Por primera vez, y luego de años de ver pasar muchos acontecimientos, encuentro un gran proyecto político revolucionario, que va más allá de la mera discusión sobre qué hacer, cuando ante nuestros ojos pasan día a día desmoronándose todos los valores por los que tantos luchadores valientes, fueron capaces de dar la vida. Hoy vemos un resurgir de masas trabajadoras que intentan reivindicar sus derechos firmes y decididos contra los embates de la burguesía. Así, el valiente pueblo de Bolivia salió a la calle a luchar por sus recursos naturales echando a patadas a dos presidentes; como también vimos a nuestros compatriotas salir a luchar el 19 y 20 de diciembre de 2001, donde la burguesía no tuvo reparos en asesinar a 33 luchadores.
La urgencia de la ruptura política de los trabajadores con los partidos patronales en sus distintas variantes nos hacía necesitar la conformación de un gran Partido de los Trabajadores, y hoy siento que ese objetivo está presente de la mano del Partido de los Trabajadores por el Socialismo, que con alto pensamiento marxista es capaz de hacer una propuesta verdaderamente revolucionaria, proponiendo un histórico documento programático, como es el Manifiesto Por qué luchamos.
Es emocionante ver militando en la puerta de la fábrica, nuevamente encenderse los ojos de los trabajadores de Altos Hornos Zapla, cuando logran comprender lo que les estamos proponiendo: una verdadera herramienta de lucha y libertad contra el sistema que día a día los hambrea y les roba su trabajo.
Expresiones como “por la expropiación de los expropiadores, por un nuevo movimiento obrero, estratégica coordinación de los organismos de democracia directa, la importancia de la lucha teórica e ideológica” hace latir los corazones más fuerte a la hora de ver que tenemos un gran objetivo: la conformación de un gran Partido de Trabajadores; que somos capaces de caracterizar que como decía Lenin somos “esclavos asalariados”, y que no podemos alimentar a nuestros hijos, hacerlos estudiar o curar en cualquier hospital. Sólo uniendo nuestras voluntades y todo el esfuerzo que sea necesario no sólo nos hará ser mejores seres humanos sino que nos abrirá la posibilidad de revertir, en un verdadero camino revolucionario, con las enseñanzas de Marx, Lenin, Trotsky, los planes de la burguesía nacional e internacional. Porque la lucha de los trabajadores se deberá dar en todo el planeta, y no habrá socialismo ya que “la acumulación de riqueza [que hace una minoría] en algún lugar también es acumulación de miseria para miles en otro” (Marx).
La experiencia ejemplar de los obreros de Zanón muestra, en pequeño, las perspectivas de libertad y desarrollo que puede conquistar la clase obrera.“Hay que librar al hombre de todo aquello que le impide ver. Liberarle de los hechos económicos que le impiden pensar” (Trotsky).
En algún lugar del mundo, la burguesía está trabajando en un plan mucho más elaborado para seguir adelante: tiene sus ideólogos y planifica constantemente cómo continuar su dominio. Lo mismo debemos hacer quienes queramos poner en pie un partido revolucionario. Hago un llamado a trabajadores de fábrica, estatales, docentes, estudiantes, profesionales a que, juntando nuestras fuerzas desde el lugar y el aporte que sea, seamos capaces de apropiarnos del conocimiento necesario para luchar contra aquel poderoso enemigo común.