"Hubo mucha sangre en la Argentina y la derramaron militares en nombre de la civilización cristiana pero también guerrilleros”. Con estas palabras el arzobispo de Rosario Eduardo Martín hizo referencia a la dictadura cívico-militar que acabó con una generación de luchadores entre 1976 y 1983 en la región.

En el marco de que se aproxima el final del juicio al ex capellán de la policía Eugenio Zitelli, Martín dio estas declaraciones sin condenar al imputado, intentando repartir culpas bajo la teoría de los dos demonios “entre todos los cristianos que derramaron sangre: militares y guerrilleros como los que mataron a Rucci”, al decir de la máxima autoridad eclesiástica rosarina.

Al respecto el candidato a diputado nacional por la lista 1A Renovar y Fortalecer al Frente de Izquierda Octavio Crivaro dijo: “Estas palabras de reconciliación no hacen más que rememorar los tiempos más oscuros de nuestra historia. A 39 años de la dictadura militar y un solo puñado de genocidas han sido condenados y muchos aún integran las fuerzas de seguridad, además son miles los casos de compañeros desaparecidos que siguen impunes, así como también niños apropiados que aún no han sido encontrados.”

“Repudiamos las declaraciones del Arzobispo, reforzamos nuestra pelea por juicio y castigo a los responsables de la dictadura. Eso incluye a la misma Iglesia Católica que es cómplice del terrorismo de estado, como en el caso del cura Von Wernich y el mismísimo Bergoglio que fue denunciado por familiares de víctimas por guardar información”, reforzó Crivaro.

Para finalizar el dirigente exigió la apertura de todos los archivos del Estado y de la Iglesia y señaló: “Zitelli recorría los centros clandestinos y usaba su rol de cura para sacar información, y éste es sólo un caso entre muchos que implican a esta Institución que al día de hoy sigue demostrando su verdadera cara, acusada de delitos atroces como los abusos de menores mientras es subsidiada por el Estado.”