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Partido de los Trabajadores Socialistas
Buenos Aires   |  19 de abril de 2024
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Las tramposas elecciones de Duhalde y la táctica de la izquierda
El realismo en la política revolucionaria
Por: Prensa PTS

17 Jan 2002 |

Mucho más contundente que las declaraciones y poses de Duhalde junto a Lula sobre la integración regional y la “moneda única” del Mercosur, lo que realmente vale para medir los pasos del gobierno es la decisión de desembolsar, en principio, 1.000 millones de dólares a los organismos financieros internacionales. Ese es el resultado del compromiso de Lavagna y la administración peronista con el FMI que, a cambio, refinanciará los pagos de la deuda externa argentina. En un mismo sentido va el aumento del IVA como la intención de subir el dólar para que el estado recaude más, en impuestos y en retención a las exportaciones, y con esas divisas cumplir con los compromisos con el Fondo. Es un intento de restablecer las relaciones “normales” de la Argentina capitalista “con el mundo”, es decir reencauzar, después de un año en default, a la nación bajo la órbita del dominio imperialista. Esto demuestra el contenido de las próximas elecciones: sea quien sea el sucesor presidencial se impone de antemano al pueblo la política de sumisión al FMI, cuando ésta fue masivamente rechazada con las jornadas de diciembre del 2001.
Las presidenciales convocadas para el 27 de abril son otro intento de volver a la "normalidad" capitalista.
“El próximo presidente será Kirchner” , sostuvo Duhalde en Brasil. Con el decidido apoyo al gobernador santacruceño por parte de la facción bonaerense del PJ, Duhalde se juega al candidato de la “renovación” que dirima la interna peronista y el recambio de gobierno, todo al mismo tiempo. Pero sobre todo tratan de restaurar lo que cuestionaron profundamente las jornadas revolucionarias que echaron a De la Rúa: el hecho inédito de la destitución de un presidente mediante la acción directa de masas, sin esperar a las elecciones, mediante las cuales, "normalmente", se cambian los presidentes en esta democracia para ricos. Sólo el mismo método de diciembre podría abrir a una salida democrática, libre y soberana para la mayoría, como una Asamblea Constituyente que este régimen no otorgará. Sin que medie una nueva irrupción de masas, en lo inmediato la clase dominante impondrá su “salida”, aunque esta sea coyuntural y no cierre la crisis general. Aún así, estas elecciones no serán "normales" sino una expresión más de la crisis de características excepcionales abierta hace más de un año: un gran sector de masas se opone a todos los candidatos del régimen por igual, con el espíritu del “que se vayan todos” de diciembre. Por ello, en este nuevo momento político que se abrió es importante que los luchadores y sus organizaciones comiencen a definir una postura de militancia activa frente a las presidenciales.
Elecciones de segunda vuelta
La crisis de dirección de la clase dominante no sólo está expresada en la división del peronismo, la atomización de la derecha, la debacle del radicalismo, o la falta de entusiasmo popular en la descolorida centroizquierda. Además, la definición de quién será el sucesor de Duhalde recién vendrá en una segunda vuelta porque, antes de ello, ninguno de los candidatos obtendrá la mayoría que necesita para ser presidente. Ni el encumbrado Kirchner ni Rodríguez Saá ni Menem, por el lado de "los peronismos", y tampoco Carrió, alcanzarán de entrada el 50% de los votos. Por lo tanto, el primer problema es la segunda vuelta. ¿Entre quienes definirá la clase dominante la nueva “autoridad” presidencial?
Duhalde quiere sacar a Menem de la carrera. En cambio al viejo régimen, tomado de conjunto, le conviene que uno de ellos sea el riojano: la movilización de las clases medias, y no sólo de ellas a las urnas sería mucho más masiva ya que el odio contra todo lo que representa el ex presidente de la pasada "década infame" reforzaría el engañoso mecanismo del voto. Es lo que sucedió en Francia cuando, en la segunda vuelta de las últimas presidenciales, los “socialistas” y hasta otros más ‘izquierdistas’ llamaron a votar a un conservador contra el pro-fascista Le Pen. El apoyo a Kirchner o Carrió “para que no gane Menem” sería una versión extrema del “voto útil” que redoblaría el engaño para erigir un presidente con más “autoridad”.
