidades
Por: Comité de Redacción

08 Nov 2007 |

Distintos diarios han dejado trascender que - cuando el Pacto Social que prepara Cristina Kirchner junto a los empresarios y los dirigentes sindicales esté vigente- habrá una mejora salarial que contemplaría la “inflación esperada” sumándole a fin de año “la mejora de la productividad más otros dos puntos porcentuales de mejora”. Más precisamente el oligarca La Nación, dice que el “techo” para las negociaciones salariales que se firmarían en marzo de 2008 estaría rondando un 16%.

Por su parte, el dirigente de la CGT, Hugo Moyano, salió al cruce diciendo “Queremos discutir un piso, no un techo (…) no puede haber un tope salarial igual para todos los gremios”, y aclara “del pacto social puede salir un indicador, una referencia, pero cada sector después negociará sus cifras de acuerdo a su realidad”. Según su propia canasta básica, calculada por la Secretaría Técnica de la CGT “En lo que va del año, nos da un 13% de aumento”. El número casi duplica las cifras de la inflación oficial ya que a octubre de este año la canasta básica que mide el INDEC basada en el Indice de Precios al Consumidor trucho sumaba un 6,9%.

Pero lo que plantea Moyano es otra forma distinta de beneficiar los intereses patronales. ¿Dónde está la trampa? Mientras los empresarios quieren ponernos un techo a los aumentos, la CGT nos quiere bajar el piso de nuestros reclamos.

En primer lugar, son varias las mediciones que dicen que los productos de la canasta básica superan el 13% que calcula la CGT. Hasta la consultora Equis dirigida por Artemio López, (alguien a quien no puede tildarse de opositor), ha dado a conocer una medición basada en los mismos productos y ponderaciones que la canasta básica alimentaria del INDEC, que dice que en los últimos dos meses esos productos acumulan un alza del 17,6%. Tengamos en cuenta que por cada punto de inflación que se oculta, se le esconde al conjunto de los trabajadores que sus salarios se desvalorizan 2.043 millones de pesos. Lo que los trabajadores perdemos, se lo ahorran los patrones.

Segundo: lo que se disponen a discutir en el Pacto Social con respecto a nuestros salarios es en base a la inflación pasada, la del 2007. Pero esto es otro engaño, pues cuando se empiecen a efectivizar los aumentos, la nueva inflación los absorberá con la suba de precios del 2008 que se prevé, con suerte, igual a la de este año.

Tercero y fundamental: lo que Moyano propone es “borrón y cuenta nueva” para la nueva presidenta Cristina sobre toda la inflación pasada, y un perdón para los empresarios que durante todo el primer mandato de los Kirchner se han quedado con una gran parte del valor creado por nuestro trabajo. Es decir, un blanqueo de lo que perdimos la mayoría de los trabajadores desde la devaluación de Duhalde. Recordemos: solamente el 20% de los trabajadores recuperamos el poder de compra del salario que tuvimos antes del 2001.

Paritaria única nacional. Delegados elegidos en asambleas. Por un mínimo de piso igual a la canasta familiar y el pase a convenios de todos los trabajadores contratados y en negro

La semana pasada, los ferroviarios de Francia le dijeron al presidente Sarkozy que venía de aumentarse el sueldo: “Nosotros también queremos un 140%”, el mismo porcentaje del “salariazo” presidencial francés. Todos los trabajadores tenemos que razonar de la misma manera en relación a las abultadas ganancias empresarias y a la monumental recaudación del Estado que entre enero y octubre llegó a $161.755,3 millones, un 32,5% más que en igual lapso del año pasado.

Nuestro piso es el de nuestras necesidades como clase trabajadora de conjunto. Moyano ni siquiera propone que lo mínimo para todos los trabajadores sea el mejor acuerdo logrado por un gremio hasta ahora. Por ejemplo, en Volkswagen, Daimler Chrysler, Ford, Toyota y General Motors, el SMATA acordó un aumento que llegaría a un 40,3% en marzo. En cambio, con un piso tan bajo como el del 13% que propone la CGT y después dejar que cada gremio discuta, los empresarios se hacen fuertes en la negociación sector por sector para imponer las condiciones acordes a cada rama de la actividad por separado. Tenemos que rechazar los intentos de las patronales de atar el aumento salarial a la productividad de las empresas o de las distintas ramas. ¿No la aumentaron lo suficiente? Solo en la industria, los “costos laborales” cayeron para las patronales un 20% respecto de 1997, en pleno menemismo.

Hay que ser concientes que nada va a venir de arriba y prepararse desde ahora para enfrentar el Pacto Social. Nuestra propuesta es luchar por una paritaria nacional única con delegados elegidos por los trabajadores que fije como piso lo mínimo que un trabajador necesita para vivir: un salario equivalente al costo de la canasta familiar y, para impedir que la inflación nos licue lo conseguido, una cláusula gatillo que aumente los salarios automáticamente según el alza mensual de precios.

La paritaria nacional única que proponemos no tiene nada que ver con lo que actualmente son las paritarias donde se juega el salario y las condiciones de trabajo de sólo un 37% de la clase trabajadora dejando afuera a los que están en negro, a los desocupados y a los jubilados. Si logramos imponer esta paritaria nacional única ahí hay que discutir el salario y las condiciones laborales del conjunto de los trabajadores, efectivos, tercerizados, privados, estatales, ocupados y desocupados. Las comisiones internas deben tomar en sus manos la denuncia de las patronales que siguen empleando en negro, luchar por el pase a convenio de todos los trabajadores, la efectivización de todos los contratados, y el rechazo a cualquier despido. Una verdadera paritaria nacional única debería exigir, además, un plan de obras públicas para terminar con la miseria de un millón y medio de trabajadores desocupados.

Son medidas elementales que apuntan a unir a la clase obrera. Sin esto, las apelaciones a la “distribución de la riqueza” como plantean algunos dirigentes de la CGT, y a la que Yasky de la CTA “condiciona” su apoyo al Pacto Social, son sólo palabras.

 

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