Claro que pueden darse otras variantes que excluyan a Menem de la segunda vuelta: todo está abierto (siempre dentro de los candidatos del régimen burgués) si se tiene en cuenta que ninguno supera hoy el 20% de la intención de voto, y que una gran franja de masas de la misma magnitud parece dispuesta, al menos en primera vuelta, a no votar o votar en blanco como repudio y expresión del “que se vayan todos”. Si esto sucede, del proceso electoral saldrá un nuevo presidente débil, tanto más débil cuanto más amplia sea la franja de los trabajadores y el pueblo que rechace la tramposas elecciones de abril.
Para ser realistas, lo único improbable dentro de las restringidas posibilidades de estas elecciones es que uno de los candidatos que defina la segunda vuelta pertenezca a la izquierda o a un representante de los trabajadores. Las direcciones de los grandes sindicatos, ya sea en forma abierta o encubierta, apoyan a los candidatos patronales, los de la CGT de Daer se repartirán entre Kirchner y aún Menen, los alineados con Moyano son activos militantes de Rodríguez Saá, y, más solapadamente, sectores de la dirección de la CTA, mientras hablan de un "movimiento político y social" son partidarios del ARI y Carrió. Por el lado de la izquierda, habiendo definido Zamora su rechazo a participar, ninguno puede aspirar a una segunda vuelta. Pero mientras tanto, mayoritariamente, el espectro de asambleístas, piqueteros y obreros combativos rechaza las tramposas elecciones, coincidiendo a su vez con una amplia franja de masas. Así lo anticipa la contundente declaración de los obreros ceramistas de Zanon y la posición pública de la Coordinadora del Alto Valle que agrupa a las principales organizaciones combativas de ocupados y desocupados de Neuquén (ver aparte). Particularmente la postura de los ceramistas, discutida y resuelta democráticamente por una asamblea obrera, habla a las claras que el rechazo a estas elecciones no significa que los trabajadores se abstengan de hacer política, su propia política.
No rechazamos la participación en todas las elecciones por igual. El PTS en las generales del "99 presentó candidaturas obreras, táctica que reiteramos en las legislativas de octubre del 2000, aún cuando apareció el “voto bronca” como nuevo fenómeno, porque consideramos que esa opción a la que se volcó primordialmente la clase media no tenía distinción de clase, y fue fogoneada por un arco tan heterogéneo que abarcaba desde sectores piqueteros a fascistoides como Daniel Hadad. Esa no es la situación actual. Despúes de la situación excepcional inaugurada en diciembre del 2001 hay un dato clave: distinto de las elecciones de octubre del 2000 en las que el “voto bronca” no era un factor de organización obrera y popular, ahora han surgido o se han fortalecido los actores que está planteado unificar en torno a enfrentar la trampa: las asambleas, los movimientos piqueteros, las empresas ocupadas y la izquierda. Todas esas organizaciones juntas llenamos la Plaza de Mayo el pasado 20 de diciembre, en el aniversario de las jornadas, y juntos podríamos presentar una posición unificada al amplio sector de los trabajadores y el pueblo que rechazan estas elecciones. Esa es la manera de encarar una pulseada política en la que se medirá qué tanto se mantiene la demanda popular de diciembre, “que se vayan todos”, contra unas elecciones organizadas para perpetuar a la vieja y repudiada casta política, ya que ni siquiera habrá un recambio formal de personal parlamentario, y, finalmente, sólo se podrá optar por dos de los candidatos del régimen burgués.
Electoralistas de primera, abstencionistas de segunda
Estas presidenciales no pueden ser aprovechadas para obtener tribunas parlamentarias a favor de la clase trabajadora y el pueblo. Los argumentos de conquistar diputados obreros, populares y de la izquierda que puedan luego apoyar las luchas callejeras son, en este caso, directamente irrealizables. Es decir que los “participacionistas” de primera vuelta, como Izquierda Unida, demuestran su electoralismo descarado, al cuete. Peor aún, serán utilizados para legitimar la trampa electoral. Y en segunda vuelta quedarán en el brete: o apoyan a uno de los candidatos del régimen o, finalmente, deberían llamar a la abstención o el voto en blanco. No creemos que terminen imitando a ciertos “izquierdistas” de Francia y apoyen, por ejemplo, a Carrió “para que no gane Menem”, lo que que constituiría, además, un fraude político a quienes los apoyen el 27 de abril. Pero entonces, las sentencias actuales del MST y el PC sobre que “el abstencionismo no construye una alternativa” se caerán por su propio peso. ¿Por qué no organizar desde ahora, sin perder tiempo ni generar más división en los luchadores, una gran campaña activa y unitaria de las organizaciones obreras y populares para rechazar las elecciones tramposas?
En cuanto al Partido Obrero, este ha definido que si “..la burguesía se une en torno al candidato allí donde no había ninguno y la pequeño burguesía (...) le dice sí a las elecciones para que no gane Menem; (...), se ha conformado el terreno para que la burguesía pueda hacer la experiencia de una salida electoral, de corto plazo, con nuevas crisis, etc. En esta variante tenemos que intervenir.” Que confundido está el PO: sostiene que habría que participar si se da la variante que sólo puede ocurrir en segunda vuelta, como demostramos, entre dos candidatos del régimen burgués. ¿Y cómo habría que “intervenir”, en ese caso, si no es mediante el rechazo, el voto en blanco o la abstención? Pero, en su reino del revés, PO asegura que esta postura sólo puede plantearse “Si un boicot electoral tiene como consecuencia, (...) la caída de Duhalde y la posibilidad de una Asamblea Constituyente...”. Esto es simple verborragia de izquierda para participar de las amañadas elecciones de abril. Como la posibilidad del “argentinazo” contra Duhalde, tantas veces anunciado por el PO (incluso con "fecha fija" para el pasado 20 de diciembre), no aparece en el horizonte inmediato, entonces lo único realizable es presentarse legalizando "por izquierda" la farsa. Pero si bajan a la realidad verán que la postulación de primera vuelta de Jorge Altamira, o Néstor Pitrola como "candidato piquetero", deberá deponerse en segunda vuelta para terminar llamando a la abstención o el voto en blanco. Una vez más, ¿por qué no iniciar una campaña organizada y unitaria desde ahora, como proponemos desde el PTS y otras fuerzas?
Comando común
El ejemplo de la Coordinadora del Alto Valle, donde confluyen sindicatos como el ceramista, docentes y estatales, organizaciones de desocupados como el MTD, junto a otras agrupaciones obreras, estudiantiles y de la izquierda, demuestra que podemos, en cada provincia y en todo el país, organizar una fuerte campaña unitaria. Llamamos al PO a rever su posición. Además del PTS, otras fuerzas se han pronunciado por esta posibilidad, entre ellas varias asambleas populares, movimientos piqueteros y de izquierda, como el MAS. Desde el PTS hemos propuesto desde hace varios meses preparar un “boicot activo” a estas presidenciales, lo que significaba, para nosotros, unificar a piqueteros, asambleístas, empresas ocupadas para influir sobre las grandes organizaciones de masas capaz de llevarlo adelante. Lamentablemente IU aceptó las reglas del juego del sistema desde un principio, y PO mantuvo oculta la posición para terminar aceptándolas. En vista de esto, y ya más cerca de la fecha de las elecciones, la forma del boicot deberá ser definida y concretada, en acuerdo entre las organizaciones dispuestas, ya sea mediante el llamado al voto en blanco, al no voto u otras variantes de rechazo. Pero lo más importante: se trata de poner esta táctica de agitación y organización, que puede permitir agrupar a importantes sectores de la vanguardia, al servicio de que las organizaciones de lucha existentes conquisten peso en las masas obreras y populares, para disputarle la base social a los Kirchner, Rodriguez Saá y Carrió. Por ello, no sólo vemos necesario oponer a estas elecciones tramposas la salida democrática de una Asamblea Constituyente, sobre las ruinas de este régimen, sino tambien agrupar a todos los que estén dispuestos a impulsar Coordinadoras regionales de ocupados y desocupados que tomen las demandas más sentidas, en especial la de trabajo para todos, asi como luchar por un Congreso Nacional de delegados de base para preparar la huelga general activa que abra el camino al poder de los trabajadores y el pueblo.

 

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